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Si pensaba que la primera noche iba a ser difícil, definitivamente no se vio venir las torturas a las que su cerebro la exponía cuando las luces se apagaban, las paredes y los recuerdos la asfixiaba y sentía que su cráneo se pegaba a su cerebro.

Pesado el dolor en sus hombros, en sí misma se sentía sofocada, las personas a su alrededor la mimaban y la trataban como un cristal, era un tanto aburrido pasar días enteros en casa con sus padres, intentó cooperar con la situación siendo amable y comprensiva pero todo se escapaba de sus manos, sentía una agresión interior de la que ella no era consciente.

Su cuerpo comenzó a temblar de un momento a otro cada vez que se sentía nerviosa, angustiada o estresada, las terapias con Deniz ayudaron a quitar todo lo que guardaba dentro, la pelirroja colocó un bolígrafo y una libreta en sus manos y eso fue el comienzo de su paz.

Las palabras fluían, relataban tristes y felices todos aquellos momentos desde que lo conoció e incluso antes de ello, las aventuras de sus cicatrices, las risas y besos dulces que se regalaban, las promesas que al final no se cumplieron, los momentos en que cometió errores, también en los que él los cometió.

Fue una larga travesía de recuerdos que la hacían sonreír, habló con su cuñado y ambos decidieron que todo estaba perdonado y acabado, ellos dos se querían como hermanos, Emre admitió que de un momento a otro, más temprano que tarde, sintió un profundo amor por ella, un sentimiento de protección que intentaba negarse a sí mismo, él admitió amarla, en el sentido de hermanos y amigos del alma, tal vez en otra vida lo fueron, y en esta era incluso físicamente doloroso hacerse daño el uno al otro.

Incluso pasaba más tiempo hablando y bromeando con él que con su hermana, principalmente porque tanto ella como él eran los desempleados de la casa y aquellos que se sumían en la culpa cuando se sentaban frente a la mesa de Mevkibe, aquella mesa repleta de comida deliciosa y que les recordaba que ellos no aportan en aquella casa tan acogedora.

Descubrir lo que sucedió con la empresa fue un golpe duro a su corazón y conciencia, podría haber ayudado a prevenirlo, Emre comprendió a su padre, al final de cuentas él no pudo solo, Sanem le consoló y positivamente  le alentó a pensar que el era bueno con los números y era terriblemente inteligente y productivo en su propio talento y ámbito.

 Sanem ese día inspirada por su nueva amistad y pensamientos otorgados por su nuevo hermano, se duchó y vistió de la mejor y más cómoda manera que pudo, sonrió a su reflejo como Deniz le decía que hiciera y emprendió camino a la cocina, sonrió a la desconcertada cara de su hermana y a la sonrisa orgullosa de Emre.

Camino hacia su madre y beso su mejilla antes de sentarse a la mesa a disfrutar de su café, sí bueno...no lo disfrutaba demasiado pero era mucho mejor que tomar té desde hace tiempo.

Su padre acarició su cabello antes de sentarse a la mesa y la miró con curiosidad - Esa mirada me da temor hija mía, que es lo que pasa por esa cabecita castaña? - Sanem sonrió avergonzada jugando con la cuchara y miró alrededor distraídamente - Sanem? ... - murmuró una pregunta viendo a su padre con fingida confusión - que? qué papito? - Emre rió bajo antes de sentir un leve golpe en su pierna, vió a Sanem con rostro ofendido.

- Hay algo que nos quieras decir, hermana? - Leyla acomodo el cabello de Sanem con suavidad, esos ojos azules penetrantes que le exigían, no! que le hechizaban a que hablara, hummn realmente era una bruja? tendría que hablar sobre esto con Ayhan, no no, ella debe estar molesta con Leyla aún, o no? bueno pero pensándolo bien tal vez por eso Emre esta tan enamorado de ella aaah pobre de mi hermano, cayó en las manos de una bruja malvada y de bonitos ojos. Sanem hacia caras extrañas mientras divagaba en sus pensamientos, Emre se sentía extraño viendo como la castaña se lamentaba negando con la cabeza viéndolo fijamente, ojos entrecerrados, un leve puchero en su boca. 

- Sanem ? - El rubio cantó su nombre con suavidad viéndola volver a tierra firme - Estas bien ? porque me ves de esa forma? - la joven rió y le guiño a su hermana - no le diré nada descuida, tu secreto está a salvo conmigo - susurro en su oído mientras la codeaba, Leyla estrecho los ojos - de qué hablas? - Sanem volvió a su plato sonriendo - Tsk nada hermanita, ... no sucede nada hermanito solo estaba viendo tu desprolijo cabello, ya sabes - el rubio toco con duda su cabello bajo la mirada extrañada del resto de la familia - si quieres puedo acompañarte a la peluquería aquí junto y de paso vuelvo a trabajar en la tienda para que papito descanse y pueda comerme los dulces - hablo rápido para de inmediato ingresar tres uvas de tamaño considerable a su boca, cerró los ojos con fuerza y al no escuchar un solo sonido abrió uno solo con precaución. 

Los cubiertos chocaron contra la mesa - Que? Sanem no vas a volver a la tienda, luego te quedaras estancada allí, y sabes lo que pasara si no encuentras un trabajo de verdad - La castaña frunció el ceño e intentó tragar las uvas, fallando completamente y ahogándose, Leyla palmeaba su espalda con un poco más de fuerza de la necesaria y al final pudo tragarlo todo, un poco de saliva y jugo cayendo desprolijamente por la comisura de sus labios - pero papito, no estarás planeando casarme con Zebercet, sabes que eso ya no funciona conmigo, no voy a caer otra vez, además él ya no es un buen partido, no tiene nada de dinero, su madre lo abandonó y vive con CeyCey, tampoco puedo casarme con CeyCey porque él le tiene fobia a las bodas y Ayhan puede molestarse conmigo teniendo en cuenta que él es mi mejor amigo no puedes casarme con ninguno de ellos papito no seas asi porfavor porfavor dejame trabajar en la tienda porfa porfa siiiii ? - 

Dentro de la confusión de palabras y la mirada brillante de su hija inesperadamente feliz y entusiasta lo único que pudo hacer fue asentir sin siquiera darse cuenta, Sanem sonrió aún más grande y antes de que alguien pudiera respirar beso la mejilla de su padre y corrió fuera de la cocina - Gracias papito! abriré la tienda por ti en esta linda mañana bendecida por Allah! - grito y luego de ello se oyó el azote de la puerta cerrándose. 

- y vaya que es una mañana bendecida - Mevkibe alzó sus manos con las palmas hacia arriba en una plegaria silenciosa antes de pasar sus manos por su rostro y sentarse a acabar su desayuno - Solo espero por el amor a Allah que ninguna de estas señoras metiches arruine la mañana de mi pequeño pajarito - seguido del " Inshallah " de la familia se sumieron en un cómodo silencio un poco más cálido que las anteriores mañanas. 

CanemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora