En el camino hablamos de Wendy, Ethan siempre ha tenido sentimientos por ella.
–Siempre he querido acercarme a ella, pero Sam y Michelle me intimidan un poco.
–Es raro que le temas a Sam y Michelle, pero no a Wendy –me rio.
Llegamos a casa de Michelle. Ethan se siente feliz. Yo me siento un poco feliz.
Su mamá se encuentra afuera fumando un cigarrillo.
–¡Pasen! Por aquí, Michelle tiene muchas ganas de verte, Ian.
–Y yo quiero verla a ella –sonríe.
Ethan se queda callado.
Entramos, su casa es elegante, el padre de Michelle trabaja fuera de la ciudad, tiene muchas tiendas de ropa que su hermano le envía de París. Para venderlas aquí en Cleveland, y su madre es dueña de un pequeño restaurante.
–Suban, ella está en su habitación –dice.
Subimos las escaleras, la alfombra sobre ellas me recordó a un hotel, su casa es tan acogedora.
Al llegar a su cuarto, está Michelle, acostada. Junto a ella se encuentran Wendy y Sam.
–¡Hola! –dice Sam.
–Hola, Sam –digo–. ¿Cómo estás?
–Muy bien –responde–. ¿Cómo estás tu?
–Igual.
–¿Cómo estás, Ethan? –pregunta Sam.
Ethan se encuentra justo detrás de mí, volteó a verlo, sus ojos están fijados en Michelle.
–Estoy, bien –contesta–. ¿Cómo están todas?
Todas ríen.
–Hablo por Michelle al decir que todas estamos un poco mal –dice Wendy.
–Mónica es una idiota –dice Michelle.
–Pero es tú idiota –contesto.
Todos reímos.
–Drew no para de llamarme.
–Deberías no tener contacto con él, por ahora.
–¿Cómo? Sí lo veré en tú fiesta.
–¿Irás? –pregunto.
–Claro, además, tu regalo se quedó en casa de Ethan.
–¡Todos iremos a tu fiesta! De hecho, Ethan mandó las invitaciones desde temprano –dice Wendy.
–No sé, ya no tengo ánimos para otra fiesta, mis cumpleaños siempre son un desastre.
–¿A qué te refieres? –pregunta Ethan–. No tienes que preocuparte por nada. Solo debes asistir y ya.
–No es eso, solo que; siento que es como una maldición. ¿Qué tal si vuelve a ocurrir una tragedia?
–Ian, lo que me pasó no fue una tragedia, fue un accidente. Además lo agradezco, no hubiera permitido que me siguieran viendo la cara de tonta esos dos.
–Drew es un imbécil –dice Sam.
–Concuerdo con ella –dice Ethan–. Es un imbécil.
Todos volvemos a reír.
–Muchas gracias por venir, ahora me siento mucho mejor –dice Michelle–. Gracias también a ti, Ethan.
–No hay de que –dice Ethan–. Eso significa que... ¿Ahora estás soltera?
–Eres un idiota –digo.
–Supongo que sí –dice Michelle mientras sonríe–. Pero lo siento, Ethan, no eres mi tipo.
–Vaya, una bala directo al pecho –dice Wendy.
–Es broma, solo quiero romper un poco el hielo –dice Ethan.
–Volviendo al tema principal. Sabes que siempre estaré a tu lado, pase lo que pase –digo.
–Lo sé –dice Michelle–. Yo también estaré a tu lado por siempre, y quiero decirte que lamento haberme alejado, desde que comencé mi difunta relación con Drew, pasaste a segundo plano, y todo fue muy rápido, lo de tu mamá era reciente, y debí de continuar a tu lado, en verdad lo lamento.
–No pasa nada, tienes que seguir con tu vida. La única que cambió fue la mía.
–Todos somos como una familia, cambió nuestra vida, Ian –dice Michelle–. Todos amábamos a tu mamá, todos te amamos a ti.
Me quedo callado un largo tiempo. Hasta que el padre de Michelle toca la puerta.
–¿Cómo están por aquí? –pregunta.
–Todo bien, pa –contesta Wendy.
Michelle me mira a los ojos.
–Sé como te sientes, lo veo en tu mirada, y solo quiero decirte que no estás, y nunca estarás solo, Ian –susurra.
–Gracias –contesto.
–Ian, creo que hay que dejar a Michelle descansar, tiene que recuperar fuerzas –dice Wendy
–Sí, tienes que estar bien para la fiesta –dice Ethan.
–¿Cuál fiesta? –dice el padre de Michelle, molesto.
–Nos vemos ahí –susurro.
Michelle sonríe y se acomoda para poder dormir.
Ethan y yo nos despedimos de las chicas y de los padres de Michelle. Al salir, está lloviendo, así que tomamos un taxi. Este fue a dejar primero a Ethan, y después a mí.
Una vez más en casa, pero ahora se sentía diferente.
Era la primera lluvia desde que mi madre falleció, todo se siente tan irreal.
Hay tantas cosas que aún no asimilo, tantas cosas que parecen tan insignificantes, pero sin ella aquí, se vuelven extrañas, como la primera noche, el primer desayuno, el primer verano, la primera lluvia.
Me siento en el balcón de la habitación de mi padre, mientras observo como esta cae con fuerza. No puedo entender por qué me siento tan vacío, tan incompleto. Yo solo quiero que ese sentimiento termine, quiero volver a ser el mismo de antes, asimilarlo, y continuar, pero me parece imposible. Me parece imposible ver mi futuro después de la muerte de mi madre.
Y por más que intento, no puedo volver a ver las cosas como antes. Ahora todo es gris, todos los recuerdos son grises.
¿Cómo una simple lluvia me afecta tanto?
¿Qué pasará cuando caiga nieve?
¿Cuando llegue el otoño y los arboles empiecen a secarse?
No quiero que cosas tan comunes me afecten, no quiero que esto se vuelva una costumbre para mi.
¿Qué puedo hacer? Siento que se me acaba el tiempo para encontrar una respuesta.
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Infinito por Privilegio
Подростковая литератураIan Collingwood está por cumplir diecisiete años, tras la muerte de su madre, siente que no hay una razón para continuar con su vida. Después de su segundo intento de suicido, tiene un sueño en donde la ve, y ella le dice que deje de intentarlo, "to...