Capítulo 7

42 3 0
                                    

Los vestidores de aquí no son muy diferentes a los de mi antigua escuela. Los mismos casilleros para la ropa, duchas, y gran fila de bancas en cada esquina del camarín.

El uniforme deportivo era otra cosa. Se basaba en un buso azul oscuro, la camiseta era gris, simple, sin diseño ni nada.

Observe a las demás chicas con su atuendo deportivo, lucían bien.

Mire mi reflejo en el espejo de la pared, ¿porque se me veía tan mal? Ok, hay que asumir que ellas llevan el tiempo suficiente aquí como para ajustar y moldear su uniforme. Pero yo no era la chica con el cuerpo mas extraordinario tampoco.

Me gire y regresé a guardar mis cosas en el casillero mas cercano.

Junté todo y lo metí en el pequeño compartimiento. Estaba a punto de cerrar la puerta del casillero cuando una mano me lo impidió.

Mi vista subió y vi a una chica de cabello negro, era casi de mi altura, quizá unos centímetros más alta. Tenía la apariencia de una niñera gótica y mala a la que los niños temen paguen sus padres para cuidarlos.

Me miró enarcando una de sus perfiladas cejas. Debo admitir que la chica parecía una muñeca punk.

—¿Ibas a ocupar este casillero?—Su voz sono inocente.—Creo que no.—Su mano viajó al interior y empujó mis cosas al suelo.

Mi gesto cambió de inmediato.

—¿Que sucede contigo?—Casi grite al decirlo. Apretaba los dientes para no blasfemar.

—Ups. Lo siento pero este casillero lo ocupare yo.—Soltó una pequeña risa. Pude notar que varias chicas nos miraban. Habíamos logrado llamar la atención.—Solo porque se me da la gana.—Aclaró.

—Sí, pues hay muchos mas disponibles. Dudo que sea justamente este el que necesites.—La empuje hacia un lado y tomé mis cosas del suelo. Las metí en el casillero y miré a la desagradable chica aún a mi costado.—Vamos, vete.—dije haciendo un ademán con mi mano.

Las chicas mas cercanas a nosotras articularon un sonido de mofa. Incitando al pleito.

—Te crees muy fuerte y valiente empujandome maldita zorra.—Se acercó violentamente a mi, pero antes de que se aproximara demasiado Lou se cruzó entre ambas. Moví mi cabeza para mirar su expresión.

Mi boca formó una perfecta "o", pude sentirlo. Lou sostenía en su mano una navaja.

—¡Lou baja eso!—Me precipite a decirle totalmente asustada.

—Silencio Alice.—Su voz sonaba muy seria, de hecho, creo que es la primera vez que la veo con ese gesto de "asaltare a tu abuela" en la cara.—Muy bien Sasha, saca tu mano de tu bolsillo o te rajo el cuello.

La chica movió lentamente la mano de su pantalón, su cara parecía mas pálida, incluso con todo ese maquillaje negro encima.

—Está bien, muevan se cacatuas. Acabó el espectáculo.

Las chicas caminaron comentando lo sucedido. Yo estaba hecha una piedra.

—Lou, q.que..Fue..—Ella me tomó por los hombros.

—Alice, tranquila.— soltó un suspiro.—a veces olvido que no estas acostumbrada a estas cosas.—solté una risa involuntaria, pase la mano por mi cabello y la miré. Ella tenía razón, yo no estaba acostumbrada a estas cosas, pero aquí eran pan de cada día al parecer.

—Que ruda eres.—Le di un pequeño golpe con el puño en su brazo.

—Por favor, ella también tenía una navaja en su bolsillo.—Dijo mientras caminabamos hasta el gimnasio.—Es sólo por eso que me involucré.

—Ella causó alboroto de la nada.—hice con mis manos un gesto exagerado.

—Las chicas aquí suelen hacerlo. Pero te tengo fe, después de todo, golpeaste a un hombre con un batt de baseball.—reimos juntas ante ese comentario.

Llegamos y nos integramos al gran círculo de personas que estaban en la cancha. La maestra hablaba de correr por el circuito de obstáculos.

Ya que el gimnasio era bastante grande era compartido con otra clase.

Había varios chicos jugando basketball en el otro lado del gimnasio. Seguramente ellos estaban a cargo del maestro de deporte masculino.

Lou y yo íbamos charlando mientras completabamos en circuito. Reiamos al imaginar como sería si ambos profesores de deporte tuvieran una relación.

Estábamos acabando el circuito cuando el balón de basketball llegó a nosotras.

James apareció corriendo y lo tomó.

—¿Que tal todo chicas?—Preguntó secando su frente con la palma de su mano.

—Todo bien.—Dijo Lou.—Hoy utilicé la navaja que me regalaste.

—¿En serio.?—James abrió sus ojos sorprendido.—¿Porqué?

—La bonita de Sasha quizo pasarse de lista.—Se encogió de hombros.

—¡Wow!—James comenzó a reír.

—¿Que pasa contigo James?—Will estaba a las espaldas de James. Lo observe disimuladamente. Lucía increíble con ropa deportiva. Llevaba el cabello despeinado, la camiseta se le pegaba a la piel marcado sus músculos y parecía un poco enojado para variar.

No pude evitar recordar lo de esta mañana, fue tan extraño.

—Dame el balón para continuar con el juego. Tú puedes seguir perdiendo el tiempo aquí.—Toscamente quitó el balón de las manos de James.

—¿Perder el tiempo?—Pregunté enojada.—Está hablando con nosotras, ¿que hay de malo en eso?.—Will me dedicó una hostil mirada, pero me ignoro volteandose para volver a la cancha.—Claro, vete.—Lou me miró alarmada.

Will se detuvo y se giró para mirarme.—Cierra el pico Alice.—dijo Lou, poniendo una mano en mi brazo.

Ya estaba arta de eso. Todos lo respetaban como si el fuese a golpearlos si no obedecian. Era estúpido, no podía concederlo. No conocía bien a Will, de hecho no conocía a nadie en este maldito lugar a excepción de Lou y James, pero él y su grupito se podían ir a freír espárragos.

Lo miré señuda y me crucé de brazos.

—Lamento no ser como los demás.—Dije enojada.—Pero no me parece correcto nada de esto ¿Por qué eres intocable?—Pregunté fuertemente.—Deberían darme buenas razones o no cumplo con la parte del acuerdo de todo este teatro.

Will me miró furiosamente, se acercó veloz a mí. Me tomó por el brazo y me sacudió. James se acercó para alejarlo, pero Will hizo un gesto agresivo para que no se acercara.

—Estúpida entrometida, estas acabando con mi paciencia.—Will apretaba la mandíbula fuertemente.—No quiero mas de tus comentarios inútiles. ¿Entendido?—Pase saliva y asentí lentamente.

Me soltó y se alejo de mí. Lou me abrazo y dijo que yo era una tonta. Que no debía preguntar cosas tan a la defensiva y mucho menos exigirlas en voz alta.

Pero, ¿Que querían que hiciera?

Nadie me da respuestas para ayudarme a entender este extraño lugar.

Lágrimas de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora