Si se ponía a reflexionar podría entender todas sus acciones, vulnerable y enfatizar sobre todo en que ella nunca se comportaba de esa manera, dejarse llevar de esa manera y actuar así en público, nunca.
Volviendo a su actitud cerrada entro a su mansión sin decir una palabra, uno de los guardas la saludo e inmediatamente la detuvo.
- Su Alteza, un jinete de palacio dejo esto para usted.
Por la actitud del soldado esto concernía al duque.
Tomando el royo de seda inmediatamente se adentró y dio las primeras ordenes, se marcharían de regreso a Li Yun, si la frontera de Bai Lang había sido burlada no era un impedimento que su tierra corriera peligro.
La mansión comenzó a volverse bulliciosa, desenrollo allí de pie el rollo de seda, la orden de la movilización del duque de Li Yun había sido emitida, pero ante todo la cuarta princesa debía permanecer en la capital.
Liu Shui Yue comprendió.
Las apariencias debían permanecer en el mismo lugar, eso implicaba a que una "Cuarta Princesa" debía existir en ese palacio.
- Alteza ¿guerra? – Dong Sun corría hacia ella.
- No, solo nos desplegamos. Dong Sun, tú y las muchachas se quedan en la mansión.
- ¿No vamos con su alteza?
- No, la idea de que en la Mansión aun reside la cuarta princesa es prioridad. – ella asintió – pronto habrá un cambio de estación, los llanos se cubrirán de nieve, solo tendremos la ventaja si llegamos primero a cuartel. Dong Sun voy a entrar a palacio.
La doncella recupero la compostura, inmediatamente se giró y llamo a algunas de las criadas, al mismo tiempo el cuerno sonó, el movimiento de pasos en el patio interior se escuchaban ordenandos y suaves.
Sus pasos la llevaron a la habitación que siempre permanecía cerrada a los ojos curiosos, las puertas se abrieron de par en par, dejando al descubierto el contenido de aquel lugar, una simple habitación sin muebles, pero con lo necesario para que la identidad del Duque de Li Yun fuera creíble.
Una espada, "Nieve Cortante" le fue entregada por su maestro el día en que se convirtió en Duque, la espada curvada no era como las utilizadas por la gente de Xia, el frio de su hoja era dibujado por líneas colocadas por el artesano eran como olas al viento, pálida y elegante, recordando la primera nevada del año, esa hermosa espada que se coloreaba de sangre en medio de las batallas fue quien le dio la bienvenida a su dueño al entrar al recinto que la guardaba como si de una joya se tratara.
Otras armas se colocaron a conciencia delicadas y bien posicionadas para mostrar la verdadera reina que desde el centro era observada por la Princesa Duque.
La armadura, desde el centro de la habitación era la misma con la que entro a la capital meses atrás, los recuerdos ahora eran lejanos, los ociosos días habían terminado.
Guerra, los tambores sonaron por toda la muralla de la capital hasta el palacio, no se ocultó la verdad que muchos ya sabían.
Vieron a su príncipe de Bai Lang partir, ahora esperaban que el hermoso muchacho al que llamaban también Señor de la Guerra saliera por aquellas puertas para guardar la frontera una vez más.
La entrada a palacio fue todo menos suntuoso, los funcionarios se le quedaron mirando cuando camino hasta el punto indicado y se arrodillo. Ataviada con aquella armadura de cuero y hierro lamenar toda con su uniforme negro y rojo, tomo su casco en la mano derecha cuando se levantó.
Frente a ella el Primer Ministro Chen entrego formalmente un sello militar, la orden de despliegue había sido emitida.
Cuando Liu Shui Yue entro al palacio interior de la Reina no imagino nunca que se encontraría no solo con su madre y su abuela la reina madre, su padre real había despedido a sus cortesanos e inmediatamente se dirigió al mismo lugar. Tras ella inmediatamente su hermano mayor el príncipe heredero era seguido por el primer ministro.
- Padre Real, permítame saludarlo. – dijo la obediente hija mientras presentaba su respeto.
- ¿Porque? ¿Por qué Su Majestad debe enviar a la Princesa? – la reina se levantó de su sitio y encaro al rey – no dije nada cuando crearon toda la farsa, pero ahora es diferente.
- Madre Real debe calmarse – el príncipe heredero intercedió – hace más de diez años que Shui Yue es un general en las fronteras con Yan, no es su primera lucha.
- Acaso no te preocupas por tu hermana menor, mira a la princesa, armadura, espada, no es un juego realmente se marcha para la guerra.
- Madre Real no se preocupe – hablo la aludida por primera vez – solo regreso a intensificar los puntos fronterizos, las tierras de Bai Lang fueron las burladas, la gloria de la batalla solo será para el príncipe.
Al escuchar la palabra gloria la cólera de la reina era visible. En un acto de calmarla la Reina Madre tomo a su nuera y la abrazo mientras esta comenzaba a llorar. Su hija, su dulce y pequeña hija era solo una sombra del pasado, solo podía ver un rostro serio e inanimado que hablaba de guerra y gloria tan natural que asustaba.
- La Reina debe comprender – el primer ministro hablo – usted aun la ve como su princesita, pero ya no lo es, la princesa hace mucho tiempo dejo a un lado aquello que le daba un nombre. Aunque sea desgarrador debe aceptar.
El anciano ministro tenía razón, aunque en aquella habitación se encontraba su familia solo podían serlo en aquel instante, el Rey debía pensar en el bien de su reino y los llanos de Li Yun debían ser resguardados mientras existían conflictos entre ambos reinos.
- La Madre real no debe cerrarse, estos son los momentos en que debemos ser más alertas, Li Yun es un punto entre la misma Yan y los nómadas del desierto. – se acercó a su madre y se dejó besar antes de apartase - Este Duque no debe permanecer lejos de sus tierras, el pueblo sufre, pronto el invierno cerrara los pasos y si esto se extiende el hambre y la miseria llegara a mi feudo, entonces solo sería el inicio de la debilitación de Xia.
En aquel instante todos la vieron por primera vez, hasta aquellas no eran las de una niña mimada que fingía ocultarse en las ropas de hombre, era el monarca de Li Yun.
Siempre en el fondo de sus corazones se confiaron de que aquella falsa era solo un juego para la princesa, Liu Shui Yue era un monarca ahora, tenía una tierra a la que proteger, no había ideas románticas de mujer, miraba el mundo de una forma diferente a la de su familia, si, ellos también supieron anteponer la nación sobre su propia felicidad, solo que fue diferente, no la podrían comprender del todo pues miraban ese mundo que querían proteger detrás de los muros de la misma ciudad en la que vivieron toda su vida, nunca tocaron la tierra árida tras la pérdida de la cosecha o abrazaron la lluvia tras la sequía, nunca lloraron la muerte en medio del campo de batalla, solo conocían las realidades que le contaban, no la vivían.
Por eso eran diferentes, no los odiaba por ello, ella fue así, vivió también ese mundo romántico en el que la guerra era una palabra más del vocabulario y era demasiado lejana como para preocuparle.
Tomando el protocolo militar y como si de varón se tratara se arrodillo ante el padre inclinándose para rendir honor.
- Padre real, este duque marcha a la guerra. Regresare con vida, con honor y gloria.
- Este Rey esperara buenas nuevas del Duque.
¿Fue demasiado fría e indiferente en la despedida?
No, fue necesaria, ante el dolor de la despedida y las heridas del pasado que volverían a abrirse si permanencia demasiado tiempo en aquel lugar que una vez fue su hogar. Amaba a su familia, pero aquellas paredes eran la cárcel de la que huía.
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La Diosa de la Guerra - El Sol de Xia ✔️
RomanceCuando despertó estaba en el cuerpo de una niña, una niña que flotaba en una barcaza fúnebre, fue llamada hada, fue venerada, era la 4ta Princesa de Xia. Pero no lo tenía todo. Un prometido que la abandona para casarse con otra, esa mujer intenta m...