13. ¿Quieres un abrazo?

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You have always worn your flaws upon your sleeve
And I have always buried them deep beneath the ground
Dig them up; let's finish what we've started
Dig them up, so nothing's left untouched

Flaws, Bastille

Por supuesto que lo primero que Eijiro hace al entrar de vuelta es buscar a Katsuki. Su mirada. Kaminari es quien le dice que también estaba preocupado («pero al modo Bakugo, ya sabes»), pero no puede encontrarlo. Eijiro espera hasta que todo el mundo deja de animarlos y de preguntar cosas para dirigirle una mirada a Izuku. Hace una pregunta con los ojos y espera que el otro la entienda. Supone que comprende también cuando nota la ausencia de Katsuki y le dirige un asentimiento.

(A veces desearía entender a Katsuki tan bien como Izuku; se acerca, pero el otro siempre va un paso adelante).

Van en el elevador, ellos dos solos, después de arreglarse para evitar a todo el resto (Katsuki los llamaría «extras» en ese momento) cuando Eijiro por fin se anima a hablar.

—Estuviste genial, por cierto, Izuku.

Se ruboriza.

Frente al resto aún lo llama «Midoriya», pero en privado y en su mente es «Izuku».

—Creo que no viste la pelea...

—La sentí —corta Eijiro—. En mi piel. No estaba en mis cinco sentidos, entonces, pero la sentí.

Izuku asiente.

—Gracias.

Y no tiene tiempo de decir nada más porque entonces se abren las puertas del elevador. Se quedan un momento más, mirándose y Eijiro piensa que podría besarlo, pero se contiene. No quiere besarlo y que Katsuki no sepa. Por algún motivo, quiere que los tres sean testigos de su relación. Quiere construirla con bases sólidas y fuertes, porque Katsuki e Izuku lo merecen. Así que sólo salen del elevador. Toman el camino al cuarto de Eijiro, pero se detiene una puerta antes.

No está muy seguro de lo que está haciendo cuando llama a la puerta.

—¿Katsuki? —llama, en voz baja.

Oye un gruñido del otro lado.

—¿Podemos pasar? Kaminari dijo que estabas preocupado...

La puerta se abre muy rápido.

—El imbécil estaba mintiendo...

—¿En serio, Katsuki? —Eijiro alza una ceja , porque puede oler la falta a la verdad a lo lejos, escondida tras una barrera protectora. Y le molesta. Porque Katsuki no miente ni dice cosas que no piensa. Tiene mucho cuidado en no hacerlo, supone, porque con Izuku soltó muchas cosas que nunca debieron haber llegado a su boca—. ¿En serio?

Y Eijiro supone que su tono duro es lo que lo hace dar un paso hacia atrás y bajar la cabeza, molesto. Los deja pasar y cierra la puerta tras ellos.

—Lo sentí todo —dice, con el ceño fruncido—. Idiota. Casi te matan.

«Te». Dirigido a Eijiro.

Izuku es quien entiende lo que ocurre.

—Estabas preocupado.

—Lo sentí todo, Deku —espeta Katsuki, repitiendo lo anterior, como si eso lo explicara todo—. Todo.

—Es horrible, ¿no? —pregunta Eijiro—. Sentirlo sin saber lo que está ocurriendo.

Porque así lo sintió la primera noche.

Katsuki no niega, ni asiente. Sólo se queda allí y se deja caer en la cama, apoyando su espalda contra la pared. Parece que ya estaba deshaciéndola para meterse a dormir, a pesar de que es muy temprano.

Eijiro se acerca, se arrodilla en la cama, acercándose a Katsuki.

—Lo siento —dice—, perdí un poco la confianza, ahí. Creí que no podría. Nunca antes me había enfrentado a alguien que tuviera tanta fuerza en un solo golpe. Y debió ser horrible no entender lo que estaba ocurriendo, ¿no?

Katsuki sólo le dedica una mirada fulminante.

—Te dije que tu fuerza podría soportarlo todo, ¿no? —espeta, como reclamo—. Como un objeto inamovible.

Eijiro se pasa la mano por detrás del cabello.

—Lo siento —repite—. A veces necesito recordarlo.

Izuku también se acerca y se sienta al borde de la cama.

—Podemos contarte todo —dice—, fue interesante. Enfrentarse a villanos por primera vez de esa manera. ¡Y aterrador, también! Nunca me imaginé... —Se detiene un momento, para evaluar la expresión de Katsuki—. No tienes que preocuparte por quedarte atrás, Kacchan.

—Tsk.

Katsuki bufa.

Eijiro lo mira.

Parece cubrirse de una coraza en la cual no puede ser lastimado. El problema es que cuando tienes un alma gemela y sientes el mismo dolor físico que él, no puedes elegir que nada te lastime. Su dolor lo hace. Eso derrumba todas las barreras que Katsuki tiene puestas para protegerse.

—Ey —dice Eijiro, más serio—. ¿Quieres un abrazo?

Ya se está acercando para dárselo, pero quiere avisarle de que va a ocurrir. O saber si se opone completamente a que ocurra.

—¡Idiota, quítate de encima! —dice Katsuki. Pero no se mueve. Lo deja allí.

—Bueno, si no lo quieres, yo lo necesito. Y es muy varonil dar y recibir abrazos.

Enrolla sus brazos alrededor de Katsuki que, si bien no se lo devuelve, se queda allí un momento, hasta recargar un poco su cabeza en su hombro. Parece quedarse viendo algo y al final suelta un suspiro hastiado.

—Carajo, Deku, estoy viendo tu rostro brillar, sólo... que no dure mucho.

Eijiro siente como otro cuerpo se les abalanza encima.

—Sólo... —escucha la voz de Izuku, aunque no puede ser su rostro—. Izuku —pide—. Cuando estemos así, ¿puede ser Izuku?

En sus labios también se esconde el permiso de llamarlo Deku. Porque Deku ya no significa lo que significó al principio y Katsuki tendrá que acostumbrarse al nuevo significado. «Deku está bien», murmura el silencio de Izuku. Pero su petición suena y Katsuki vuelve a bufar.

—Izuku —dice.

Eijiro le pasa una mano por el cabello, aprovechando el tiempo antes de que los eche a empujones de su habitación.

They're Soulmates, Your Honor [Kiribakudeku/Kirikatsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora