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El intento de huida no dio resultado debido a que Denise fue demasiado obvia al verla, hizo un muy pequeño puchero sin moverse de su lugar, le impresionaba ver al alto hombre de cerca otra vez, su ceño se frunció en preocupación viéndolo con el bastón, el hombre no tardo en caminar hacia ella con una sonrisa creciendo en su rostro, el cabello rubio balanceándose con la brisa, mordió su labio sin saber que hacer. 

Una parte de ella le decía que Can tenía razón, que tal vez no debería confiar en él pero viéndolo en ese estado y sonriéndole entonces no pudo no corresponder su sonrisa y esperar a que llegue a ella. 

Yigit la abrazo con cariño y Sanem sintió que aquello era incorrecto, incómodo e incluso se sentía con el deber de separarlo de ella con rapidez, Denise asomándose con las manos apretadas como si rogara por algo, se separó finalmente del abrazo y suspiro aliviada viendo al sujeto con renovados nervios. 

Lo invito a pasar con un gesto - Sanem! me alegra tanto verte - la voz emocionada de Yigit movió algo extraño dentro suyo, derrepente se sentía mareada por lo tanto se alejó comenzando a preparar café en la máquina, le sonrió - A mi también, que te trae por aquí ?- El rubio se sentó en el sofá con cuidado en sus movimientos. 

- Bueno, quería venir a saludar a mi amiga Sanem! espere al momento correcto, no quisiera incomodarte antes de tiempo - Sanem pensó que realmente aún no era el momento correcto de verlo pero que iba a hacer, echarlo? no podía, no era educado, carraspeo murmurando una risa para nada real, sirvió dos tazas medianas - Está bien, gracias por la visita Yigit - tomó la bandeja y caminó hacia él dejando los cafés en la mesa ratona, tomó asiento un poco alejada de él.

- Y dime, cómo te ha ido? se algunas cosas debido a que he tenido contacto esporádico con Denise, ya sabes, le preguntaba cuándo podría venir a verte -la castaña asintió abrazando la taza humeante con ambas manos - Escuche que escribiste tu libro, tuviste problemas con ello? me refiero, debe haber sido incómodo recordarlo - Sanem frunció el ceño sin voltear a verlo. 

Por qué le preguntaba aquello? no era de su incumbencia, qué demonios sabía él de sus sentimientos? le parecía inapropiada la forma en que le hablaba ellos apenas habían sido amigos por un corto periodo de tiempo, llegaba a pensar que ni siquiera eran amigos realmente, le estaba hablando como si estuviera loca, ella no estaba loca!.

Sacudió la cabeza eliminando aquellos pensamientos extraños, desde cuando usaba ese vocabulario? parpadeó en dirección del rubio y asintió amablemente sonriendo - Sí, escribí mi libro otra vez - omitió las demás preguntas bebiendo un sorbo de su café, el anillo calentándose en su pecho debido al calor de la taza. 

Yigit sonrió como el gato de Alicia,sin notar la incomodidad de la mujer, acomodó su cabello sin dejar de ver a la castaña, lamió sus labios antes de tomar aire - Eso es muy bueno, sabes que yo jamás te dejaría sola en ningún problema y es por eso que... - colocó una de sus manos en la pierna de la chica con total confianza que no le habían dado - Deseo ayudarte a publicar tu libro y hacer tu sueño realidad - Sanem sintió sus manos comenzar a temblar, no le gustaba que la tocase de esa forma, rió nerviosamente tomando la mano del hombre entre las suyas, quitandolo de su pierna sin que se diera cuenta. 

- Es una buena noticia pero no estoy segura - Yigit resopló y la chica se sintió ofendida por ello - Me refiero a que el libro no habla sólo de mi, necesito el permiso de muchas personas antes de sacarlo a la luz - el rubio asintió de acuerdo forzosamente, apretó las manos de Sanem acercandola a él con fuerza, su respiración se agitó sintiendo el pánico arremolinarse en su pecho - Voy a hablar con todos ellos y te responderé - 

- Posees el mismo número telefónico ? - El hombre la soltó para por fin tomar de su café, ella suspiró acomodándose en el sitio donde Yigit la arrastró, asintió con una sonrisa de labios cerrados y el hombre soltó una risa corta - te estaré llamando pronto entonces - 

CanemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora