Nike casado, Puma acorralado

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Y llegó, el gran día en el que mi hermano se comprometería con la mujer que amaba

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Y llegó, el gran día en el que mi hermano se comprometería con la mujer que amaba.

Desperté por el beso de mi madre en mi frente.

—Despierta mi amor —dijo mamá.

Le miré sonriendo, Charms seguía dormido a mi lado sin soltarme.

—Tenía miedo el bebé —expliqué ante su mirada confundida.

Mamá asintió para quitármelo y cargarlo, aún medio adormilado la miró para recargarse y seguir durmiendo.

Me levanté para ver la cama de Bal vacía.

—¿Y mi nene? —pregunté.

—Aquí —sonrió— fui con los caballos.

Mi nene se acostó en la cama para abrazarme.

—Vamos tenemos una boda —dijo besando mi mejilla.

—Aún no es la mía puedo esperar —sonreí tapándome.

—Arriba Winter —ordenó mamá llevándose a Charms en brazos.

Me giré para ver a Bal.

—¿Ya te bañaste? —pregunté mirando sus ojitos preciosos.

—Nop —dijo riendo.

—¿Y no quieres? —guiñe astuto.

Bal sonrió divertido para asentir, nos metimos a la ducha juntos, rogando porque no abrieran la puerta.

La regadera tenía barandales para poderme sostenerme, sin embargo prefería sostener a mi hombre.

Nunca me había sentido tan a gusto con alguien que me miraba desnudo.

Mire aquellas cicatrices suyas que me había contado con orgullo.

—Son mis heridas de guerra... algunas de ese día y otras de veces anteriores —confirmó mi sospecha.

Tome su mano para ponerla en mi pecho.

—Mis costillas se rompieron y una de ellas rasgó mi corazón —conté.

La lleve a mi clavícula donde tenía una cicatriz de un par de centímetros.

—Es donde iba mi linea para las quimios —mencione.

Terminé llevando su mano hasta mi cadera.

—Esta la conoces bien —me reí.

—No tienes una ya sabes dónde —guiño pícaro.

—No la necesitas —dije bajando su mano hasta ahí.

Mi nene sonrió cuando la puerta se abrió.

—Winter ¡Oh Dios! —exclamó mamá saliendo de inmediato.

—¡Mamá! —grité, solo esto me podía pasar a mi.

Winter Jones, un nuevo invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora