12. Katsuki Bakugo

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Maybe I've been here before
I know this room, I've walked this floor
I used to live alone before I knew you
I've seen your flag on the marble arch
Love is not a victory march
Its a cold and its a broken Hallelujah

Hallelujah, Leonard Cohen

Entrenan un poco los días que siguen. Consiguen robarle al tiempo unas pocas horas. Y luego Eijiro y Deku se marchan y él se queda detrás.

No puede evitar pensar que podría haber ido con ellos si hubiera pasado el maldito examen y en un golpe de suerte hubiera acabado en una agencia relacionado con el caso del que hablan del que Katsuki sabe poco. (Hay una niña). Pero en vez de eso se queda atrás, como el resto. Lo peor de todo es Todoroki detrás de él, que sin Deku parece un gato abandonado que lo persigue con insistencia diciéndole que tienen que ponerse al corriente.

Bakugo tiene que hacer uso de todas sus fuerzas para no desesperarse con él.

Al final resulta ser una suerte tener a Todoroki pegado todo el día —o una desgracia—. Mina, Sero y Kaminari están en quién-sabe-que-cosa cuando el dolor empieza. Agudo y fuerte, como nunca lo había sentido. En el torso y en los brazos. No tiene ni idea de lo que está ocurriendo, pero siente un golpe o varios. No hay huesos rotos —noes Deku y no sabe si eso es causa de alivio— y es más como si le doliera directamente la piel. Como si le estuvieran arrancando la piel a pedazos; como si fuera de vidrio.

—¡Bakugo!

Todoroki se precipita hacia él al ver su gesto y observar la manera en que cierra los brazos en torno a su torso, como si no esperara el golpe.

—¡Largo! —dice y no sabe si realmente lo siente.

Pero no quiere verse vulnerable. El problema es que no puede controlar el dolor que siente y no hay adrenalina dentro de su cuerpo que lo haga soportable; no hay un enemigo al que golpear frente a él.

Todoroki —el muy cabrón— no se marcha y lo agarra de un brazo, pasándolo por el hombro.

—Vamos a tu habitación.

—¡No entrarás allí, idiota! —amenaza Katsuki, pero su voz sale cortada, adolorida. Vuelve a sentir la turba de golpes en los brazos. Se está rompiendo y no puede verlo.

Eijiro se está rompiendo a pedazos y Katsuki está allí.

Todoroki prácticamente lo arrastra hasta su habitación y él le agradece que no diga nada, que no pregunte nada. También agradece que no se encuentren con nadie en los pasillos. Al final, sólo lo deja entrar porque está seguro que si intenta caminar se dará de bruces y luego no podrá arrastrarse hasta la cama. Le agradece que no comente sobre la figura de All-Might en el escritorio y sobre el par que están donde están sus libros, ni sobre la chamarra de All-Might que está colgada detrás de la puerta y que jamás usa donde alguien que no sea Eijiro —y ahora Deku, supone— pueda verlo.

En vez de eso, lo ayuda a sentarse sobre la cama.

Y entonces sí, pregunta.

—¿Es el dolor?

—Cállate —le responde.

Pero eso equivale a sí y Todoroki entiende. Es denso, pero no es estúpido. Puede llegar a las conclusiones más equivocadas del mundo, si no tiene todas las piezas o si las posibilidades son demasiadas, pero aquí no hay posibilidades. Son sólo dos.

—¿Cuál de los dos es? —pregunta.

—¿De los dos?

—Kirishima o Midoriya, Bakugo. Podría intentar agregar a Tsuyu o a Uraraka a las posibilidades, pero nunca has mirado a una mujer. —Todoroki enrojece—. Kaminari lo mencionó. Un día. No fue su intención...

Maldito Pikachu. Pero no es un error. No le gustan las mujeres. Lo sabe quizá desde siempre, aunque en algún momento de su vida no supo cómo explicarlo.

—También puedes no decirme. O puedes decirme que es alguien más y que el hecho que ellos no estén aquí hoy, sino que estén en una misión peligrosa es sólo casualidad. —Todoroki se encoge de hombros—. No tienes por qué compartir algo que no quieras.

Bakugo gruñe.

¿Por qué es tan amable?

—Si le dices a alguien cualquier cosa de lo que yo diga aquí —espeta—, te mataré. Explotaré tu trasero y no encontrarán ni los pedazos, ¿entendido?

—Claro.

Y entonces Katsuki se confiesa porque necesita hacerlo con desesperación y Todoroki está allí. Podría hacerlo con Ashido o con Kaminari o con el idiota de Sero. Da igual. Son lo bastante cercanos a él como para no ser tan extras como el resto de los extras. Pero Todoroki es quién está allí en el momento exacto y es quien oye su confesión.

—Los dos —dice.

—¿Qué?

—Los dos, idiota. ¡¿No oíste?!

—No, no, sí, oí, lo siento. —Todoroki se queda callado un momento y luego carraspeo—. Eso... ¿funciona...? ¿Cómo...?

Katsuki se encoge de hombros.

—Yo qué sé. Ambos. Y yo soy... de... ambos... ¡No le digas a nadie!

—No le diré a nadie —repite Todoroki.

Katsuki suelta una maldición porque vuelve a sentir dolor. Constante. Como si estuviera muy herido. Y distingue sólo los efectos de la singularidad de Eijiro. Lo odia, pero se recuerda que mientras sienta dolor Eijiro sigue vivo. Bien. Bien. Bien. Bien.

—Puedo quedarme, si quieres —dice Todoroki—. Recovery Girl dijo que podíamos ir con ella si alguna vez el dolor era insoportable —agrega—, pero supongo que tú no...

Katsuki niega con la cabeza.

No hay una solución para no sentirlo que no sea terminar sedado. Es sólo para emergencias.

—Puedo quedarme —repite Todoroki.

—Estás muerto si te atreves a molestarme. — Katsuki se deja caer sobre la cama y se da la vuelta. No se atreve a mirar a Todoroki, que se sienta en el suelo y se queda allí. Se quedan un momento en silencio hasta que una duda lo asalta—. ¿Tú lo sientes, idiota?

Es posible que no. Apenas están en la edad en la que la mayoría empezará a sentirlo. Entre los quince y los dieciocho es la edad más común. Pero algunos no lo sienten hasta los veinte y algunos lo sienten antes.

—No tienes que responder.

—Desde el examen de las licencias.

Katsuki gruñe.

—¿Por eso estabas tan distraído? —pregunta.

—No —responde Todoroki—. Puedo concentrarme a pesar de... —No termina la frase, pero Bakugo adivina el final. «A pesar del dolor». Pero se supone que él no ha oído nunca la historia de Todoroki. La de su padre y del abuso—. No importa. No fue so. Fue el tipo de Shiketsu. Inasa.

—Es un imbécil.

Ahora comparten clase de recuperación. Katsuki apenas si lo soporta.

—No es tan malo —dice Todoroki.

Katsuki bufa. El dolor no se va. Y de repente siente el dolor de Deku. En las piernas. Lo reconoce por la manera que tiene de lastimarse pateando.

—Mierda —dice.

Todoroki no se mueve de su lado, aunque Katsuki no voltee hacia él. «Me quedaré aquí», parece decir. Y honestamente, su presencia es un regalo que no puede rechazar.

—Si quieres que me vaya...

—No, no. Está bien.

Está demasiado cansado como para amenazarlo.

They're Soulmates, Your Honor [Kiribakudeku/Kirikatsudeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora