Galletas

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Él niño lloraba en su habitación mientras escuchaba a su abuelita gritarle groserías que un niño no debería escuchar.
Al día siguiente él le dio a su abuelita un plato lleno de galletas de almendras recién horneadas, ella sólo le dijo - Al fin hiciste algo decente - ella probó la primera galleta y el nieto respondió - Están para morirse - eso fue lo último que ella escuchó antes de cerrar sus ojos permanentemente, el cianuro había echo efecto.

Cuentos espantosos para adultos caprichososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora