CAPITULO 14

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 ZAMIR

Sophie lleva veinte minutos encerrada en la habitación, sé que es su manera de cerrarse a mí, debe de estar enojada consigo misma por el momento de debilidad que tuvo, es una mujer fuerte e independiente, y yo le estoy cortando sus alas. Sé que me odia, hasta yo mismo me estoy odiando en este momento, pero me enamore perdidamente de ella, ¿Qué soy un maldito egoísta? Sí, pero me hice una promesa, si no logro que en dos meses ella se enamore de mí, jure dejarla ir, prefiero morir en vida, que apagar por siempre la luz que es ella, y la que ilumina mis días desde que la conocí.

Ahora me está negando sus besos, su cuerpo, pero el recuerdo de cuando nos amábamos y de nuestros cuerpos sudados, de pasión, de cuando nos entregábamos, me basta por el momento porque sé que ella va a venir hasta mí, voy a ser hasta lo imposible porque sea así.

Yan, mi guardaespaldas, y hombre de confianza viene hasta donde mí, llevo casi media hora de retraso y la junta me debe de estar esperando.

Señor, todo está listo desde hace rato, ¿No va a ir al hotel?

Claro que sí, solo estoy esperando que mi mujer baje, esta vez conduciré yo solo con ella, tú y los demás síganme detrás, y no me pierdan de vista, no sabemos si Nassim puede estar vigilándonos.

Ella baja y cada vez que la veo, me enamoro mucho más, como si eso fuera posible, cuando está a mi lado, no me alza a mirar siquiera, solo sigue derecho, como si estuviera pintado en la pared, me provoca cogerla y hacerle recordar los momentos por los que hemos pasado.

La sigo detrás, y la muy descarada se va moviendo las caderas, llegamos afuera y ya me tienen el carro parqueado, le abro la puerta para que entre, parece reacia hacerlo, pero sabe que no tiene otra opción, una vez ella entra lo hago yo, le iba a poner el cinturón, pero ella ya se lo estaba terminando de poner, yo hago lo mismo pongo el coche en marcha, trato de ponerle conversación pero, es inútil, lo único que hace es estar recostada en el sillón con los ojos cerrados, me dedico a repararla.

Se puso un vestido de flores que le queda un poco más arriba del muslo, en la parte del pecho tiene un gran escote, que permite que admirar sus pechos, me encantaría poder parar el auto y poseerla aquí mismo, enterrar mi rostro en sus senos, que cada vez que los veo se me corta la respiración, no he contado las veces que he tenido que recurrir a darme placer por mí mismo, al recordar lo que es tener mis manos llenas con ellos, y las veces que pase mi lengua por sus pezones erectos, los gemidos de placer que salían de su boca es música para mis oídos, tengo que removerme un poco del asiento, ya que siento que nuevamente mi erección va para arriba.

Lo que más deseo es que ella me perdone, no se imagina todo lo que he tenido que hacer para que mi padre se olvide ella, que desista de la idea de casarla con Nassim, el muy maldito se está escudando detrás de él, pero no voy a permitir que salga impune después de lo que le hizo, porque ya en Dubai no hay un lugar para él.

Llegamos al hotel, le abren la puerta y luego y el valet parking me recibe las llaves del auto, luce nerviosa y parece indecisa en querer entrar, no pensé que posiblemente lo que le paso la debe de estar afectando, me acerco a ella y la abrazo por detrás.

Todo va a estar bien cariño, él no va a volver, hacerte daño te lo juro, ven, te tengo una sorpresa.

Ella me toma de la mano y entramos al hotel, voy hasta la recepción, veo que Ámbar está allí, ella mira a Sophie de manera muy despectiva, sé que siente celos de ella, pero nunca ha tenido ninguna posibilidad conmigo, así que le dejo claro a ella y a todos los que trabajan en el hotel, que Sophie es mi mujer, así que la beso, la beso como si la vida se me fuera acabar en este momento, ella me responde al beso y para mí es una señal de que voy por buen camino.

Ambar nos interrumpe, y luce demasiada molesta, espero que nuestro beso le deje claro que nunca voy a estar con ella, y así sus intentos de seducirme están nulos.

— ¿Qué me ibas a decir Ámbar?, estoy muy ocupado.

Su padre lo está esperando en su oficina, y las personas que lo están esperando para la reunión en la sala de juntas, no están muy contentos, llevan esperando mucho tiempo.

No puedo creer que mi padre esté aquí, le prohibí la entrada a este hotel, y como siempre cree que puede hacer lo que quiere, pero aquí no, este es mi hotel, y acá se hace lo que yo diga.

Llevo a Sophie a mi suite, su sorpresa la debe de estar esperando, avise que iba a llegar un poco más tarde, porque planeaba llevarla primero a que viera su equipo de trabajo, pero seguramente le va a gustar mucho más ver a su amiga, abro la puerta y me dirijo hacia la sala, ni ella ni yo estábamos preparados para lo que estamos presenciando.

Susan, tiene la boca tapada con una corbata, la falda subida totalmente dejando ver todas sus nalgas al aire, Omar la tiene agachada en la parte de atrás del mueble, mientras la penetra de estocadas fuertes y rápidas, a pesar de tener la corbata se pueden escuchar sus gemidos, se nota que lo están disfrutando, Sophie parece una estatua, solo se queda observando por un momento, ellos están enfrascados en su faena que no dan cuenta que estamos aquí.

Miro y no sé si interrumpir la escena, o irme y venir luego con ella, pero no puedo bajar la guarda con mi padre rondando el hotel, ni dejarla sola, cuando vuelvo de nuevo a ver Sophie, ella ya no está aquí, se fue y a mí se me va el alma del cuerpo. 

ENGAÑADA POR UN JEQUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora