La fukin C

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A mi mamá nunca le preocupo si sus hijos se golpeaban entre sí, "son niños, déjalos jugar como niños" para ella era normal vernos con moretones

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A mi mamá nunca le preocupo si sus hijos se golpeaban entre sí, "son niños, déjalos jugar como niños" para ella era normal vernos con moretones.

Sin embargo siempre a dicho que una madre sabe cuando algo está mal en sus hijos y ella lo supo, los moretones sin razón, cansancio que le decían que era por la edad, pero cuando mi nariz empezó a sangrar supo que no estaba bien.

Y así fue, Leucemia, de las más agresivas con un diagnóstico realmente malo, solo me daban un 5% y ese fue suficiente para salvarme.

Y así fuera un 5%, 50% o 90% el cáncer era incierto, pero la quimio... esa era peor.

No le desearía a nadie que pasara lo que yo pase, mucho menos a alguien tan importante para mi como Santi.

Ya había perdido a muchos por el jodido C, pero a él... a él no estaba dispuesto a perderlo.

Me quedé serio sin saber que decirle, ¿Qué se dice?

La puerta se abrió por fin, entrando mi nene.

—Oh están bien —exclamó abrazándome con fuerza.

Abrace a Bal aún confundido de lo que había pasado, mi cerebro iba a explotar por estos dos.

Se separó de mi para abrazar a Sant.

—También me alegro de que estés bien —dijo feliz.

Sant le dió un par de golpecitos en la espalda para separarlo.

—Venga vámonos de aquí antes de que vuelva a temblar —pidió.

Me ayudó a levantar sin decir más, tomamos nuestras cosas para bajar.

Al llegar abajo ya estaba Lu con Raven, Lu corrió al latino para abrazarle con fuerza.

Bal me abrazó, y aunque quisiera centrarme en él mi mente solo pensaba en la bomba que me había soltado.

—Estas bien Wint, no te ves muy bien —menciono preocupado.

—Si... solo creo que sigo asustado —mentí.

Mi nene asintió para abrazarme más y besar mi mejilla.

—Ya estás a salvo —me calmó.

Las clases se cancelaron así que éramos libres.

—¿Quieres que vaya contigo a tu casa? —preguntó Bal.

—No, digo estoy bien ahora solo hace falta convencer a mamá —sonreí— y tú a la tuya.

—Cierto —suspiró abrumado— será mejor que llame ahora o es capaz de tomar un avión sin decirle a papá.

—Si no es que ya viene para acá —me burlé.

Mi nene abrió los ojos como platos.

—Será mejor que me vaya —sin más corrió.

Se detuvo a un par de metros para regresar corriendo a mi.

Winter Jones, un nuevo invierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora