Estuve platicando con Johanna durante un largo tiempo, mientras escuchaba a mis amigos murmurar en la otra habitación, sabía que algunos de ellos querían llevarme e internarme en algún psiquiatra, no los culpo. Otros solo decían que fue por la drogas, y el resto volvía a sugerir el psiquiatra.
No puedo enojarme con ellos por querer ayudarme, pero honestamente me aterra pasar todo lo que resta del verano en una clínica, no lo veo en mis planes.
Tocan la puerta, quien entra es Ethan.
–Ian –dice él– ¿Pueden salir?
Miro a Johanna, tal vez esta sea la última vez que pueda hacerlo.
Salgo de la habitación con una vergüenza del tamaño del lago Erie, con la mirada en el suelo mientras siento como todos me observaban.
–Lo siento –digo.
–No tienes que pedir perdón –dice Michelle.
–Sabemos que es difícil –dice Ethan.
–Queremos ayudarte, para que no vuelvas a intentarlo –dice Wendy.
–Mi madre, mi madre puede ayudarte –dice Mónica–. ¿Recuerdas que es psicóloga? Tal vez ir a terapia con ella no sea mala idea.
–Yo...
–Para –interrumpe Ethan–. Irás con la mamá de Mónica y tomarás terapia. Hablo por todos cuando digo que no queremos internarte en un psiquiatra.
Johanna está justo detrás de mí, mientras Ethan sermonea sobre salud mental, ella toma mi mano. No me siento solo.
–No te dejaremos solo, cada quien pondrá de su parte, y en cada sesión, alguien te acompañara. –dice Ethan–. Empezarás la próxima semana.
–Y yo iré contigo –dice Mónica–. Creo que será más fácil, si te sientes incómodo, solo saldrás por la puerta y me verás ahí sentada, esperando. Al fin de cuentas, es mi casa.
–No sé que decir. Gracias a todos.
–Sé que está mal, pero decidimos guardar este secreto, no queremos alarmar a nadie, mucho menos a tu padre –dice Ethan.
Lo miro directamente a los ojos, ambos sabemos a qué se refería. Si Ethan le hubiera contado a todos sobre mi primer intento de suicidio, definitivamente no estaríamos aquí. Yo no estaría aquí.
De algo estoy seguro, no quiero intentarlo de nuevo, es horrible, y siempre fracaso en el intento.
De repente, las palabras que mi madre me dijo en aquel sueño, vinieron a mi mente.
¿A qué se refería con que soy "infinito"?
–Entonces ya está, empezarás la próxima semana –dice Wendy.
–Sí, me parece bien –dije aún apenado–. Quiero mejorar, quiero hacerlo porque sé que tengo mucho que hacer aquí todavía. Quiero ser mejor persona, quiero aprender a vivir.
–Estamos de acuerdo y nos alegra escuchar eso, saldrás adelante, Ian. No te dejaremos solo, nunca –dice Michelle.
–¿Abrazo? –pregunta Wendy.
–Abrazo –contesto.
Wendy me abraza, seguido de todos, incluida Johanna, que seguía sin decir una sola palabra, pero su compañía es más que suficiente.
Después del abrazo, todos tomamos asiento en el sofá de Ethan.
–¿Por qué no inicio mañana?
–No puedes, nadie podrá acompañarte –dice Michelle.
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Infinito por Privilegio
Teen FictionIan Collingwood está por cumplir diecisiete años, tras la muerte de su madre, siente que no hay una razón para continuar con su vida. Después de su segundo intento de suicido, tiene un sueño en donde la ve, y ella le dice que deje de intentarlo, "to...