Capítulo 23

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"Andando"  Estiró una de sus manos hacia mí.

"Estoy molesta"   La tomé, acercándome nuevamente a su cuerpo, al cual me aferré con brusquedad.

"¿Sí? Ya lo noté"  Al demonio parecía darle gracia la situación. 

Cerré los ojos al contacto con su cuerpo, podía jurar que temblaba gracias al coraje que sentía recorrerme todo el cuerpo.

"¿Podemos comer?"  Elevé mi rostro hacia el suyo, dándome unas esplendidas vistas de su rostro siendo acariciado por los rayos del sol, mientras que alguno que otro mechón de sus cabellos se movía a causa del viento.

Si siendo un demonio es demasiado guapo, estoy segura que siendo humano lo era aún más.

Una fuerte ráfaga de viento chocó contra nosotros, mis ojos se cerraron por instinto, pero cuando los abrí nuevamente me di cuenta que estábamos en otro lugar, uno un poco más conocido para mí.

"Sabes donde estaré"  Me mostró un nuevo saco con monedas  "Compra lo que desees"  Y dicho esto se tumbó bajo la fresca sombra de un árbol, tomando una posición de lo más relajada.

Giré mi rostro hacia el pueblo que en varias ocasiones había visitado, inhalé hasta llenar de aire mis pulmones, jurando sentir el olor de aquel delicioso arroz frito  "No tardo"  Me incliné hacia él, tomando camino hacia el pueblo  "¡Gracias!"

Por un momento el odio que llenaba mi cuerpo se había esfumado, dando lugar a la felicidad y nerviosismo. Al estar encerrada en su área innata no tenia el mínimo conocimiento de cuanto tiempo había transcurrido.

Caminaba apresuradamente, mientras sentía mis intestinos rugir por comida caliente. Había entrado por una puerta diferente, dándome cuenta que las casas y negocios al rededor mío no eran las mismas. Mi cuerpo se congeló al instante.

Mierda. No sabía que hacer.

¿Debía regresar con Sukuna?  ¿Preguntar a alguien?

Mi corazón comenzó a latir con fuerza, mientras que mis manos comenzaban a sentirse frías.

Lo mejor era volver y entrar por la puerta principal.

Caminé unos pasos devuelta hacia la puerta, moví mi cuerpo unos centímetros, pero este no se movió como debía. Mis ojos se abrieron en su totalidad cuando me di cuenta de lo que estaba ocurriendo.

Alguien me había tomado y tapado la boca con sus manos, arrastrándome hacia atrás, adentrándonos a un callejón. Cuando mi mente hizo click ante la situación traté de zafarme, logrando asestar un buen golpe a la persona, quien se quejó del dolor "Mierda, espera" 

Giré mi cuerpo para encararlo, descubriendo aquel plateado cabello "¿Gojo?"  Pregunté.

Elevó su cara, mientras sus manos seguían apretando su estomago  "Sí ¿Quién más?" 

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, liberando toda la tensión que tenia acumulada "Eres un idiota ¿Por qué hiciste eso?"   Llevé mi mano hacia mi pecho, sintiendo los latidos de mi corazón.

"¿Ah?"  Una mueca se instaló en su rostro  "La única idiota eres tú ¿Qué mierda haces aquí" 

Fruncí mis cejas ante sus palabras "¿De qué hablas?"  Mi pecho dolió ante la forma en la que me había hablado.

"¿Vives debajo de una maldita roca o qué?"  Irguió su cuerpo, tomándome por los hombros con fuerza  "Tu padre a dado la orden de matarte"  Aplicó un poco mas de fuerza en sus manos  "Quien te vea y reconozca, puede asesinarte"

𝑰𝑵𝑭𝑰𝑬𝑹𝑵𝑶- SukunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora