XIX

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—Muchas gracias por tomarte el tiempo de tener una cita conmigo, Yeol. Sé que esto es complicado para ti, pero hiciste algo por mí cuando nada te obliga a hacerlo.

La forma en que su cuerpo se escogía en su lugar denotaba una extremada timidez que no era tan habitual en él, tenía las manos en frente, apretándolas entre sí y la mirada sobre el suelo esperando escuchar la profunda voz de Chanyeol. Exactamente la misma posición con la que se había confesado entre la tartamudez de la inquietud.

Él no esperó demasiado para levantarle el mentón con su solo dedo y así poder admirar de mejor manera el brillo en sus ojos, inclinó su cuerpo contra el más pequeño para dejar sobre sus labios un cálido y casto beso, que terminó al unir sus frentes y rozar sus narices.

—Me divertí mucho hoy —aseguró contra las suaves facciones del menor que terminaron en una linda sonrisa. Él abrió los ojos desde abajo viendo como Chanyeol seguía con los suyos cerrados, respirando tranquilamente y sintiendo su dulce aroma a caramelo.

—¿Quieres pasar? No quiero... que te vayas.

—Pidamos algo para cenar —susurró besándolo nuevamente y antes de que pudiera introducir el código de acceso a su apartamento.

Terminaron sobre el sofá después de pedir dos pizzas y alitas de pollo picante. Chanyeol recorría el rostro del contrario con la mirada, grabando cada uno de sus lunares y marcas en su memoria, aunque los conocía desde siempre.

No pudo contenerse ante el hecho de tener a alguien tan precioso frente a sus ojos y lo besó nuevamente haciéndolo recostarse sobre su espalda y enredando sus piernas. Chanyeol lo besaba con ansias, con ganas de más que sus labios, pero no era el momento de hacerlo. Le tocó la cintura por debajo de la camiseta sintiendo su piel temblar ante su cálido tacto, Baekhyun soltó un suspiro a la par que él le quemaba la piel cuando sus dedos subían y bajaban formando garabatos sin sentido.

El sabor del helado era escaso, pero encontró algo de él en los labios de Baekhyun, su lengua terminó pidiendo permiso que le fue concedido al instante con las delgadas piernas acomodándose alrededor de sus caderas, mientras que los finos dedos se colaban por sus hombros hasta su alborotado cabello.

Quiso darle mucho más que un beso, sentir su cálida piel contra la suya, saborear sus labios un poco más, dejar un camino de marcas por su cuello, que le cubrieran el pecho y la espalda. Quería tenerlo todo de él, pero el pedido había llegado, en el momento en que no lo necesitaban en absoluto.

—¿Le pusiste piña a la mía?

Baekhyun asintió acomodando las cosas sobre la isla de su pequeña cocina, dejó ambas cajas a cada lado con el pollo en medio y no se preocupó de esperar a Chanyeol llevándose la primera porción a la boca dándole una gran mordida sin poder evitar la mancha en sus labios.

Chanyeol lo siguió haciendo lo mismo, pero de pie, después de soltar un gemido por la satisfacción de comer algo tan poco saludable tras años viviendo de la comida tradicional.

—Mándame el número del restaurante, necesito más de esto en mi vida.

Se limpió los labios con una servilleta antes de estirar el brazo tras de su cuerpo y darle uno de los folletos de la tienda, Chanyeol lo sostuvo entre los dedos y lo dejó a un lado, esperaba tener las manos limpias antes de guardar el papel dentro de su billetera.

—La pizza con piña es una de las mejores cosas de este mundo.

—Justamente por eso es como supe que eras el indicado, nadie sabe apreciar esta exquisitez de la manera correcta.

—Siempre he tenido buen gusto —aseguró Chanyeol dando nuevamente una mordida y ayudándose de un sorbo de cerveza para que la masa se desplazara de mejor manera por su garganta.

Día de PadresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora