Capítulo 12

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   Los días siguientes transcurrieron de forma lenta y monótona. Asistía a mis clases y evitaba rondar sola por los pasillos o alrededores.
Me mantuve adaptándome a distintas rutinas para evadir a cualquiera que no fueran Lou o James y ciertamente debo admitir que me siento completamente exhausta.  Estoy viviendo como un ratón acorralado, sin salida ni segundas opciones.

Cada vez estoy más sola, mamá no ha vuelto a llamar, papá ni siquiera una señal de preocupación me a dado y mi abogado; la única persona que puede hacer algo para sacarme de aquí, no se a presentado ni un sólo día por estos lados. Es por eso que ahora al llegar el fin de semana, luego de meditarlo mucho, tomé la decisión de hablar con Will, aceptar su propuesta y terminar con todo esto de una vez.


Me detengo frente al edificio de dormitorios masculinos. Observo mi alrededor, pero no veo señales de Will o Scott. Paseo por el lugar, pero sólo veo a chicos caminar de aquí para allá. Vuelvo a detenerme junto a un árbol y me quedo allí por un minuto.

Apreto mis manos, muerdo mi labio inferior y mi voluntad comienza a desvanecerse. Al momento de tomar la decisión de volver a mi dormitorio, Scott cruzó mi campo de visión.
Me acerqué a él con lentitud, se encontraba solo, revisando un papel en sus manos.

—Hey, hola.—Dije cuando estuve a su lado.  Se volteó y me miró con el entrecejo fruncido.

—Alice.—Dijo de forma amigable.—¿Que sucede?

Vacilé por un momento y retorcí mis manos.—Busco a Will, ¿Sabes en que lugar puedo encontrarlo?—apreté los labios en una línea mientras esperaba su respuesta, Scott por otro lado me miró con un destello de asombro en sus ojos.

—Está en el gimnasio atendiendo un asunto.—Puso dos dedos en su barbilla y me miró de forma pensativa.—¿Puedo preguntar el por qué de tu búsqueda?—negué con la cabeza.—Muy bien, respeto eso. Por muy extraño que sea.

—Gracias.—Sonreí y me giré en dirección al gimnasio.

—¡Alice! No creo que sea buena idea que vayas ahora.—Gritó Scott, pero hice oídos sordos y continúe caminando.

Cuando estuve frente a las puertas del gimnasio del internado, me volví a cuestionar por última vez si esta era una decisión sensata, pero antes de llegar a una respuesta clara entré en el lugar sin dejar paso a arrepentimientos.

Busqué con la mirada a Will, pero no lo encontré, aquí no parecía haber nadie. Dispuesta a marcharme y volver para decirle unas cuantas a Scott por engañarme me giré hacia la puerta. Me detuve antes de llegar cuando un quejido llegó a mis oídos. Me quedé estática en el lugar, escuchando como un par de voces hablaban a lo lejos.

Volví a adentrarme en el gimnasio y recorrí el lugar. Mi corazón aceleró su ritmo constante en mi pecho y la tensión por saber que podría encontrar me consumió. Llegué tras las gradas y en el fondo pude ver dos figuras moviéndose.

—¿Will?.—Me atreví a llamar.

La figura más grande se movió y en menos de un segundo estuvo frente a mi. Retrocedí un paso por instinto al ver a Will salir entre las sombras. Su cara estaba sería y parecía levemente cabreado. Su camiseta azul estaba recogida en las mangas dejando ver gran parte de sus tatuajes.

—¿Que haces aquí?—Preguntó bruscamente. No respondí, mi atención estaba en sus manos, tenía los nudillos ensangrentados.

Lo mire con expresión aterrada y me alejé más. Él pareció frustrado, se acercó y tomó mi brazo. Me arrastró lejos de las gradas y no se detuvo hasta que estuvimos en medio de la cancha de baloncesto.

No aparté mi vista de sus manos, horrorizada llevé una mano a mi boca cuando la luz de los focos enfocaron su pantalón, revelando salpicaduras de lo que no cabía duda era sangre.

—¿Que haces aquí?.—Preguntó nuevamente. 

Luego de un minuto de silencio en el cual no ofrecí respuesta, sentí a Will suspirar y su mano tomó mi barbilla obligándome a encararlo.

—Lo repetiré sólo una vez más Alice, ¿Qué haces aquí?

Observé sus oscuros ojos preguntandome si debería mentir, ver esta imagen de él fue un recordatorio de la clase de persona que es, lo cruel que puede llegar a ser. No, no me siento completamente segura de querer aceptar en estas condiciones.  Quería llegar a un acuerdo, a un consenso. Muchos pensamientos; la mayoría excusas, abordaron mi mente. No, no voy a decirle sobre la propuesta. No ahora, no es buen momento.

—Yo.. Sólo quería.—Pensé rápido una excusa, nada ingenioso llegó a mi mente.— Bueno, yo creo que..—Genial, patético y genial.

Will me observó, parecía impaciente. Alejé mi vista de él y miré sobre su hombro. Un chico de contextura media salió tras las gradas, su cara estaba inchada y sangre brotaba de su labio y nariz. Caminaba encorvado y parecía tener prisa en alejarse de aquí.

Will volteó su cabeza y observó al muchacho marcharse asustado. Él no dijo nada, ni siquiera se movió de mi lado. Volvió a mirarme y cruzó sus brazos sobre su pecho, parecía más cabreado que antes y ahora todo se dirigía a mi.

—Crees que puedes hacerme perder el tiempo, pero no es así.—Apuntó con su pulgar hacia la puerta por la cual el chico acababa de irse.—El idiota que acaba de huir me debe dinero y tú hiciste que perdiera valioso tiempo de cobranza.

—¿Y como pensabas recuperarlo?—Dije al minuto sin razonar lo que decía.—¿Rompiendo cada uno de sus huesos para ver si tenía algo de dinero dentro?

—Alice.—Dijo con los dientes apretados, en tono de advertencia. Tomó mi hombro y me empujó hacia atrás de forma brusca.—Habla ya y di que mierda estás haciendo aquí. No necesito recordarte que estás en mi lista negra cariño, toma consciencia de cada palabra que pronunciarás.

Solté un largo suspiro. Tenía que acabar con esto de una buena vez. "Sólo sueltalo".

—Estoy aquí para aceptar tu propuesta.—Susurré. Baje la vista a mis manos. Él no dijo nada, de alguna manera sabía que me estaba observando. Sólo esperé a que soltara las primeras palabras de humillación.

—Sabía que no podías ser tan dura.—Levanté la mirada y lo observé. Estaba sonriendo, una sonrisa perversa, expectante de lo que ocurriría; podía verlo en sus ojos. Barreria el piso conmigo.

Una alarma se encendió en mi interior. " Fue un error Alice, sal de ahí, di que sólo bromeabas". Mordí el interior de mi mejilla y esperé a que Will hiciera el primer movimiento. No podía pensar con claridad. "Gran lío en el que me he metido".

—Te encantará lo que tengo planeado para ti bombón.—Sonrió con diversión y sarcasmo.

Me tomó por el hombro y me empujó hasta la salida. Abrió la puerta y me sacó del lugar.
—Comienzas el lunes.—sentí como daba una palmada en mi trasero.
Huí del lugar antes de que pudiera hacer algo más y no dije nada.

Me sentencié a una estadía tortuosa.




Lágrimas de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora