Amigos

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Nos quedamos ahí por un rato, mi nene se quedó dormido y como buen novio me dormí con él, sin embargo desperté por la oleada de calor que me llegó, las brasas del infierno que le acompañaban

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Nos quedamos ahí por un rato, mi nene se quedó dormido y como buen novio me dormí con él, sin embargo desperté por la oleada de calor que me llegó, las brasas del infierno que le acompañaban.

—¿Qué quieres? —gruñi.

—Le traje su mochila a patito —murmuró dejando la mochila a su lado.

Por el ruido mi nene se despertó para verle frente a nosotros, se acomodó para darle cara aún con sus ojitos hinchados.

—¿Ya estas feliz ya le dije? —atacó con molestia.

Santiago suspiró para agacharse y ponerse a su altura para verle.

—A ver patito no hice esto para atacarte de acuerdo, estás saliendo con alguien que no odio por completo y no podía permitirte el gusto de que le hicieras daño, eso solo yo —me miró— necesitaba estar seguro de que eres bueno para él ¿Lo entiendes?

Él le miró para asentir, no era una buena disculpa pero no me iba a meter tenía fe en Santi.

—Dicho eso me alegro que no seas un Psicopata —asintió— creo que eres muy fuerte patito, si necesitas mi ayuda en algo puedes contar conmigo.

—Gracias —murmuró algo confundido.

Santi le extendió la mano para chocarla con él, mi nene aceptó dándole la mano.

—Me puedes dejar de llamar patito— pidió.

—Obviamente no, no seas estupido patito —aclaró Santi levantándose y volver a su porte de mamón.

Lu llegó de sorpresa para ver a Bal, el chico de inmediato se lanzó a él para abrazarle y besar su frente.

—¿Qué le hiciste a mi patito idiota? —regañó Lu.

Bal luchó por soltarse pero no pudo.

—Lu suéltame estoy bien, no me hizo nada —pidió ante su abrazo efusivo.

—Entonces que te hicieron patito, tú dime a quien golpeo —sonrió apoyándole.

Bal suspiró para verle fijamente, el pequeño no sabía el pasado de Lu pero era claro con solo ver al chico que no podía meterle un sabor amargo en su nube de arcoíris.

—Después te cuento de acuerdo, cuando tengas la edad para manejarlo —sonrió.

—Soy muy maduro para mi edad —señaló.

Todos le vimos, el chico solo levantó los hombros para sonreír pues ni él se lo creía.

—Si no les importa quiero ir a mi habitación, me duele la cabeza y quiero descansara —dijo Bal para ayudarme a levantar.

—¿Quieres que vaya contigo? —pregunté.

—Estoy bien Wint, solo quiero estar un momento a solas y dormir —aseguró para besar mis labios.

Winter Jones, un nuevo invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora