Capítulo 15.

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Llegamos al hotel, las chicas gritan como locas, pues ya es tarde; y todas quieren bañarse lo más pronto posible.

Los chicos y yo nos quedamos en nuestra habitación platicando sobre Johanna y sobre mí, mientras que Matt se quitaba el olor a vomito en la ducha. Los globos que ella le obsequió están flotando en la esquina de la habitación.

–Ian está enamorado –dice Ethan.

–¡Cállate, Ethan! –dice Drew–. Apenas la conoce.

–Es cierto –dice Jorge–. ¿Cuántas veces se han visto? ¿Dos?

–Ya lo sé, Ethan está demente, nos hemos visto tres veces; contando el día de hoy.

–Pues mañana serán cuatro, y para cuando regresemos a Cleveland ya habrán pasado ocho días –dice Ethan.

–Es muy pronto –digo–. Tengo cosas que solucionar.

–Cierto, no olvidemos tu cita con la madre de Mónica, será el próxima sábado –dice Drew.

–Genial –digo.

–Ian, no está mal si ella te gusta –dice Ethan.

–Yo, yo no lo sé –digo–. Nunca me he enamorado.

–Puede ser tu primera vez –dice Drew–. Primera vez viajando solo, primera vez bebiendo, primera vez enamorándote. Estás haciendo todas las cosas que nunca hiciste por primera vez. ¿Dime si no se siente bien?

–Sí, se siente bien.

–Ahí está –dice Jorge–. No tengas miedo a enamorarte, todos lo hemos hecho al menos una vez en la vida.

–Aún no lo sé –digo–. Aún no sé si me gusta Johanna, pero también estoy confundido, porque no puedo dejar de admirarla, creo que me di cuenta un hace rato; en la playa.

–Me alegra escuchar eso –dice Ethan–. Mereces lo mejor.

Matt sale del baño, con una toalla amarrada a su cintura, se ve como nuevo.

–¿Me perdí de algo? –pregunta.

–A Ian le gusta Johanna –dice Jorge.

–Ya lo sabíamos –dice Matt–. Eres tan obvio.

–¿Qué? –pregunto confundido–. ¡Aún no estoy seguro!

–Bueno, creo que es mi turno de usar el baño, recen por mi, chicos –dice Ethan.

–Imbécil –dice Matt–. Soy más limpio que tu.

–Tal vez en otro universo –dice Drew.

Todos reímos.

Mientras espero mi turno para ducharme, no puedo evitar tomar un lapicero y una hoja de papel, que los encargados dejaron en la habitación para que escribamos alguna sugerencia o queja.

Comienzo a relatar lo que vivimos este día, cada mínimo detalle. Me siento bien haciéndolo, no dejan de venir las palabras a mi mente, gasto tres hojas completas, y por fin termino.

–¿Qué haces? –pregunta Ethan detrás de mi.

–Estaba escribiendo algo.

–Son muchas quejas y sugerencias –dice.

–No es eso, Johanna me dio una gran idea; escribir sobre el viaje, sobre mí, lo que he vivido.

–Es una idea increíble.

–Gracias –digo.

–Después hablamos de eso, ahora báñate, eres el único que falta.

Entro a la ducha y solo pienso en Johanna, estoy tan desconcentrado, debería estar quitándome toda la arena que hay sobre mi cuerpo, pero solo pienso en ella. Creo que si estoy enamorado.

Infinito por PrivilegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora