Obscure | Zodíaco [TERMINADA]

I - Nunca más

Un año y seis meses después

"Caos en las calles, amenaza bioterrorista, rebrote de Mortifilia, escasez de medicamentos, efectos secundarios"

– Mierda– susurró Gemma al leer aquellas palabras en un diario– La fecha es de hace un mes– dijo desde su caballo.

– Lo sé, hace mucho que no vamos a la cuidad– dijo Sarah bajando de su caballo.

– Ey ¿Por qué te detienes?– preguntó Aaron frenando su caballo.

– Porque necesitamos los antibióticos– respondió Sarah.

– Estoy bien– susurró Aaron.

– Claro que no, podrías morir de una neumonía o algo así– dijo Gemma bajando de su caballo también.

– ¿En serio,chicas? Acordamos que no entraríamos juntos a los pueblos– se quejó Aaron.

– Te dije hace unos días que iría sola a buscar los medicamentos y tú no quisiste– dijo Sarah amarrando su caballo a un poste.

– Tenemos que vernos con mi contacto en unos minutos– dijo intentando convencerlas.

– Ve tú, nosotras nos encargamos de los medicamentos para ti– sugirió Gemma con una sonrisa.

– Tu contacto no va darte el medicamento que necesitas pero nosotras dos sí– agregó Sarah.

– Detesto cuando se ponen en mi contra– bufó Aaron– Iré a hablar con él y volveré por ustedes de inmediato– dijo con seriedad.

– Aquí mismo te esperamos– dijo Sarah con una sonrisa.

Aaron se marchó con su caballo dejando huellas en la fresca nieve, mientras Gemma también amarraba a su caballo.

– No olvides tus armas– dijo Sarah tomando su pistola.

– Obvio que no– dijo Gemma tomando su arco.

– Ahh, detesto la nieve– se quejó Sarah hundiendo sus botas en la nieve.

– Es fabulosa– dijo Gemma arrojándole una bola de nieve.

– No me provoques, pequeña demonio– bromeó Sarah.

– Ya tengo 18 años– comentó la jovencita con obviedad.

– Claro que lo sé ¿Quién crees que escogió tu caballo?– preguntó Sarah riendo.

– ¿Fuiste tú?– preguntó con una sonrisa.

– Claro, Aaron quería regalarte un pastel y una mascota, creo que quería regalarte una tortuga porque no iba a molestar– rio Sarah.

– Prefiero a Callus, gracias por escogerlo– sonrío Gemma.

– Ven, registremos la farmacia– dijo Sarah avanzando hacia la tienda.

– Yo la abro– dijo Gemma tomando un fierro del suelo.

– ¿Seguro?– preguntó Sarah observando la puerta.

– Sí, estoy practicando– respondió haciendo un esfuerzo para falsear la puerta– ¡Listo!– exclamó satisfecha.

– Vaya, que musculosos tienes– bromeó Sarah ingresando a la farmacia.

– Cállate– rio Gemma golpeándole el hombro.

– Sinceramente no sé cuál es el antibiótico correcto– suspiró Sarah observando los pocos que quedaban.

– Creo que son estos– dijo Gemma tomando unos y guardándolos.