15

3.7K 109 31
                                    

Contactar a los demás fue una tarea de toda la mañana, le molestó que Emre le haya dado el visto bueno, el ta se había avergonzado frente a su padre incluso despues de la fiesta de cumpleaños del hombre, su padre seguía sin cruzar más palabras de las necesarias con él y eso que apenas sabía algunas cosas que habían sucedido, con la publicación de su libro todo saldría a la luz y aún cuando los nombres estaban cambiados las personas cercanas a ella podrían saber a quién se refería, sin embargo el rubio le había dicho que si alegando que ella recibiría una recompensa luego de hacer su sueño realidad de convertirse en una escritora, le agradeció al hombre y este negó cualquier agradecimiento, el se merecía cualquier daño colateral que surgiera del libro y aunque Sanem no estuviera de acuerdo, no quedó más remedio que aceptar su visto bueno y finalmente comunicarle a Yigit que los permisos estaban listos.

El hombre estaba emocionado, Sanem había pensado en mejor buscar otro editor, más confiable y menos cercano a ella pero que podía hacer ya le había dicho que si antes y ella no solía romper tratos así.

Una vez envío el libro a un editor de Yigit pudo respirar aliviada de que aquello había acabado o estaba a unos pasos de acabarse, respiro profundo siguiendo la rutina que Deniz le había explicado.

Sentada como una flor de loto hizo sus ejercicios temprano por la mañana, pronto tendría aue comenzar a trabajar la tierra alrededor como había acordado antes, eso era realmente pacífico de hacer, podía hablar con las plantas y sentirse bien consigo misma de saber que les estaba haciendo un bien a los pequeños seres vivos y de paso se hacía de pequeños y silenciosos terapeutas.

Era extraño pero así funcionaba su mente.

Al fin de cuentas era lo único que tenía en estos momentos, que le escuchaba sin opimar o sin sobre analizarle demasiado.

Amaba a sus amigos y su familia, estaban constantemente pendientes de ella, sin embargo se había dado cuenta que todos ellos tenían una opinión que no callaban con respecto a ella y a Can.

Siempre la habían tenido y se la contaban comovsi ella hubiera pedido algún tipo de opinión al respecto, la gente no sabía cuando guardar sus comentarios para si mismos de vez en cuando.

Y es que no era su decisión de quién se enamoraba y de quién no, tampoco era su decisión el haberse vuelto de esta manera sensible, había sido muy inocente y torpe en el pasado y por ello le habían pisoteado.

Con o si él iba a salir adelante y reconstruir su vida no sobre el amor de alguien más si no por su amor propio y su seguridad, su valentía y confianza.

Aquello llevaría tiempo y mientras tanto tenía que aprender a sobrellevar las opiniones que no había pedido de parte de los demás.

Era ingenua aún, habían cosas que no sabía pero despues de releer su libro debido a las correcciones de la editorial se dió cuenta de la cantidad de veces que le habían manipulado, no se molestó con esas personas, se molestó y reprendió a si misma debido a su obtusa manera de ser.

Las correcciones estuvieron listas sin embargo la satisfacción de su primera publicación aún no llegaba, no era exactamente el modo en que quería convertirse en escritora, escribir sobre su vida o mejor dicho la oscura parte de su vida que aún provocaba estragos en su mente, aquello podría ser sano para Deniz pero para ella era una tortura.

Después de todo si aquella obra tenía éxito tendría que dar muchas explicaciones que podrían dejarla en evidencia, nadie tenía saber que se refería a ella en aquel libro.

No quería lidiar con personas reclamando su parte y su fama después de todo lo dudaba, no tendrían una buena fama en caso de que la gente supiera quienes eran.

Continuó moliendo la flor con el mortero, el perfume apenas sintiendose a esa distancia, su libro estaba en fechas de publicación de todas formas, no podría negarse cuando todo el trabajo ya había sido hecho.

Las llamadas de Yigit eran más frecuentes de lo que le gustaría, es decir, recibía más de dos al día siendo incluso molesto que le llame cada dos o tres horas tan sólo para preguntarle que hacía como si fuesen alguna especie de novios o algo por el estilo.

Había optado por apagar el teléfono, porque genuinamente estaba molesta con todos, su personalidad naciente le hubiera molestado más si siguiera en casa por lo tanto agradecía la bendición de vivir sola.

CeyCey y Deniz cocinaban juntos dentro un pequeño refrigerio mientras que ella comenzó a jugar con los aceites para acabar con su ritual previo para hacer su perfume.

El hombre bajito corrió y se lanzó a su lado en la hamaca, le sonrió amplio viendo a la pelirroja caminar con la bandeja de comida y bebidas, el hombre se acurrucó a su lado esperando por los demás.

Muzzafer apareció de un costado riendo y señalando hacia atrás a Deren siendo sostenida por el alto trabajador, rieron bajo colocandose serios cuando la mujer fue puesta en sus pies y logró caminar hasta ellos dejandose caer en una de los sofas, sonrió a Sanem apenas quitándose pas gafas del rostro.

- Amiga realmente te has venido al campo, mis zapatos están repletos de barro -

- Lo siento mucho Deren, deberíamos hacer algo con ese camino de barro -

- Estoy bien cariño, sigue siendo mejor que mi trabajo con las gallinas - Se quejó haciendo reír a Ceycey - Tú cierra la boca, si pudiera despedirte ya lo habría hecho -

- No señora Deren! no me despida! - La preocupación del hombre pareciendo real, Muzzafer golpeó la nuca del hombre sentándose a su lado.

- Yo limpiare sus zapatos si no es molestia - llamó la atención Deniz y ella asintió sin darle demasiadas vueltas a la idea, la pelirroja tomó los zapatos y los llevó, Deren subió las piernas al pequeño puff que hacia de sofa, sorprendiendo un poco a los demás.

La pose relajada no era algo usual que vieran con la elegante mujer, ella guardo las gafas en el sobre que descansaba contra su cadera - En fin... vine aquí por otra razón además de ver a Sanem -

Los demás prestaron atención con las mejillas llenas de pan debido a que estaban atragantandose con las sándwiches, Deren se inclinó a tomar uno sorprendiendolos más, Ceycey sujetó su pecho con una mano y su amigo abanico aire para él con su mano - Quiero volver a la empresa... no puedo soportar otro día en ese gallinero -

- No tenemos cómo y dónde - Sanem observó frunciendo el ceño - No tenemos suficiente dinero y perdimos el edificio, además el único Divit que tenemos cerca es Emre y él ya se culpa lo suficiente con lo que paso con la empresa -

- Si bueno... no es como si no tuviera culpa alguna - La castaña vió con los ojos entrecerrados a la mujer - No me mires así! todos tenemos algo de culpa por todo esto! principalmente Can! -

- Es cierto... el hombre no debió irse y dejar a todos desamparados, te dije que era mejor que él - Muzzo señaló a su amiga con sabiduría en sus rasgos - Soy muy responsable -

- No se puede decir lo mismo de tu madre - Sanem atacó golpeando al chico con una almohada

- No metas a mi traidora madre en esto, ella sólo me abandonó por ese chacal - Se quejó con la voz temblorosa, Ceycey palmeó su pierna en consolación.

- En fin...la idea ya está, todos tenemos que juntar dinero y volver al ruedo, no podemos desperdiciar nuestros talentos - Deren estaba risueña incluso, los demás admitieron que extrañaban su lugar antiguo de trabajo, había sido divertido mientras duró, lo querían de vuelta.

Por la noche Sanem tomó su bolsa con el esfero, la libreta y otra pequeña botella de vidrio antes de dirigirse al pequeño muelle, se sentó y admiró alrededor notando la gran cantidad de estrellas por sobre su cabeza, sonrió suspirando en paz.

" Ojalá la revelación de tu pasado ayude tu presente. Ojalá tus lágrimas se hayan convertido en alimento para las flores marchitas de tu corazón. Ojalá nunca más debas despojar de sus pétalos a una flor por culpa del amor. Ojalá la paz dentro de ti jamás se acabe "

Y antes de volver dentro de la casa contempló la calidez de las velas de su jardín, el resplandor de la luna llena a su alrededor, no había nada más satisfactorio que haber dado un paso adelante en el camino de su felicidad, tomó su píldora y en unos minutos estuvo dormida acurrucada en su cama.

CanemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora