Capítulo 3

27.6K 3.2K 2.3K
                                    

¿Como?

Retrocedí dos pasos, tambaleándome en el acto, pero sin quitar mi postura de pelea. Estaba comenzando a perder la poca paciencia que tenía en el cuerpo.

Sukuna recobró su postura sin apartarse de mí, volviendo a tener un aura tenebrosa gracias a la gran altura que poseía. Sus manos estaban ocultas bajo esas dos grandes mangas de su claro Kimono, pero aun podía notar lo fuerte y duro que era su cuerpo bajo ese limpio y cómodo vestuario. 

"No quiero estar aquí, contigo"

Mis palabras fueron escupidas hacia el, esperaba que al menos mostrara un poco de interés en pelear en el exterior conmigo, que ardiera en él el sentimiento de lucha, de querer algún trato o algo a cambio de mi "libertad",  así podría escapar con alguno de los hechizos que mi Padre me había enseñado en mi niñez.

Su ronca y pesada risa resonó por todo el lugar, mandando escalofríos por toda mi columna, uno tras otro, haciendo mi piel erizar. Mi instinto me decía que algo malo ocurriría pronto.

¿Que le parecía tan divertido a este bastardo?

Parpadee un par de veces, pero no fui lo suficientemente rápida para evitar su ataque. 


Sukuna me tomó del cuello de mi vestimenta y me atrajo hacia él con brusquedad. 


Me atraganté con mi propia saliva al tenerlo nuevamente a menos de 5 centímetros de mi rostro.

"Escúchame bien, es la última vez que le dirigiré la palabra a alguien como tú" apretó con su puño mi ropa, haciendo más presión para que lograra acercarme más a él. "Se que clase de hechicero es tu Padre, y se que tienes un secreto de hechicería guardado" mi respiración se entrecortaba con cada palabra que él pronunciaba "Voy a sacar todos los Hechizos secretos de tu maldita familia. Así que olvídate del mundo, porque tu padre te entrego a mi, y eso significa que ahora eres mía"

"¡No!"

Mi brazo derecho quiso estamparse contra su rostro, pero su mano libre me lo impidió completamente.
Me tenía atrapada bajo sus brazos, forcejeé lo más que pude para liberarme de su agarre, pero hábilmente en un abrir y cerrar de ojos, había hecho que mi cara mirara hacia el frente, teniendo mi espalda contra su pecho. Abrí mis ojos por completo al percatarme de la situacion y posicion en la que me encontraba. Sentía su pecho moverse con cada inhalación y exhalación que daba. Por unos instantes, mi mente estaba en blanco.

Su respiración chocaba contra mi oído derecho, erizando en un instante cada centímetro de mi piel, mis piernas temblaron al sentir sus labios rozar mi oreja y acercándose lentamente, susurró

 "Recupera fuerzas, porque mañana te quitaré todo"

Con fuerza me lanzó lejos de él, mi cuerpo chocó contra el frío suelo, rodé unos metros más, hasta terminar estampandome con lo que parecía ser una pared.

Apreté los dientes con fuerza al sentir el dolor volver a todo mi cuerpo, extrañaba la tonta sensación de felicidad que tenía hace unos instantes atrás.

Abriendo los ojos, traté de ponerme nuevamente de pie, pero al hacerlo, una ola de mareo invadió mi cuerpo, tambaleándome a su paso.
Tome mi cabeza que parecía dar vueltas en el mismo lugar, tratando de calmar los mareos.

El ambiente nuevamente de sentía diferente.

Respiré lentamente, llenando mis pulmones lo más que podía, tratando de hacer llegar el oxígeno a mi cerebro. Abrí mis ojos lentamente y me percaté que estaba en una nueva habitación. Parecía ser algo más, personal.

Había una cama enorme que parecía no haber sido usada en años, una fina capa de polvo cubría las sábanas de seda rojas, hacia la derecha había una mesa, donde un cráneo y una vela que proporcionaba un poco de luz reposaban en la parte superior. 

𝑰𝑵𝑭𝑰𝑬𝑹𝑵𝑶- SukunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora