CAPITULO 9

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Llevo dos días encerrada en esta suite, nadie ha venido a verme, solo entran los camareros a traerme comida y a hacer el aseo pero nada más, por más que pienso las cosas, no entiendo porque Zamir y su padre me están haciendo esto, y mucho menos que tiene que ver mi hermano, necesito una explicación.

Escucho que alguien entra, miro la hora y son las once de la noche, nadie había llegado a venir a esta hora, me asusto de inmediato y me hago la dormida, escucho unos pasos que se acercan a mí habitación, y siento cuando están a mi lado, unas manos acarician mi cabello y me tensó al instante, esas no son las caricias de Zamir, porque las reconozco demasiado bien, y esta persona que está a mi lado no es él.

Sus manos van hasta la sabana que llevo encima y me la quita, sé que puede ver todo mi culo al aire, porque me había puesto solo unas mini tangas a juego con el babydoll, así que me siento demasiado expuesta, tiemblo bajo sus caricias y sé que lo puede notar, siento que se acerca más a mí, y me susurra al oído.

- No sabes cómo estaba esperando este momento.

Me toma, me levanta y hace que voltee de manera que quedo frente a él, lo miro a la cara y solo puedo ver una mirada llena de oscuridad y de deseo, me revuelco para tratar que me suelte, y lo que consigo es que me tire a la cama, me lanza una sonrisa que haría temblar a cualquiera, es un hombre alto, el cual tiene cierto parecido a Zamir, no sé si sea otro hermano, pero debes de ser un familiar suyo.

- ¿Quién es usted? ¡Salga ahora mismo de mi habitación! ¿Cómo entro aquí?

Su sonrisa es cada vez más maquiavélica, disfruta de mi miedo y desesperación.

- Bueno, este hotel es de mi familia, así que digamos que soy como si fuera uno de los dueños, no tienes por qué temerme Sophie, yo te conozco y solo quise venir a ver de frente, a la que va a ser a mi futura esposa, no me aguante hasta que nos presentaran de manera más formal, de igual manera muy pronto vas hacer mía, y te puedo tener cuando quiera, ni que fueras virgen.

Sus palabras me sorprenden, como que mi futuro esposo, cada vez entiendo menos.

- Yo ya estoy comprometida, mi futuro esposo me está esperando en New York.

Le muestro el dedo donde se suponía que debía llevar mi anillo, recuerdo que no lo tengo puesto, y es que desde que Zamir me lo quito, no lo he podido encontrar.

- Bueno, si estas comprometida, pero ya no es con quien sea que lo hubieras estado, ahora estas comprometida conmigo.

Este hombre no me agrada ni cinco, mucho menos todo lo que dice, jamas me casaría con él, no tendria nada con él, y mucho menos me entregaría a él.

Trato de escapar de la habitación, así que empiezo a correr hacia la puerta, no importándome como estuviera, solo pienso huir de ese hombre que está loco, llego a la puerta y trato de abrirla, pero no puedo.

- Sophie.

Me llama, cuando volteo a mirarlo, me muestra lo que tiene entre sus dedos y veo que es la llave de la suite, se acerca a mí, él es el león y yo el ciervo indefenso.

- No te acerques a mí, yo creo que están confundidos, por favor déjame aclarar este asunto, o llamar a mi padre él tiene mucho dinero ¿Es lo que quieren?

Él se ríe.

- Oh claro que sí, llama a tu padre ¿Cuánto crees que me puede dar por ti? ¿Un millón dos millones de dólares? ¿Pero si le pido veinte millones? ¿Creés que me lo dará?
Te lo voy a poner así de fácil, el dinero que me pueda dar tu padre para mí, es como quitarle un pelo al gato, así que eso no es lo que quiero, lo que deseo es tenerte debajo de mí y hacerte mía, porque yo te voy a ser sentir como nadie.

ENGAÑADA POR UN JEQUEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora