Capítulo 18.

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Después de comer, las chicas decidieron ir de compras, así que aceptamos, entramos por todas las tiendas, mientras ellas salían cargadas de bolsas. Yo solo compré un par de pantalones y una chaqueta que me había gustado.

El tiempo se pasó volando, pues ya era de noche, las pantallas de Times Square predominaban más, era todo un espectáculo.

Estoy cansado, pues hemos estado fuera desde temprano, me duelen los pies; me urge llegar al hotel, darme un baño y dormir un poco.

Observo a mis amigos, todos siguen cautivados por Times Square, continúan tomando fotografías, también graban videos.

Me alejo un poco para contemplar por mi mismo mi entorno, me siento feliz, pero al mismo tiempo me aterra el volver a mi realidad. ¿Qué sucederá el viernes? ¿O mañana? Mañana es el último día que dormiremos en Nueva York.

También estoy nervioso por mis terapias, sé que es algo que necesito tomar, pero me da mucho miedo el volver a mi pasado, es necesario para sanar, pero en verdad tengo mucho miedo, lo único que me anima es que mis amigos no me dejarán solo en cada terapia a la que vaya.

–¿Te gusta la vista? –pregunta Johanna junto a mí.

–Es irreal –respondo.

–¿Por qué? ¿Nunca habías visto Times Square en la películas?

Los dos reímos.

–Claro que sí, solo nunca imaginé que lo estaría viendo en persona.

–Hay muchas cosas que aún nos faltan por ver –dice–. ¿No es genial?

–¿A qué te refieres?

–Me refiero a que todavía tenemos por delante, al menos a mi me emociona. Yo no tenía idea que vendría a Nueva York, si hace una semana me hubieran dicho que vendría, ni siquiera lo habría creído. Me da mucha curiosidad ver como todo avanza, y nada deja de sorprenderme, quien sabe que suceda mañana, o la próxima semana, pero me encanta estar aquí, me encanta estar viva para poder vivirlo.

Volteo a verla, ella lo hace también. Mis ojos solo pueden ver su rostro, todo lo demás es borroso a su al rededor, está por pasar, ambos lo sabemos, tiene que ser ahora o nunca.

–¡Oigan, tenemos que irnos! –grita Jessica–. No me fijé en el horario del estacionamiento. ¡Cierran en cinco minutos!

–Genial Jessica, solo tenías una tarea –dice Ethan.

–¡Cállate, Ethan! –grita Brittany.

–¡Vámonos ya! –vuelve a gritar Jessica.

Tomo a Johanna de la mano, y todos mis amigos comienza a correr frente a nosotros. Estamos corriendo por Times Square, qué loco; todo es perfecto.

Volteo a verla, está riendo y el correr hace que su cabello se alborote, con la otra mano intenta peinarlo para que no le estorbe.

Es tan hermosa.

Llegamos al estacionamiento, con un minuto de sobra, entramos a los autos y nos vamos directamente al hotel.

Hemos llegado, sigo cansado y me duelen los ojos, así que tomaré un baño y al salir caeré por completo a la cama.

Entro a la ducha una vez más, coloco algo de música para calcular el tiempo, pues nunca me ha gustado desperdiciar agua, escucho como del otro lado de la puerta están mis amigos murmurando, Ethan no deja de hablar en voz baja, es tan tonto; reconocería su voz en todos lados, incluso debajo de la tierra.

Salgo, todas las luces están apagadas, no veo absolutamente nada. Estoy en pijama, y con una toalla sobre el hombro.

–¡Feliz cumpleaños! –gritan todos.

Infinito por PrivilegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora