Capítulo 3.

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Ha llegado el día de mi cumpleaños diecisiete, y todo se siente diferente, mi madre siempre me levantaba cantando y con un pequeño pastelillo de chocolate, pero esta vez; no hay nada.

Papá me ha dejado una nota de felicitación y dinero. Sé que se esfuerza, y se lo agradezco.

Esa tarde, al llegar a casa de Ethan, Michelle me recibió con un enorme abrazo. Nos sentamos en una mesa larga que tiene muchas botellas de alcohol y vasos rojos. No hay nadie a nuestro alrededor.

–¿Te gusta tu fiesta? –me pregunta.

–Eso creo –respondo–. ¿Dónde están todos?

–Creo que fueron por más alcohol –dice, mientras colocaba música en una enorme bocina.

–Tengo que darte tu regalo, Ian –dice emocionada

–¿Compraste algo? –pregunto inquieto.

–Soy tu mejor amiga, por supuesto que compré algo –responde.

Se levanta y me da la mano para que la siga. Nos dirigimos a la habitación de Ethan, al abrir la puerta, podemos ver a Mónica y a Drew, estaban a punto de besarse.

No sé qué hacer. Estamos paralizados. Mónica empuja a Drew y este cae sobre la cama de Ethan, se dirige hacia Michelle, pero ella sale corriendo antes de que Mónica la pudiera alcanzar. En ese momento Ethan y Matt entran a la habitación. Yo aún estoy paralizado, no lo puedo creer.

–¿Qué pasó aquí? –pregunta Matt.

Observo a Drew, sus ojos se tornan rojos y se llenan de lágrimas. Trata de alcanzar a Michelle, pero lo detengo.

–Nada, no pasó nada –respondo enojado.

Corro para buscar a Michelle, al llegar afuera, Wendy me detiene.

–Ian, ¿Qué le paso a Michelle? –suena inquietante–. Se fue corriendo, parecía alterada, y Mónica estaba gritando como loca.

-¿A dónde fue? –pregunto desesperado.

–Yo iba entrando, cuando ella azotó la puerta de nuestro auto y aceleró.

–Hay que correr –digo.

Ambos corremos para alcanzar a Michelle pero no la alcanzamos, le llamo a su celular, y contesta.

–Hola... –se escucha muy triste.

–Michelle, ¿Dónde estás? –pregunto.

–Estoy conduciendo, voy a mi casa.

La escucho llorar.

–Regresa, tenemos que hablar.

–No voy a regresar a ese lugar –contesta.

–¡Dame el teléfono! –grita Wendy mientras me lo arrebataba–. Michelle regresa aquí o le llamaré a papá para avisarle que estás haciendo una tontería.

Me encuentro mirando a todos lados, en busca de los demás, pero solo veo a Mónica en una esquina peleando con Drew.

–¿Michelle? –pregunta Wendy.

La llamada termina, trato de volver a marcar pero no contesta. Decidimos volver a la fiesta, antes de entrar a casa de Ethan, me topo con Drew.

–¡Qué carajos fue eso! –grito.

–¡Alguien dígame qué está pasando! –grita Wendy.

–¿Ian, podemos hablar? –pregunta Matt.

Respondo que sí, con la cabeza. Y nos alejamos de ellos para que no nos escuchen.

Infinito por PrivilegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora