Capítulo 26: La Arquera.

52 3 0
                                    


El cielo comenzaba a oscurecer, conto los días desde que había dejado atrás Tongwancheng nuevamente. Se había comportado cruel pero había logrado detener un asedio sin perder vidas significativas, las perdidas siempre eran dolorosas, pero si comparaba con lo que pudo ser a lo que fue aquella era una victoria absoluta.

Había partido de prisa, solo dos días después del asedio, tomo a 600 de sus hombres antes de lanzarse a una contienda casi suicida, no había armamento extra, ni suministros, su plan era viajar ligero y ganar terreno en el viaje apresurado, sin cansar a los caballos. Por esta razón habían tardado un poco menos de lo habitual en un viaje hasta la provincia de Bai Lang.

Era como una niña, expectante, hiperactiva, el murmullo entre la tierra y el cielo no se debía a la briza ni al cambio de estación. El sonido que retumbaba una y otra vez eran los gritos de guerra, muy a lo lejos pero aun audibles para los extranjeros en aquella tierra, tan ajenos como ella.

Se topó con dos poblados calcinados, se le removieron las entrañas ante tan dolorosa vista, todos habían sido campesinos, indigentes y esclavos, esto era lo que traía la guerra en todas sus manifestaciones, muerte. Comprendió la situación en la que se encontraba la provincia vecina a la suya, aunque ambos compartían la frontera la geografía era diferentes.

- Alteza – llamaron – sobrevivientes.

Aunque extraño siempre había posibilidades de encontrar una nota de esperanza en aquel deprimente lugar. Entre escombros de una destruida casa dos niños sostenían un bebe, aferrados a él, protegiéndolo. Sus sucias manitas y sus llorosos ojos impactaron más que mil muertes. No confiaban en ellos tenían miedo, era comprensible, para que ellos pudieran vivir sus padres debieron ser la carnada.

- Todos atrás. - desato su casco y lo retiro, dejando ver su rostro - No soy enemigo, venimos a ayudar. - tenían miedo de aquellos ojos - Soy el monarca de Li Yun, ¿Les han contado de mí? - una de ellas asintió

- Que es un dios/demonio de ojos raros.

- ¿Vez mis ojos ahora? - sonrió cuando ella asintió - ¿Me veo como un demonio? - ella se negó, Liu Shui Yue dulcemente la consoló - ¿Quieren venir conmigo?

Espero, solo uno se había sincerado, pero aun aferraban al bebe que comenzaba a llorar.

- Debe tener hambre. - Zhi Le hablo desde atrás. - Alteza, no tenemos ningún tipo de alimento para él.

- Deben llevar días ocultos. - se volvió - ¿Cómo le han alimentado hasta ahora?

- Una cabra, - hablo el niño - Encontramos una cabra atrapada entre rocas y árboles.


Ella sonrió aliviada, no sabía qué hacer con ellos, pero el primer problema ante ellos tenía solución. Ahora solo le quedaba ver que hacía con ellos, no podía llevarlos consigo, se dirigía al campo de batalla.

- Alteza yo me quedo con ellos - Zhi Le dio un paso al frente - Buscare por si encuentro más sobrevivientes, cuando sea preciso envié por nosotros para reunirnos.

- ¿Estás segura? - La Mariposa sonrió - Eres la única que vino conmigo esta vez, no puedo dejar a nadie más.

- Lo sé, esperare por usted Alteza.

- Enviare por ti Zhi Le. 





Cabalgaron un día más antes de dejar atrás la vegetación y los campos de cereales. La tierra se volvió más árida y rocosa mientras se acercaban mas al pie de las majestuosas montañas que rodeaban la frontera de Bai Lang con Yan, desde las tierras de Li Yun ella solo los había visto en los días poco nublados, como simple parte del paisaje, ahora era la primera vez que llegaba justo a la entrada de la formación montañosa. 

Habían llegado donde el cielo se unía con la tierra y la nieve siempre adornaba las cumbres.

Dejaron a un lado el tranquilo viaje y ahora alertas ingresaron con espadas en mano, el retumbar de sus pasos podía escucharse muy lentamente, eran 600 jinetes bien entrenados, no había forma de ocultar su presencia, siguieron adelante. 

Lentamente el sonido de los gritos desgarradores y el choque de las espadas fueron haciéndose más intensos, el olor a pólvora lleno sus fosas nasales. El grito de guerra y el sonido de los cuernos se unieron a la vorágine de sucesos que envolvían aquella infernal batalla donde no se sabía quién podría ser el bando vencedor.

Soldados de a pie fuero empalados por las lanzas mientras cabalgaba en zigzag aludiendo a enemigos y aliados para llegar donde su objetivo se encontraba, Liu Jin Xi. Se demoró en lograr divisarlo en otro de los niveles mientras combatía solo a un pequeño número de soldados, era un poco más lento de lo que podría recordar, asustada apresuro el paso, si seguía luchando así caería extenuado a no ser que hubiera sido herido, entonces sería peor. 

Abandonó su montura tomo solo arco y carcaj, escalo, escalo entre los gritos de los hombres en medio de la batalla, siempre temeraria solo fue hacia delante, del otro lado del acantilado estaba su objetivo. Se escondió del ojo del enemigo mientras ascendía lentamente para tratar de quedar por encima del nivel de su objetivo que aún permanecía en una meseta por encima del nivel donde los soldados de Yan y Li Yun combatían.

Debía llegar a él.

Se acomodó en un desfiladero, tomo una de las flechas en el carcaj y con la daga que saco de su bota tallo unas líneas. Sin pensarlo dos veces tomo su arco, tenso la cuerda y disparo. 

La Diosa de la Guerra - El Sol de Xia ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora