Capítulo 24

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«-Se desconocen las causas del incendio que dejó a 11 estudiantes con quemaduras de primer grado y 3 con heridas leves, todos fueron derivados al hospital central de Portland, afortunadamente están fuera de riesgo vital y no han habido muertos. Tuvimos la declaración del oficial Jonson en el área...»

No puedo creer lo que veo y escucho, las imágenes del edificio de dormitorios en llamas me desconcierta, bomberos sacando estudiantes, otros con mascarillas para respirar, ambulancias, patrullas de policías. Sin pensarlo dos veces me encamino hacia la puerta, pero me detengo y volteo hacia mi madre.
—Dame las llaves de tu coche.—Parpadea sorprendida y no dice nada, estiro la mano en su dirección para que reaccione y me la entregue, pero niega con la cabeza.—necesito utilizar tu auto mamá, dame las llaves.

—¿A dónde piensas ir?

—Al hospital.

—¿Para qué? Alice no tienes nada que hacer allí, esa no es tu gente, deberías dar gracias de que estás en casa y a salvo.—miro a mi alrededor y veo su bolso sobre la mesa, gruño mientras me acerco a el, lo abro y reviso hasta que encuentro las llaves, la escucho protestar mientras se acerca pero hago caso omiso y me encamino a la puerta.

Tengo los nervios de punta mientras conduzco, no puedo evitar temblar al imaginar volver a ver a Will y mucho peor si está en malas condiciones, no sabría que hacer. Llego al hospital y como siempre hay un buen ajetreo en la sala principal, paso veloz hasta la recepcionista y empujo a un par de personas en el camino para hacerme el paso.
—Hola.—digo totalmente agitada.

—Hola ¿En qué puedo ayudarte?

—Necesito saber acerca de los chicos que llegaron aquí, los del internado, los del incendio.—estoy nerviosa y pensando a toda velocidad, la mujer me mira como si una chica de 17 años perdiendo los estribos fuera cosa de todos los días.

—Necesito que me digas un nombre o no podré ayudarte.

—William Drucci.—paso los dedos por mi cabello y miro el pasillo, los doctores transitan de aquí a allá poniendo a todas las personas aún más nerviosas.

—No tengo registro de que esté en éste hospital, aquí no ha llegado.

Un alivio me recorre el cuerpo, pero a su vez una nueva angustia se me instala ¿Dónde está? ¿Seguirá en el internado? ¿Habrá escapado o lo habrán enviado a casa? Miro a la mujer nuevamente y se que mi cara debe ser un poema por la forma en que me mira.—¿Podría usted, usted sabría si algún Scott está en esa lista?

Suspira pesadamente y alza una ceja en mi dirección.
—Necesito un apellido niñita.
Pienso rápido en ello pero no recuerdo haber oído el apellido de Scott antes, la mujer parece cada vez más frustrada con mi presencia así que decido alejarme. Camino hasta el pasillo y paso por distintas áreas, leo los carteles con indicaciones, veo a una enfermera leyendo un expediente, es joven, lo suficiente para ser prácticante, me acerco a ella y procuro poner buena cara.

—Disculpa.—me mira—hola, siento molestarte pero me he perdido, la recepcionista me dijo la dirección que debía tomar para ir al sector en el que se encontraban los chicos que llegaron por el incendio del internado regional pero lo he olvidado, tengo tanto en la cabeza que no se como pasó y no quiero volver molestar a la mujer, parece estresada y de poco humor.—sonrío con mi sonrisa mas simpática e inocente, ella parece comprensiva, como si conociera de primera mano a la señora de recepción.

—Claro no te preocupes, toma el elevador hasta el piso seis, solo gira a la derecha en el pasillo y ahí están las salas, vengo de allí hay unos cuantos chicos aún siendo atendidos así que puede que no encuentres inmediatamente a quién buscas.

Lágrimas de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora