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Cuando Jade me hizo saber que ya tenía conocimiento sobre la apuesta y se marchó maldecí una y otra vez mi mente se inundó de preguntas. ¿Qué hacía ella aquí? Emma. Estaba seguro de que Emma se lo había contado. llegué hasta su y me la encontré con el celular pegado a su oído, estaba llamando a alguien.
—Adrián no me apetece verte la verdad.
—Lastima Emma porque tendrás que hacerlo. Quiero que me digas en este momento que le dijiste a Jade.
—Le dije lo que a ti te faltaban huevos para decirle. Esa ridícula apuesta tuya.
—Eso me correspondía a mí, no tienes por qué meterte en mi relación.
—Exacto, te correspondía a ti. Y tuviste suficiente tiempo para hacerlo, pero, no lo hiciste. Y tuviste el descaro de pedirle que fuera tu novia, ni siquiera así fuiste capaz de decirle a la cara que nada es como ella cree.
—Maldición Emma, iba a contárselo. Pero no era la forma de que ella se enterara, no era la forma.
—Pudiste haberle hecho una estatua, comprarle un avión, o hasta comprarle toda una ciudad, y aun así la lastimarías. No es el lugar, Adrián, es lo que le dirías, es lo que no le contaste, es que te metiste en su vida por las razones equivocadas a las que ella piensa, y eso no es de hombres. —Emma caminó hacia la puerta y la abrió para que me fuera.
Salí de allí aún más enojado, entre al auto y manejé a toda velocidad hasta llegar a la casa de Isa. Por primera vez una chica me gustaba de verdad, y no solo para acostarme con ella, de hecho, no había pensado en eso mientras estuve con ella. Con ella sentí celos, confianza y aunque yo no lo dijera en voz alta, la quería. La verdad era que la quería, como nunca había querido a alguien. Llegué a su casa y marqué su número, estaba nervioso. Quería entrar y abrazarla, decirle que nunca me importó la apuesta, que eso solo fue un estúpido error, pero me contuve. Ella salió, se asomó a la puerta y mi corazón aceleró su pulso.
Me acerqué hasta llegar a ella, sus ojos estaban rojos, hinchados, su nariz estaba roja.
—¿Qué quieres? —Su tono de voz soñó frío, distante, pero a la vez triste, decepcionada, estaba mal.
Después de intercambiar un conjunto de palabras que solo me recalcaron que lo había dañado todo con ella, se dio la vuelta y entró a la casa. Mi corazón dolía. Por primera vez en bastante tiempo una chica hacía que mi corazón doliera, que mi alma se apagara. No sabía qué hacer. Quería estar con ella, quería abrazarla y besarla todo el tiempo, pero no sabía como corregir mi error.
Me di la vuelta y volví a casa, me encerré en mi habitación, y me dejé caer en la cama. Estaba enojado con el mundo, todo me valía lo mismo que un estúpido pepino.
***
Era víspera de año nuevo, y se sentía como la mierda.
Mi celular sonó, indicando que una llamada estaba entrando, vi el nombre de Emily en la pantalla. Era mi prima, tenía mucho tiempo sin verla.
—Hola querido primo. —Saludó entusiasmada.
—¿Emily? ¿qué haces tú llamándome?
—Me ofendes, pero omitiré eso, estoy en la ciudad y me apetece salir contigo. Tenemos mucho tiempo sin vernos y creo que una salida no estaría nada mal.
—La verdad no me siento bien, no me apetece salir ahora, lo siento.
—Y por ese motivo es que debemos ir al cine, estoy en tu puerta en quince minutos.
Puse los ojos blancos y bufé, ¿salir al cine? ¿Enserio? qué asco. Me puse de pie y justo en quince minutos el timbre de la casa sonó, la abrí y me encontré con una emocionada Emily, esto va a ser peor de lo que imaginé.
⁂Narra Jade. ⁂
Desde que Adrián se había ido yo no había hecho más que: llorar, escuchar canciones tristes, y llorar aún más. Me dolía lo que estaba pasando, y no sabía porque dolía tanto, debía estar acostumbrada a que las personas me fallarán ¿no?
Primero mis padres, mi primer novio me traicionó con mi prima, después de mucho tiempo tengo un amigo, nos llevamos bien y todo va de maravilla ¿y qué pasa? me apuñala, literalmente. Cuando hice algo bueno con Jonathan e hice que se diera cuenta de la traición de Sabrina me llamo egoísta, y ahora Adrián y la apuesta.
No era el mejor momento para pensar en todo eso, porque a pesar de todo, algunas cosas dolían mucho.
—Hey, ¿todo bien? —Jonathan entró a mi habitación, se sentó a un lado de la cama, parecía preocupado.
—Si. —Me limite a responder, pero el sabía que nada estaba bien, las lágrimas rodaban por mis mejillas, me veía horrible por tanto llorar.
—Oh vamos, sabes que no lo está, ¿quieres hablar?
—La verdad es que no, quiero estar sola.
El asintió y salió de la habitación muy poco convencido. La tarde pasó muy lenta y lo único que había hecho era comer helado, escuchar canciones que me destrozaran más y llorar, lo último más que todo.
Llegaron las ocho de la noche y alguien tocó la puerta. Me tocó abrir, Valentina y Jonathan estaban ocupados en la cocina, y mi sorpresa y vergüenza fue mayor cuando me encontré con Abner allí. Mis ojos se abrieron como platos y no oculté mi sorpresa.
—Hola, Jade.
—Hola, Abner. ¿Qué haces aquí?
—Vine a invitarte al cine, sé que es víspera de año nuevo, pero, hoy pasarán una buena película y pensé que podíamos ir los dos, aún sigo avergonzado por lo que pasó con ese chico.
Muy lindo y todo, pero no. Vamos, recházalo.
Sacudí mi cabeza como si eso lograra callar la estúpida voz de mi conciencia, quien, por cierto, tenía vida propia, o eso parecía.
—No sé si me siento bien para salir ahora, lo siento.
—De eso nada, lávate la cara y ve. Debes distraerte, y que mejor que con una buena película, solo debes llegar antes de las once y listo. —Apareció Valentina entrando al pasillo de la puerta principal.
—No tengo ganas de salir, Valentina.
—Un buen tazón de palomitas y un refresco es buen motivo para salir ¿no? —esta vez fue Abner quien habló, estaba sonriendo, y yo maldiciendo para mis adentros. Ninguno de los dos dejaría de insistir hasta que yo aceptara.
—Bueno, está bien. —Acepté con mala cara.
Fui al baño y lavé mi cara, tenía razón. Estaba hecha un desastre, estaba a punto de salir cuando entró una llamada a mi celular.
Llamada Entrante
Adrián C.
—¿Qué es lo que quieres ahora? Adrián, no tengo ánimos de hablar contigo, necesito mi espacio.
—Lo sé y te lo daré, pero Robert está aquí en el centro comercial. Lo detuvieron por un robo, y pensé que debía avisarte.
Estaba anonadada, ¿Robert? mi día sí que podía empeorar.
—¡Diablos! voy en camino. ¿Qué centro comercial es?
—Garbles. —Contestó.
Bajé y me dirigí a la cocina donde estaba Jonathan.
—Atraparon a Robert robando en Garbles, el centro comercial.
—¿Qué? ¿a Robert? pensé que se había ido de la ciudad.
—Pues ya ves que no, ¿iremos?
—¿Quieres ir?
—No lo sé, te estoy preguntando a ti.
—Vamos.
Contamos a Valentina la situación y nos pusimos en marcha en el auto de Jonathan, el conducía, valentina iba en el asiento copiloto y yo detrás con Abner. Si, con Abner, le había dicho que viniera, después de todo el cine quedaba muy cerca. Llegamos y subimos unos pisos, entramos a una tienda donde estaban algunos policías, ahí era. Alcanzamos a ver a Robert, quien tenía las manos esposadas y decía cosas que yo no podía descifrar. Entramos a la tienda y llegamos hasta donde los policías.
—Oficial ¿qué sucede?
—Lo sentimos, no podemos dar información a menos que sean familiares del detenido.
—Somos sus hijos. —Respondió Jonathan señalándome.
El oficial no pareció convencido, Robert lo confirmó y Jonathan mostró su identificación.
—Bien, el señor ha sido detenido porque trató de robar lencería femenina y escapar una vez que lo detuvimos.
—¿Lencería femenina? —repetí estupefacta.
—Si señorita. Podemos dejarlo libre bajo fianza, y tendría que pagar el articulo ya que sufrió algunos daños en las manos del señor.
—Bien, olvídelo, que se joda. —Dije y me di la vuelta para marcharme, noté que Jonathan no me seguía y me di vuelta.
—¿No estarás pensando en pagar la fianza verdad?
—Jade, no es bueno guardar rencores, después de todo es nuestro padre.
—¿Sabes qué? me importa una mierda, paga la maldita fianza Jonathan, me largo. — dije y salí de allí. Abner me siguió, hablé con Valentina y le dije que se quedara con Jonathan para que no se quedara solo, informe que iría con Abner al cine y volvería en Uber a la casa.
—¿Todo bien? —preguntó Abner quien caminaba a mi lado.
—¡Uff, todo de maravilla! —dije con sarcasmo.
Él se quedó en silencio y agradecí eso, lo que menos quería en estos momentos era hablar sobre Robert, compramos las estúpidas entradas, palomitas y dos refrescos, no sabía que película era ni de que trataba, no presté atención a nada. Entramos a la sala de cine y tomamos asiento, la película aún no empezaba, la sala estaba llena de personas.
La película empezó, habían pasado algunos quince minutos, era una película de romance, la vida era una perra, ¿justo en este momento tenía que ver una película de amor? me puse de pie y avisé a Abner que iría al baño, inmediatamente sentí una mirada clavada en mí, pero lo ignoré y seguí mi camino. Una vez allí, me lavé la cara, respiré hondo y traté de calmarme, no me sentía bien. Una chica rubia salió de uno de los sanitarios, lavó sus manos y me miró de reojo.
—¿Todo bien? —me preguntó amablemente.
—Si, gracias por preguntar.
—Ese chico no merece tus lágrimas, y si las mereciera no las ocasionaría. —Dijo, antes de que pudiera salir volví a hablar.
—¿Cómo sabes que es por un chico? —pregunté y ella se giró hacia mí.
—Estas a punto de llorar, en medio de una película romántica. Si no es eso, yo lo llamaría instinto femenino, entonces. Eres muy linda, demuéstrale que se pierde de mucho. —Me guiño un ojo y salió.
Una pequeña sonrisa escapo de mis labios.
Ignoré mis pensamientos y salí del baño, llegué hasta donde estaba Abner y seguí viendo la película, lo que era como auto destrozarme. Luego de una hora, acabó. Me puse de pie y salimos, Abner se separó y se disculpó para tomar una llamada. Esperaba pacientemente de pie y la misma chica consejera del baño se acercó a mí.
—¿Te sientes mejor o peor? —preguntó la chica frente a mí.
—La verdad, peor. —Contesté con una breve risa sin gracia.
—Me llamó Emily, por cierto. —Se presentó y extendió su mano hacia mí.
—Jade. —Me presenté y tomé su mano, la agité suavemente.
—Lo sé, estaba sentada detrás de ti con mi acompañante, escuché que el chico junto a ti te dijo algo y escuché tu nombre.
—Pequeño el mundo ¿eh?
Y fue ese uno de los momentos en donde quise que la tierra me tragará, ¿pequeño? puff, pequeño no definía el tamaño de este maldito pueblo. ¿Mala suerte? no, eso no definía mi suerte, de verdad. Mi día empeoraba cada vez más. Adrián se acercaba a nosotras, su frente estaba arrugada, confundido, asombrado... No encontraba palabra para su expresión.
—Adrián mira, ella es la chica que te platiqué. La que me encontré en el baño llorando, parece que es mi nueva amiga. Te la presento, se llama Jade, Jade él es...
—¿Tú? —la interrumpí y me dirigí hacia Adrián.
—Yo. ¿Viniste con el idiota Abner?
—No te importa, veo que tú también tienes con quien salir, no me sorprende.
—De hecho, soy su...
—... Su amiga ¿no? si claro. —Interrumpí a Emily, estaba irritada, enojada, decepcionada, no sabía cómo mierda me sentía, pero algo era claro, jamás lo perdonaría.
—Isabella, Emily es mi prima. —Informó Adrián con la voz firme.
—Jade, para ti —dije ignorando por completo lo que había dicho—¿tu prima? —dije cuando asimilé sus palabras.
—Es lo que intenté decir, ¿ustedes se conocen? … Un momento ¿Adrián es el chico? —preguntó ella con los ojos abiertos exageradamente.
—Si, Isabella es mi novia.
—A ver, ¿se llama Isabella o Jade? me perdí.
—Para ti y para todos Jade, para mi Isabella. —Informó el sin despegar su mirada de la mía.
—Exnovia, y de ahora en adelante soy Jade para ti también. —Avisé cruzándome de brazos.
—Vamos Isa, todavía no tomes esa decisión, no sin escucharme aún.
—Bueno, yo los dejo solos. Adrián voy a estar en la tienda de antes.
Adrián asintió y volvió su atención a mí.
—¿Todo bien con tu padre?
—Robert. —Corregí— No sé, lo detuvieron por robar lencería femenina, Jonathan quiso pago su fianza.
— ¿Lencería femenina? vaya, espero que todo se solucione.
—Ujum —musité.
—No quiero que estemos mal. —Dijo acercándose a mí.
—Aquí no, Adrián.
—Escucha, no descansaré hasta que me perdones y entiendas que la apuesta nunca fue un motivo ¿está bien? Cuídate.
Lo vi darme la espalda y alejarse de mí. Se me formó un nudo en la garganta, otra vez quería llorar, llorar mucho, gritar, y solo eso.
Mi celular sonó indicando que una llamada entraba, lo mire y el nombre de Emma yacía en la pantalla.
—Jade ¿estás bien?
Por un momento no pude responder, el nudo en mi garganta aun no desaparecía, estaba presente y me impedía articular alguna palabra.
—Claro. —Dije y se me quebró la voz.
—Adrián es un idiota, ¿quieres que vaya por ti?
—No, vine con Abner, tranquila.
— Estoy de tu lado, no mereces esto, que Adrián sea mi hermano no quita que sea un idiota. Y a pesar de que él lo jodio todo, ¿no crees que deberías escuchar lo que tiene para decir? talvez haya algo que nos estemos saltando.
—Si quiero, pero no por ahora, es muy pronto y no estoy segura de entender lo que sea que me diga en estos momentos, estoy decepcionada de él, Emma.
—Entiendo, cuando estés preparada entonces hablan. Necesitas distraerte ¿salimos luego de las doce?
—Lo necesito, ¿te dejarán salir luego de las doce?
—Después de las doce es oficialmente uno de enero, mi cumpleaños.
—Mejor todavía, ¿iremos solas?
—No, estarán Carlos, y los hermanos Cris.
—Bien, dalo por hecho.
Colgué la llamada, me sentía algo entusiasmada por salir con los chicos. En especial con Emma.
Abner llegó hasta mí y tomamos un Uber, su auto estaba parqueado frente a mí casa debido a que vinimos en el de Jonathan, durante el camino hubo un silencio incómodo, no sabía que decir y sabía que el tampoco.
Llegamos a mi casa y él se detuvo.
—Buenas noches, Abner, y que tengas un feliz año nuevo.
Hice el ademán de salir, pero el habló.
—Igual tú Jade, espero que todo mejore con Adrián.
¡Súper! otra persona más que se enteraba. No dije nada y salí de allí, entre a la casa y estaban Valentina y Jonathan hablando en la cocina. Hablé con mi hermano y me dijo que había pagado la fianza de Robert, traté de no enfadarme después de todo casi era año nuevo, y todo debía estar bien.
Subí a mi habitación y me cambié de ropa. Llevaba una falda de cuero negra, una blusa ajustada color negra y botas de tacón bajo color rojas, mi cabello amarrado en una coleta alta y una pulsera en mi mano. En mi cuello no estaba el collar con el dije de los audífonos, ni en mi muñeca la pulsera con el dije de la nota musical.
Eran las diez de la noche, estábamos cenando.
—Encontré trabajo, es una empresa de publicidad y la competencia de la empresa Crisley. —Nos informó Jonathan.
—Me alegro por ti.
—Eso es bueno. —Dijo Valentina.
Hablamos y cada uno informo que tenía planes después, cenaríamos y pasaríamos el año nuevo juntos para luego salir. Valentina iría con Rubén, Jonathan con sus amigos y yo con Emma y los chicos.
11:59...
—3...
—...2...
—...1...
— ¡Feliz año nuevo! —gritamos los tres al unísono.
Oficialmente ya era primero de enero del dos mil veintiuno.
Nos abrazamos en un abrazo grupal, cosa a la que me opuse pero que igual no pude evitar. Valentina empezó a llorar, según ella era muy lindo pasar año nuevo juntos, llamamos a mis tíos y hablamos durante unos minutos.
¡Y ahora, empezaba la fiesta!
Rubén tocó a la puerta, Valentina abrió y estaba lista para marcharse cuando el habló.
—Jade ¿qué esperas?
—¿Ah? —no entendía a qué se refería.
—Emma está en el auto, dijo que saldrían juntas.
—¿Irán con nosotras al bar? —pregunté teniendo miedo de la respuesta.
—Sí, ¿no pensaras que las dejaré ir solas verdades? Emma apenas está cumpliendo dieciséis.
Puse los ojos en blanco y subí a mi habitación, allí tenía un regalo que había comprado para Emma, bajé a la sala donde estaban Rubén y Valentina esperándome, dije adiós a Jonathan y caminé hasta el coche, abrí la puerta de atrás y mi sorpresa fue mayor cuando en vez de Emma me encontré con Adrián. Yo ya estaba sentada a su lado y cuando lo reconocí intente salir, pero el hermano mayor de los Castro puso seguro a la puerta impidiéndomelo.
—Déjame salir de aquí, esto no es divertido.
—Tienen que hablar, Adrián me tiene harto hablando de ti.
—Que mentiroso eres. —Dijo Adrián cruzado de brazos.
—Vamos Jade, hablen. —Animó Valentina.
Ninguno de los dos dijo nada, cada uno iba mirando por su ventanilla, hasta que llegamos al bar, mataría a Emma.
Una vez allí me detuve en seco cuando recordé que aún era menor de edad y no traía una identificación falsa.
—Vamos Jade, Carlos está al tanto y los dejara pasar así. —Avisó Rubén.
—Espera ¿conoces a Carlos? —pregunté caminando al lado de Valentina.
—Claro, Emma lo conoció gracias a mí.
Entramos y estaba abarrotado de personas, la música estaba alta y el lugar estaba decorado de forma diferente. Sonreí ante eso, yo le dije a Carlos que debía decorar mejor este lugar. Emma estaba en una mesa con Carlos y los hermanos Cris, fuimos directo allí y nos saludamos, tomé suavemente a Emma por el brazo y la alejé un poco de la mesa.
—¿Tu sabías lo de Adrián?
— ¿Qué? no. Yo vine aquí antes y pedí a Rubén que pasara por ti cuando fuera por Valentina, ¿qué te hizo?
—Luego te cuento. ¡Feliz cumpleaños! —dije y luego extendí mi mano con un regalo.
—¡Llorare! Muchas gracias cubo de hielo, te quiero. —Me abrazo y luego aceptó el regalo.
Llegamos nuevamente a las mesas y me senté al lado de Valentina y Carlos, quien se alegró mucho al verme.
— ¡Joder, Jade! Estás más guapa que nunca.
—Gracias, Carlos. —Agradecí y luego sonreí.
—Vamos a bailar todos. —Propuso Rubén animado.
Cristián fue con Emma, Cristopher invitó a unas chicas, Rubén y Valentina fueron juntos, Adrián se puso de pie y espero por mí, cuando me puse de pie paso su mano por mi cintura.
—No, no, de eso nada. Jade baila conmigo, tío. —Dijo Carlos a Adrián.
—Aléjate de ella.
—No hace falta, esta vez me voy con Carlos, siéntate y analiza tus errores, mi amor. —Dije a Adrián en tono de burla.
Estaba enojado, muy enojado, lo noté en su cara. Bailaba con Carlos, sin embargo, Adrián no me quitaba la mirada de encima durante todo el baile. Me dolía dejarlo así, pero necesitaba alejarme de él. De pronto sonó una canción lenta y Valentina se acercó a nosotros.
—Chaval me caes bien, pero esta no te corresponde. —Dijo llevándose al chico de ahí.
Segundos después Rubén venía con Adrián, ¡sí! hermoso plan de Rubén y Valentina. ¡Maldición! Me sentía como en una película, donde el mundo conspiraba a favor de que los protagonistas tengan una reconciliación.
—Me gustas como cuñada, por favor arregla las cosas con este idiota. —Dijo Rubén con una sonrisa.
Se apartó de nosotros y Adrián puso sus manos en mi cintura, yo puse las mías en sus hombros y ambos nos mirábamos fijamente.
—Se que hay cosas que no entiendes, pero déjame explicarte, déjame contarte todo y luego tú decides que quieres hacer.
—No estoy segura de que eso sea bueno en estos momentos.
—Por favor.
—Te escucho.
Bien, ahora yo tendría que poner todo de mí para no llorar y quebrarme frente a él.
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Bajo la misma tormenta [✔]
RomanceAbandonada, maltratada, cansada de la vida y los demonios sobrevivientes de su pasado, Jade es una chica encerrada en su propia burbuja, en su propio mundo. Adrián es todo lo contrario, popular en la secundaria, guapo y una sonrisa encantadora. ¿Qu...