Capítulo 4

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"Niebla"

Definitivamente el día fue más fácil de sobrellevar una vez que hubo resuelto los conflictos con Lan Wangji. Incluso ahora, mientras todavía cumplía con su castigo en el Pabellón de la Biblioteca, el joven amo no protestó una vez que Wei Wuxian se sentó cerca para continuar copiando las reglas.

Dejó el pincel una vez que la imagen de Lan Wangji bajando su libro y poniendo atención al pequeño conejo que estaba en su regazo llamó su atención. Sonrió inevitablemente.

—Le agrada— comentó, mientras recargaba la mejilla en la mano, disfrutando de la tierna escena —Más tarde puedo enseñarle un lugar especial.

Wei Wuxian rió entre dientes y después continuó escribiendo en silencio cosa que Lan Wangji agradeció . El conejo tomó lugar en su regazo y volvió a dormir.

Tardíamente descubrió que Wei Wuxian era mucho más fácil si le prestaba algunos segundos de atención.

Observó su figura prístina entre las hojas de papel y la tinta, su cabello caía por debajo de los hombros.

Para ser honesto, no entendía porqué continuó, durante el último par de días, evitando hacer contacto con el hombre, sobre todo después de que él explicara las verdaderas intenciones de su llegada al lugar. Intentó convencerse de que era por su poca intensión de apegarse a las reglas o por haberlas transgredido al romper la barrera, pero después de que Wei Wuxian demostrara su absoluta disposición a obtener un castigo por ello y visitar al tío abuelo después a pesar de su evidente premura, ese argumento perdió validez.

Quizá fue el orgullo herido al verse igualado e incluso superado en cierta medida, por un cultivador errante.

Una hoja de papel se deslizó por debajo del libro y cuando lo hizo a un lado, se encontró con los expresivos ojos grises de Wei Wuxian delante suyo. Su boca curvada una sonrisa pícara.

Alzó el menor las cejas una vez que sus miradas se encontraron y de nueva cuenta, movió el papel que traía en las manos en dirección a Lan Wangji.

—¿Qué es esto?— preguntó el jade, los trazos marcaban un dibujo a tinta de su persona y del conejo en su regazo.

—Un regalo— dijo el otro mientras dejaba la cabeza sobre las manos, deleitándose de las pequeñas pero peculiares reacciones del otro, minúsculas como para ser notadas por alguien que no estuviera cerca.

—¿Le gusta?

El silencio que se hizo entre los dos pareció ser la causa de la gran sonrisa de Wei Wuxian.

—Mh.

—¡Mh!—  el más joven volvió a su lugar rápidamente y desde ahí, Lan Wangji pudo ver como se volvió a él por un instante y regresó a su trabajo.

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El campo de flores silvestres estaba fresco, salpicado con ligeras gotas de la llovizna que aconteció mientras estaban en la biblioteca.

Se abrió un camino entre la hierba cuando Wei Wuxian pasó rumbo al lugar donde los conejos estaban, seguido por Lan Wangji.

Inmediatamente el pequeño que se encontraba en los brazos del jade comenzó a moverse incómodo, hasta que el hombre lo colocó en el suelo y este corrió en dirección a un grupo de conejos que estaba a poca distancia de ellos.

Sangre jovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora