Risa

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Ella no paraba de reírse, intente alejarme, encerrarla e incluso su boca le cosí para no escucharla, pero aún así la muñeca nunca paró de reírse aún si no tenía ni una batería puesta.

Cuentos espantosos para adultos caprichososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora