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Ella estaba harta, cansada y rabiosa de que siempre que daba un paso adelante alguien la empujaba para que retroceda media docena de ellos, era molesto no poder decir que no aunque quisiera hacerlo.

Podría simplemente irse, lo sabía, modestamente tenía el éxito suficiente para irse y no mirar atrás pero su consciencia le decía que no, ella incluso se saboteaba a si misma y no era justo.

Siendo honestos había sido así toda la vida, podrían tacharla hasta de tonta, ilusa, distraída, ingenua y era completamente cierto y a la misma vez era falso porque ella sabía lo que pasaba alrededor pero entonces una parte de ella le llevaría la contraria gritando más fuerte que su razón.

Verlo le provocó muchas cosas, entre ellas, le dolió el pecho recordarlo, lo que hicieron, lo que no pudieron hacer, lo que se arrepiente de contar y pensar que ella lo había descubierto incluso antes que él.

Él estaba molesto por ese hombre que parecía tener malas intenciones con ella y como Sanem parecía ignorar lo que sucedía porque es una chica ingenua, sin embargo, ella lo sabía pero se negó a aceptar que si habían situaciones y acciones de Yigit que eran totalmente sospechosas, mal intensionadas o retorcidas para con ella, por eso entendía muy dentro suyo que Can había sentido su sangre hervir de rabia al verlos juntos, ingenua? No; Cabeza dura? Totalmente.

Y es que ahora mismo con las emociones dentro suyo luchando por presentarse en el exterior, su rostro estaba neutro, su cabeza más clara, su cuerpo tembloroso a la expectativa de su reacción exterior a la presencia del hombre que le había jodido la vida y a su vez, había llenado de flores el camino que recorría su vida.

Se echó una pastilla a la boca y se sentó en su cama con fuerza, un resopló alto cortó el silencio de su casa, por fin, vacía - Uf Sanem, que has hecho con tu vida - Se reprochó a sí misma antes de revolver su cabello y recostarse en la cama de lado abrazando sus piernas.

Tenía que cambiar su manera de pensar, no podía dejar que la niña pequeña en su interior responda por ella todo el tiempo por el simple motivo de que ya no es una niña, y sus respuestas infantiles son tan controversiales como sus pensamientos de adulta, sólo que esos no salen a la luz.

Había perdido mucho tiempo intentando ser perfecta y comportarse acorde a lo que los demás esperaban de ella, no iba a encajar y más le valía hacer algo pronto por cambiar la situación a su alrededor.

Sanem iba a empezar a decir que no y esperaba que ellos la respetaran como merecía por ello.

No esperaba que él se plantara frente a su puerta no bien el sol se ocultó al segundo día, y mucho menos esperaba que Yigit ya estuviera con ella para cuando abrió la puerta.

- Buenas noches - él la vio derecho a sus ojos, con esa mirada excéntrica que siempre llevaba como si esperara que se lanzara a sus brazos como hacia en el pasado, Sanem carraspeó no dejándose llevar por ningún tipo de gesto que su rostro quería hacer.

- Hola, necesitabas algo? - Subió una sola de sus cejas al verlo dar un paso hacia adelante, justo debajo del umbral como si hubiera aceptado que entre a su casa, ella se colocó firme sobre sus dos pies sin ceder espacio para que pase.

- Sólo quería hablar contigo, si es posible -

- Oh, ahora quieres hablar conmigo? - él abrió la boca para responder pero Sanem fue más rápida - No es posible en realidad, no estoy sola - él cerró la boca y tragó saliva viendo por encima de ella a alguien detrás.

Can sonrió de medio lado con la ironía surcando su rostro de una manera tan explícita que hasta podría avergonzarse por ello, siendo honestos su rostro si se calentó sabiendo la cantidad de barbaridades que podría estar cruzando por su cabeza ahora mismo.

- Una reunión de trabajo? - Can preguntó con burla tiñendo una voz que antes podría haberle gustado mucho, Sanem frunció el ceño, el hombre detrás suyo colocó una mano en su hombro y ella se movió para dejarlo pasar; Yigit se volteó antes de salir por completo y la señaló con un dedo acusador - Nada de olvidar tu medicina eh? Te necesito concentrada - Sanem lo dejó ir, no entendía que pretendía el hombre diciendo eso siendo que ella jamás había dejado sus medicinas y ciertamente él no preguntaba sobre eso nunca. Entendió que Yigit sólo quería hacer una actuación en frente de Can y después huir como el cobarde mentiroso que era.

Vio al rubio desaparecer por el corto camino y volvió a voltear a ver a Can - No te importa lo que haga o no con él o con cualquiera - Can meneó su cabeza, la brillante melena castaña bailando por encima de sus hombros, Sanem rehuyó la mirada inconscientemente para diversión del hombre -... No hay nada de que hablar, y si lo había ya no me importa -

- Mientes... siempre has sido mala mintiendo - Él empujó la puerta un poco más haciéndose lugar para entrar -... Lamento que haya sido así, pero mi paciencia estaba colmada -

Sanem asintió sin realmente verlo o querer escucharlo, su mano tembló y la escondió por detrás de su espalda, él observó el movimiento en conjunto con la mirada esquiva de la mujer, suspiró - Voy a irme pronto y quiero, necesito... que hablemos antes - se corrigió a si mismo acercándose a ella quién sólo dio un paso atrás con un nudo formándose en su garganta, una sonrisa sin gracia tiró de sus labios.

- Vas a irte otra vez - Confirmó más para si misma que para él - Por qué siquiera te importa hablar conmigo? Para que has venido? Qué fue lo que yo te hice como para que me hagas esto? -

- Estás mejor sin mi -

- Y entonces por qué estás aquí!? -

- Por qué yo no estoy mejor sin tí -

Sanem cerró la boca para respirar profundo y parpadear alejando el agua que se acumulaba en sus cuencas - Dejate de tonterías, ya no soy la niña ingenua de la que todos se aprovecharon -

- Yo no me he aprovechado de ti -

- Y tú que puedes saber -

- Dime que he hecho entonces? -

- Tengo que explicarlo? Si tu memoria falla no es mi problema, yo no soy psicóloga -

- Qué es lo que pasa contigo? Antes n-

- Antes no me habían hecho el daño que me has hecho tú, y todos alrededor -

Can guardó silencio apreciando la exorbitante cantidad de sentimientos que veía reflejados en sus ojos castaños, aquellos que antes brillaban de inocencia, diversión e ilusiones. Esos ojos que lo amaron en un pasado donde aún no había perdido el control.

- No niego que cometí errores, cometí muchos y muy tontos pero... Yo si intenté remediarlo y tú - Sanem sorbio su nariz sonrojada quitando una lágrima de su mejilla con velocidad -... Tú te fuiste -

- Estaba fuera de mí - Explicó Can apoyando su espalda en el marco de la puerta para ver hacia el cielo nocturno -... los celos me estaban comiendo vivo y no quería lastimarte pero luego tú, desconfiaste de mí y no de ese tirano -

- Lo lamento, sé que no fuiste tú esa vez porque descubrí por mi misma que ese hombre no era lo que decía que era - Él volteó a verla con la curiosidad marcando sus más infantiles rasgos, ella no dió más explicación que esa -... Te vas a ir otra vez de todas formas - dijo en un suspiro más tranquilo, él asintió a medias -... Entonces por qué necesitas hablar? -

- Por que quiero saber, si me iré solo o te llevaré conmigo esta vez-

CanemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora