CAPÍTULO 21 - EL REGALO.-

551 36 16
                                    

Con el ajetreo del instituto y el trabajo en el restaurante, a Camino no le quedaba mucho tiempo para pensar ni para pintar, pero siempre que podía se escapaba a saludar a Maite, aunque fueran cinco minutos. Ese pequeño intervalo de tiempo le bastaba para llenarse de energía y seguir dándolo todo. La rutina le hacía bien, se mantenía ocupada y así su cerebro no daba vueltas a pensamientos oscuros ni reflexionaba sobre el significado de la vida; o porqué Maite se había fijado en ella, una chica joven, normal y corriente, con tantas cosas que aprender. Sin contar ese pasado que arrastraba. Sentía que no tenía nada que ofrecerle. En cambio, Maite era tan madura, tan independiente y tan segura de sí misma...no entendía porque la había elegido. Muchas veces había sentido la curiosidad de preguntárselo, pero temía crear malentendidos que a su vez enrarecieran el ambiente. Y porque estaba segura de que solo era un miedo irracional creado por su mente para fastidiar su momento de felicidad. Una felicidad que le costaba aceptar porque ya se sabe... después de tanta dicha, es normal que llegue algo que la rompa. Y era esa cuerda floja la que fomentaba esos pensamientos.

Le esperaba un día largo, así que se centró en prestar atención a la explicación que estaba dando el profesor. Tomar apuntes y repasar trabajos resumían su día a día. El timbre sonó, avisando del final de las clases. Era hora de ir al restaurante, comer y descansar un poco antes de preparar la terraza para los clientes de la tarde.

- Buenas tardes hermanita. ¿Qué tal las clases?

- Muy bien, entretenidas, como siempre.

- Estás diferente. Te veo más contenta, más feliz.

- Sí, es por la pintura. Ha sacado mi parte positiva - mintió a medias.

- Es verdad, últimamente no dejas de hablar de lienzos, pinceles y óleo.

- Lo que tiene que hacer es compensar el tiempo que le dedica a ese entretenimiento - Felicia como siempre seguía en su línea.

- La pintura no es un entretenimiento para mi madre, un entretenimiento es pasajero. Para mí es una evasión curativa - desde que Maite le confesó su visita, intentaba suavizar el trato para que no fuera a más.

- Lo entiendo hija, pero ahora lo importante es mantener a flote el restaurante. Sin él, no podríamos tener una vida digna - si la mirabas de cerca, podías notar el cansancio en su rostro, la angustia que transmitía su cuerpo.

- Madre, Camino se esfuerza mucho. Me ayuda bastante en la cocina y montando las mesas. Tiene tiempo para todo. A la vista está que sus notas no han bajado - Emilio salió en su defensa.

- Y estoy muy orgullosa de ella. Ese va a ser su futuro. No la pintura. Y tu presente está aquí ahora mismo.

- Mi presente está aquí, sí, pero mi futuro estará donde yo decida madre. Además, no has visto nada de mis prácticas, ni siquiera sabes cómo he evolucionado - supo que era el momento para entregarle su regalo, a ver si así conseguía hacerla cambiar de parecer. Y parece que Emilio le leyó el pensamiento.

MAITINO: UN AMOR MÁS ALLÁ DEL TIEMPO.-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora