Epílogo

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—Entonces tuve que decirle a Eunho que cambiara la escena quince, porque no concordaba con el resto —le acomodó la corbata con cuidado, antes de ayudarlo con los botones de las muñecas— y el maldito me envió un correo diciendo que no sabía nada de guiones. ¿Quién en su sano juicio haría que dos personajes sin conocerse de nada ya juren estar enamorados? Por mucho que él sea un príncipe de otro universo alterno, no tiene sentido.

—Pues hazle saber quien manda, amor.

—Claro que lo haré, voy a decirle que haga un tubo con su guion y se lo meta por el…

—¡Papá, ¿podemos comer helado antes de volver a casa?!

Baekhyun cerró la boca volviéndola una mueca dirigida a su esposo como señal para que siguiera con lo suyo. Atrapó a su pequeño, ya no tan pequeño, entre sus brazos cuidando de no manchar su camisa en el proceso. Le estaba costando demasiado sostener al niño con cada año que pasaba, su espalda pedía ayuda desesperada, pero no quiso prestarle auxilio—. Cómo decirle que no a esta linda carita.

Ambos se sonrieron luciendo prácticamente iguales, Daehyun era simplemente la imagen de su padre y los gustos del otro. Chanyeol rio por lo bajo al ver como su esposo adulaba al pequeño entre sus brazos sabiendo que eran idénticos, tirándose comentarios amorosos a sí mismo indirectamente a través de su retoño.

—Ahora ve a vestirte, no queremos salir tarde en nuestra primera vez como familia.

Daehyun saltó de sus brazos, permitiéndole sentirse libre con esos veintidós kilogramos menos. Sintió dos fuertes brazos rodeándolo por la cintura, con las manos descansando sobre su vientre y la respiración del mayor causándole escalofríos que subían por su espalda haciéndolo temblar.

—¿Tienes todo preparado para mañana?

—Desde el lunes, no nos podemos perder el viaje.

Chanyeol se inclinó un poco para dejarle un beso sobre la mejilla y le dio la vuelta tomándole la mano con suavidad para colocarle el anillo donde debía estar. Besándole el dorso como si fuese de cristal y ambos hubieran sido transportados siglos atrás cuando aquella era la costumbre.

—Dijiste que no te lo quitarías nunca —sonó apenado, pero no era más que un acto, para mostrarle su puchero a Baekhyun y, quizás, pedirle un beso.

—Hasta que casi lo perdí cuando me pediste tener sexo en la piscina de tu madre.

—Al menos lo encontramos —encogió los hombros tranquilo y levantó el cuello, señalándole que lo ayudara con una mirada—. Te toca.

—Las corbatas no son lo mío, estás avisado.

—La llevo puesta —el menor soltó una carcajada cuando comprobó con una mirada que era cierto, por supuesto que ahí estaba—, es para que me des un beso.

—Joder… —tuvo que ponerse de puntas para darle lo que pedía. Pero no pudo despegarse después de que el mayor lo atrapara nuevamente entre sus brazos con fuerza—. Ya va, Chanyeol, tenemos que hacer algo importante hoy.

—Nos queda media hora.

—Pues en esa media hora lleva las cosas al auto —dio toques con su índice sobre el pecho de su esposo sacándole la lengua— y yo terminaré de ayudar a Daehyun, ¿de acuerdo? Este año haremos algo íntegro.

—Bésame antes.

—Hazlo tú, que también tienes labios.

Chanyeol estiró sus labios como trompa esperando que fueran tocados por los de Baekhyun, pero solo consiguió que los delgados dedos del menor lo empujaran lejos antes de separarse corriendo hasta donde se encontraba su bebé.

Día de PadresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora