Dos días habían pasado desde que el mundo para la familia Farra y los hermanos Castro no era el mismo.
Habían enterrado el cuerpo de Jade. Lágrimas de más habían sido derramadas, sus tíos habían estado ahí. Su estado de tristeza era algo desgarrador.
Ahora se encontraban en la sala de la casa Farra. Valentina y Jonathan, junto a Emma, Rubén y Adrián. Estaban contando sus anécdotas donde Jade era protagonista.
—Recuerdo que una vez en mi cumpleaños número doce, le comenté a Jade que debía ser un poco más femenina, y me arrojó un pedazo de pastel a la cara. —Comentó Valentina y todos rieron.
—Gracias a Jade empecé a medir mi cabeza, porque me llamó cabezón y yo de verdad pensé que mi cabeza estaba creciendo enormemente. —Dijo Jonathan y los presentes rieron.
—Jade era todo un cubo de hielo, pero fue la mejor amiga que cualquier persona puede desear.
—Y fue muy fuerte, su vida nunca fue fácil. —Comentó Valentina con ojos cristalizados.
Adrián se puso de pie y caminó hasta afuera. Alguien lo siguió, al darse vuelto se encontró con Valentina a quien ya le habían empezado a correr lágrimas.
—Perdóname por haberte culpado. Tú no tienes la culpa de nada de lo que pasó —se disculpa arrepentida.
—Después de todo, no estabas tan equivocada. —Le dio una pequeña sonrisa triste y caminó hasta el parque.
Era de noche. Adrián tomó rumbo al cementerio. Se adentró en aquel lugar, dirigiéndose hacia la lápida de la chica que amaba aun después de muerta.
Se arrodilló frente a ella y la miró fijamente.
"𝐸𝑛 ℎ𝑜𝑛𝑜𝑟 𝑎 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑎, ℎ𝑖𝑗𝑎, ℎ𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛𝑎 𝑦 𝑒𝑥𝑐𝑒𝑙𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑠𝑒𝑟 ℎ𝑢𝑚𝑎𝑛𝑜.
𝐽𝑎𝑑𝑒 𝐹𝑎𝑟𝑟𝑎.
𝑄𝑢𝑒 𝑒𝑛 𝑝𝑎𝑧 𝑑𝑒𝑠𝑐𝑎𝑛𝑠𝑒."
Adrián venía hablar con ella, le contó todo lo que había pasado hoy:
—Y hace unos minutos estaba en tu casa. Todos estábamos reunidos en la sala de estar, hablando sobre ti. Recordando cosas contigo, fue muy bonito. —Expresa con la cabeza agachada.
—Que estés aquí es imposible, por eso anhelo y deseo que donde sea que estés, estés bien y feliz. —Pone su mano en la lápida para luego ponerse de pie.
A unos cuantos metros de él, había una niña llorando desconsolada sobre una lápida. Él se acercó.
— ¿Todo bien?
—Es mi mamá. Murió ayer. —Informa ella entre lágrimas y sollozos.
—Oye ¿te cuento algo?
La niña asiente.
—Cuando un alma parte del mundo, conduce a uno nuevo. Uno donde, aunque no todo sea mejor, su alma descansa eternamente. Y duele mucho para quienes se quedan, pero dolería más si esa persona se queda con nosotros viviendo esta mierda de vida a la que nadie pidió venir.
—Pero la extraño.
—Y ella a ti, pero en algún momento tendrán que reencontrarse. Y entonces y solo entonces, podrán ser felices por la eternidad.
La niña seca sus lágrimas.
— ¿La volveré a ver?
—Sí, ahora ve a casa con tu padre.
Ella se pone de pie y antes de irse, le dice:
—Gracias.
El hace lo mismo y camina hasta el parque. No quería llegar a casa, no quería ir y afrontar la realidad de que una vez allí, no tendría a quien llamar, con quien hablar, en quien pensar.
Llegó a la laguna. Su rostro reflejaba el cansancio que sentía, las ojeras debajo de sus ojos eran signo de que hace días que no dormía, sus ojos hinchados y rojos por tanto llorar conmovían a cualquiera. Una vez allí, el chico busca la manera de cómo hacer eso que desea, sin ahogarse en su propio llanto mientras lo intentaba.
—Si me estás escuchando, necesito que me des una señal, Isa. —Pidió.
Nada pasó. Estaba perdiendo la fe de que fuese a pasar algo. Entonces lo vio:
Un rayo cayó a metros de él, se asustó, no lo esperaba, pero alegre miró al cielo citando estas palabras:
—Por siempre bajo la misma tormenta, bonita.
Empezó a llover. No era casualidad, y él lo sabía. Era ella, esa tormenta era Jade.
***
Años después.
—Eso es todo por hoy, recuerden el análisis del libro "Orgullo y prejuicio" de Jane Austen, y las actividades ya asignadas. —Nos recuerda Fernanda, la maestra de literatura en la universidad.
Salimos de allí y me dirijo al dormitorio donde me encuentro con; Jess, mi amigo hace un par de años.
—¿Qué onda? —pregunta cuando entró.
—¿Tienes planes para las vacaciones? —le pregunto.
—Sí, iré con mi familia. ¿Y tú?
—También.
Ya era navidad, todos nos preparábamos para tomar vacaciones. Yo tenía todo empacado, Jess y yo salimos al parqueo donde después de una breve despedida cada uno se va por su camino.
Yo conduzco hasta mi casa, hace días saqué mi licencia.
Horas de camino después, llego.
Mi padre me recibe cariñosamente y saludo a Emma con un abrazo. Mi hermano no está, supongo que ha de estar en su casa. Hace unos meses se casó con Valentina, y ahora está embarazada de una niña. Noticia que nos alegró a todos.
Emma se enfocó mucho en descubrir y encontrar su sexualidad. Hasta que estuvo segura de que los chicos no le generaban ningún tipo de interés amoroso, al contrario de las chicas. Tenía una pareja actual llamada Janie y ambas se veían felices.
Jonathan era líder de una empresa publicitaria, y tenía una actual pareja, Kristen.
La vida de todos había marchado muy bien. Y eso me alegraba, aunque no todos tuvieron esa suerte.
Un día como hoy hace algunos años, Jade y yo pasamos navidad juntos, y yo tenía un plan especial para esta noche. En la casa de mi padre nos reunimos todos. Rubén, Valentina, mi sobrina, Jonathan, Kristen, y Emma. Todos éramos tan unidos que pareciera que las familias se habían unificado para formar una sola. Y eso era reconfortante.
Después de la cena, camine hasta el parque con una gran mochila en mi espalda. Al llegar armé todo y sonreí cuando había quedado listo.
Cumpliría mi promesa. Había armado un camping. Ese que le prometí que haríamos.
—Si me quedó mal haz que una gota de agua caiga en mi frente. —Pedí bromeando.
Y entonces, empezó a llover.
— ¿Tan mal lo hice? —pregunté riendo.
Disfruté la lluvia, dejé que me emparara. Así era como ella se comunicaba conmigo.
Sonreí y me permití cerrar los ojos para disfrutar el agua que caía.
—Siempre bajo la misma tormenta. —Susurré.
Sentado en el césped reproduje una canción de uno de los artistas favoritos de Jade, Ricardo Arjona. Su musica me hacía sentir mas cerca de ella. Lo admiraba más que a nada.
♫︎Me tomo un café con tu ausencia, y le enciendo un cigarro a la nostalgia
Le doy un beso en el cuello a tu espacio… vacío
Me juego un ajedrez con tu historia, y le acaricio la espalda a la memoria
Seduciendo al par de zapatos azules que olvidaste… ♫︎
Realmente no estoy tan solo sonaba. Me identificaba con cada letra de la canción, entendía el sentimiento de una manera intensa y eso era lo peor y lo mejor de escucharla.
Y ahí luego de tanto tiempo entendí:
La muerte de Jade no era justa, ella no la merecía, pero, ahora tenía la certeza que esté donde esté ella ya no sufriría. Su alma había sido liberada del sufrimiento terrestre.
Las personas se van de tu vida cuando menos lo esperas y duele, te destroza, pero hay que continuar, más que por nosotros, por ellos. Por los que se fueron y nos cuidan desde el cielo, hay que continuar y llegar hasta el final.
Y yo por ella, seguiré viviendo. Aunque en mi corazón solo haya lugar para Jade Isabella Farra, y mis latidos solo sean provocados por recuerdos.
***
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Bajo la misma tormenta [✔]
RomansAbandonada, maltratada, cansada de la vida y los demonios sobrevivientes de su pasado, Jade es una chica encerrada en su propia burbuja, en su propio mundo. Adrián es todo lo contrario, popular en la secundaria, guapo y una sonrisa encantadora. ¿Qu...