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- Estás bien? - Sanem entró al baño, la puerta estaba estre abierta y su hermana estaba sentada en la bañera, sus ojos cristalinos y una mano limpiando su barbilla mojada con agua, su cabello estaba amarrado en una coleta desprolija - Puedo llamar a mamá -

- No deja, estaré bien... ya pasará - murmuró, la rubia sentía que su hermana estaba distanciandose otra vez de ella y no entendía del todo porque, incluso podía notar el lazo que había echo con Emre sin embargo las palabras que le dirigía eran amables en cierta medida.

La castaña salió del baño para volverse a encerrar en su cuarto y acabar de empacar algunas de sus cosas, no podía estirar más la situación, era el último día que tenía para hablar con su familia del tema. decirles que se iría y no había vuelta atrás, ella tenía qur mejorar y en aquella casa que siempre le recordaba que no había echo nada más que fracasar no podía hacerlo, no iba a mejorar allí viendo como su hermana lo tenía fácil y la veía dejar caer sus hombros de tristeza cuando no podía demostrarle amor, la envidia echando raíces en su cabeza no le gustaba.

No iba a lastimar a su hermana y a su cuñado, no más.

Denise le había hablado para informarle la dirección de su próxima casa y hogar de su solitario corazón, la pelirroja la llevó y podía recordar la calurosa bienvenida de la dueña y sus trabajadores.

Había sido informada de antemano que clase de persona cuidaría de su hogar, le conmovia la historia de la chica que luego le contó, vió sus ojos castaños parpadear con rapidez evitando las lágrimas y esa fortaleza le acabo de confirmar que todo estaría bien mientras ella estuviera a cargo, si podía ayudarla entonces aceptaría.

Y es entonces donde asiente con la cabeza acabando de cerrar otra de sus cajas, no planeaba llevar demasiadas cosas, Denise le advirtió de las malas energías en sus cosas antiguas, decidió que iba a cambiar de vida a partir de su nueva casa y tan sólo llevaría lo esencial para comenzar de cero.

El desayuno fue servido y así como se sentaron en silencio, así permaneció, podía ver de reojo como se miraban entre ellos de forma extraña y comenzó a sentirse irritada, una especie de ira caprichoza le hizo sacudir la cabeza hacia sus padres con el ceño fruncido deteniendo el movimiento de gestos en sus rostros, se levantó tomando sus utensilios dejándolos a un lado, no tardó en alejarse hacia su cuarto ignorando los susurros que venían del piso de abajo, cerro la puerta y sujeto su cabeza con fuerza.

Ella nunca había sido así que le estaba pasando? porqué no podía dejar de sentirse molesta? incluso su cuerpo comenzaba a moverse sin que ella así lo quisiera, se sentó frente a su escritorio viendo como su pierna comenzaba a dar botes, colocó dus manos sobre sus rodillas deteniendo el movimiento sin embargo sus ojos se empañaron.

Se sentía ridícula porque estaba llorando de esa forma? nadie le habia dicho nada pero ahí estaba, sollozando vergonzosamente e intentando detener sus lágrimas con ambas manos.

- Denise? - colocó el teléfono en su oreja y la pelirroja suspiro.

- Qué sucede cariño? - Se oía como si estuviera fuera, tal vez en un carro o en su bicicleta, era temprano aún.

- Quiero irme pronto, podemos adelantarlo? -

- Podemos niña, hablaste con tus padres? me necesitas ahí? -

- Hablare, hablare ahora -

- Tú puedes sí? esto es por tu bien, por el bien de todos a los que amas, yo estaré contigo en cada paso -

- Gracias Denise, te avisaré cuando todo este listo -

- Está bien! besos cariño -

Sanem colgó y se levanto con energía renovada, Denise tenía razón, todo saldría bien y lo hacía por el bien de todos, sólo tenía que bajar y de manera calmada contar sus planes a su familia.

CanemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora