19. La habitación de Izuku Midoriya

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So baby, come light me up
And maybe I'll let you on it
A little bit dangerous,
But baby, that's how I want it
A little less conversation, and
A little more touch my body

Into You, Ariana Grande

—¿Estás nervioso, idiota?

Katsuki es tan romántico. Tan pero tan romántico.

—Kacchan —se queja Izuku—, no seas así.

—Bueno, pero responde, ¿estás nervioso?

Tan romántico, piensa Eijiro.

—Algo. —Izuku enrojece—. Nunca he bailado frente a un público. ¿Qué tal si tengo pánico escénico y no lo descubro hasta que esté enfrente a toda la escuela? ¿Qué tal si me caigo y hago el ridículo enfrente de todos y defraudo a Ashido? ¿Qué tal si...?

—Carajo, deja de decir pendejadas y sólo... —La voz de Katsuki queda engullida en el beso que le da a Izuku. Eijiro los mira y ríe. Hace días que descubrió esa mala costumbre de Katsuki: si están solos, calla a Izuku a besos cada que el otro amenaza con irse por las ramas o dar vueltas y vueltas a sus pensamientos.

—¡Kacchan! —Izuku está indignado cuando se separan—. ¡Podría ser trágico! ¡Imagina que me caigo del escenario!

—Idiota y yo que creía que no tenías inseguridades tan pendejas —dice Katsuki— y que Deku significaba que podías hacerlo todo o no sé qué estupidez te dijo Uraraka.

Eijiro decide intervenir allí. Antes de que el nulo tacto de Katsuki se ponga en medio de los tres e Izuku de vueltas en espiral hasta no saber que está pensando.

—Ey, Izuku, si no te convencen sus besos, quizá los míos sí —dice.

Izuku enrojece más.

Katsuki está acomodado contra la cabecera de la cama de Izuku —lleva puesta su sudadera de All Might y tiene puesta a medias la capucha, con todo y las orejitas, para combinar con el resto de la habitación— e Izuku está recargado en perpendicular a él, con la espalda muy cerca de su poster de colección nuevo de All-Might que nadie tiene ni idea de donde salió, pero ambos sospechan que era de la colección privada de Sir Nighteye. Eijiro, hasta un momento atrás, ocupaba la silla del escritorio, pero tras hacer ruborizarse a Izuku se pone en pie y da los dos pasos necesarios trepar en la cama e ir hasta donde está Izuku.

—¿Estás convencido? —pregunta, pretendiendo ser mucho más valiente de lo que se siente, acomodando sus piernas a cada lado de las piernas de Izuku.

—Quizá... un beso... pequeño...

Katsuki suelta una carcajada.

Izuku es un demonio.

Así que Eijiro lo besa como siempre. Con esa calma y paciencia propias de Izuku. Al final, atrapa el labio inferior de Izuku con sus dientes picudos con sumo cuidado para no lastimarlo. Es sólo un momento.

—¡Ey, idiota! —Katsuki le golpea el hombro y él endurece la piel, por instinto. El golpe de duele—. Si vas a besarlo a él más vale que planees besarme a mí también.

Eijiro le da gusto y, cuando los tres deciden que están conformes, los nervios anteriores se han empezado a disiparse.

Esos son momentos buenos. Momentos en que es obvio que son tres y no lo cambiarían por nada. Momentos en los que Katsuki e Izuku reparan su relación tan rota y desamparada de antes y en los que las inseguridades de Eijiro no se llevan lo mejor de su ser. Pueden sólo compartir besos y absolutamente nada más.

—Siento que no podré dormir bien —dice Izuku.

—Idiota —se queja Katsuki y extiende los brazos—. Ven. Dormirás bien. Te preocupas por nada.

Izuku parece más seguro de sí cuando se aproxima a Katsuki y apoya su espalda en su pecho y se reclina para dejar que Katsuki lo abrace por detrás. Eijiro ve a Katsuki enterrar su rostro en el cuello de Izuku y apretar demás el abrazo y comprende que el más nervioso no es Izuku. Pero lo oculta bien. Ha oído a Jirou y a Kaminari quejarse cuando parece que toca solo; Katsuki sólo gruñe y se queda callado en esos momentos.

—¡Kacchan!

Eijiro no alcanza a ver lo que hace para causarle esa reacción a Izuku. Entonces Katsuki alza la cabeza un momento.

—¿Puedo? —pregunta.

Eijiro no sabe a qué está pidiendo permiso, se está perdiendo.

—Que no se vea —responde Deku, en voz baja.

Katsuki entierra sus dientes, ya no en el cuello de Izuku, sino más cerca de su hombro. Eijiro se queda viéndolos sin reaccionar un momento, hasta que atina a acercarse y a pegarse a ellos, quedando de frente a Izuku.

«Ey, también quiero ser parte de esto».

Esto, refiriéndose a ese gesto de Katsuki con Izuku y al sonido que hace Izuku después. Sus dedos se posan en la barbilla de Izuku cuando logra acomodarse entre ese desastre de piernas y extremidades que tienen.

—Eiji... —dice Izuku.

—Bésalo —dice Katsuki, desde atrás—. Ya que estás allí.

Pero Eijiro no lo hace inmediatamente. Quiere una confirmación, quiere el consentimiento de Izuku. En ese momento le importa, porque lo tienen atrapado entre ambos.

—¿Otro? —pregunta, con una sonrisa nerviosa.

Izuku no le dice que sí ni que no, sino que se estrella contra sus labios de una manera muy poco glamurosa y Eijiro lo besa. Es la primera vez que siente un poco de más desesperación en el beso de Izuku. Más ansia. Más hambre.

Quizá es en el efecto de Bakugo dejándole chupetones allí donde nadie pueda vérselos. Puede sentirlos también en sus hombros, apenas el fantasma leve de algo que duele sin llegar a doler realmente. Y esa sensación hace algo con él. Lo hace besar a Izuku con más fuerza, desear que Bakugo sienta en sus labios también aquello.

A veces, lo de las almas gemelas tiene ventajas.

—Eiji... —dice Izuku, cuando se separa de él. No puede articular nada más hasta que Katsuki lo abraza por detrás—. Kacchan...

Son tres. En esos momentos, es fácil entender cómo se unen las piezas.

***

Actualización en los próximos días.

They're Soulmates, Your Honor [Kiribakudeku/Kirikatsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora