Capítulo 2

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"Afiliaciones"

Lan Wangji no era un hombre de muchas palabras concluyó Wei Wuxian.

Antes de pasar horas bajo su vigilancia en el pabellón de la biblioteca Lan, honestamente creyó que la actitud del hombre se debía a los desafortunados acontecimientos de la noche anterior. Sin embargo cuánto más pasaba tiempo con él, quedaba cada vez más claro que su cara neutra y su silencio eran intrínsecos a su ser.

Wei Wuxian agitó la cabeza, exhausto ante su propia resignación y remojó de nueva cuenta la punta del pincel en la tinta, antes de continuar copiando más y más de las extravagantes reglas del clan Lan de Gusu.

No sonreír sin razón, no exaltarse demasiado, no comer más de tres cuencos de arroz…

¡De seguro ni los dioses tenían tantas reglas!

Resopló y entrecerró los ojos mientras movía casi en automático la punta del pincel, sin embargo cuando la promesa del señor Lan QiRen de reunirlo con Lan QiFeng volvió a su mente, inmediatamente abrió los ojos y continuó copiando con más entusiasmo.

Poco había escuchado desde la noche anterior, después de ser levantado a las cinco de la mañana por un estoico señor Lan Wangji, había pasado el resto de la mañana en este lugar, aún así, de los pocos discípulos que pasaban en los pasillos de la biblioteca escuchó que algo especial estaba sucediendo el día de hoy.

—Joven amo Lan— llamó una vez que dejó el pincel, Lan Wangji que se encontraba a una corta distancia, cerró el libro que tenía en las manos y lo bajó hasta dejarlo sobre la mesa, sólo entonces se dignó a mirar al otro.

Wei Wuxian tomó algo de aire antes de hablar, estuvo tentado a preguntarle acerca de las cosas que había escuchado, sin embargo por alguna razón, hablar de otra cosa le pareció más entretenido —¿Qué lee con tanto interés?— le preguntó.

Entonces vio por un momento, la sombra de una reacción en los ojos de Lan Wangji, como si de alguna manera lo hubiera tomado por sorpresa, sin embargo su cara no demostró tales cosas, permaneció tan estoico como lo estaba desde que Wei Wuxian lo vio por primera vez.

—¿Ha terminado ya?— Wei Wuxian no respondió, negó para sí agitando la cabeza y volvió la vista al papel, la pulcra escritura en tinta ya estaba seca. Lan Wangji tomó con la misma elegancia el libro y lo abrió para continuar leyendo.

Wei Wuxian en todos los años que llevaba con vida, nunca se encontró con alguien así, de tan poco trato, distante pero sin llegar a ser grosero. Lan Wangji parecía tener alrededor de sí una barrera que en automático lo apartaba del mundo y de cualquiera.

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Su mirada se perdió en la ventana por un momento.

—La hora concluyó, puede marcharse si así lo desea— la voz de Lan Wangji se escuchó en la biblioteca pero el hombre frente a este parecía tan distraído que no estaba seguro si había escuchado lo que le dijo.

Lan Wangji se levantó de su lugar decidido a marcharse, sin estar dispuesto a lidiar más con un soñador despierto. Sin embargo por un breve instante, se dio cuenta de que una extraña energía rodeaba el cuerpo de Wei Wuxian, estaba tan quieto que cualquiera juraría que se trataba de una escultura y no una persona real.

Sangre jovenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora