☔︎Capítulo 9☔︎
⁂𝗡𝗮𝗿𝗿𝗮 𝗔𝗱𝗿𝗶𝗮𝗻⁂
Estaba sentando en un pequeño sofá color negro junto con Valentina y Jonathan, estábamos esperando que despertará, la desesperación nos consumía.
Luego de haber llamado a la ambulancia me dejaron acompañar a Jade hasta la clínica, una vez allí llamé a Jonathan quien llegó lo más rápido que pudo. El doctor nos permitió entrar a la habitación y esperar que ella reaccionara allí, estaba estable y agradecía al cielo por eso. Jonathan insistió innumerables veces en saber que pasó, la primera vez que preguntó no respondí, pero luego sentí necesario explicar lo que estaba pasando, él estaba furioso, igual que yo. Los dos queríamos encontrar a Sebastián y molerlo a golpes, pero ahora eso no importaba, la salud de Jade sí. Llevábamos 2 horas aproximadamente esperando por verla abrir sus ojos.
Media hora después lo hizo, sus ojos se abrieron y todos nos pusimos de pie inmediatamente, ella se veía confundida y era de esperarse.
—¿Dónde estoy? —pregunta escaneando todo el lugar con su mirada.
—Estás en el hospital, ¿no recuerdas nada? —pregunta Jonathan acercándose a ella.
—Creo que sí, tengo recuerdos borrosos, pero nada concreto —responde mientras lleva sus manos a la cara.
—¿Cómo te sientes?
—¿Adrián? ¿qué haces aquí? —pregunta con sorpresa.
—No hay otro lugar donde quiera estar ahora.
—Yo y Jonathan iremos por un café, ahora volvemos. —Dice Valentina al percatarse del momento.
Jonathan no parecía de acuerdo con eso, y luego de unos segundos la mirada demandante de Valentina lo hizo salir con ella. La puerta se cerró y yo me acerqué a Jade con mis manos en mis bolsillos.
—Me siento como si me hubieran apuñalado, pero bien —bromeó.
—Qué raro, ¿por qué será? —seguí la broma.
—Recuérdame nunca hacerte enojar —digo rompiendo el silencio que reinaba entre nosotros.
— ¿Por qué lo dices?
—No quiero que golpees mi intimidad, o que tu puño se encuentre con mi cara.
Ella se limitó a soltar una leve carcajada olvidando su herida que al instante la hizo gemir de dolor. Reír de esa manera no le favorecía en estas circunstancias.
— ¿Estás bien? —le pregunté reaccionando a su mueca de dolor.
—Si. —Contestó mientras maldecía una y otra vez por lo bajo.
⁂Narra Jade. ⁂
Despertar y encontrar a Adrián, Valentina y Jonathan en la habitación fue algo que me confundió aún más de lo que ya estaba, pero luego de unos minutos pude recordar aquel acontecimiento que me había hecho llegar al hospital.
Después de aquella charla con Adrián, alguien tocó la puerta, pensé que eran Valentina y Jonathan, pero no. Era un doctor de cabello blanco y ojos marrones, portaba una bata blanca y en sus manos unas hojas y un lapicero. Supuse por lógica que era el doctor encargado de mi herida.
— Buenos días. —me pregunta.
—Buenos días. —Respondemos.
—¿Cómo se siente?
—Podría estar mejor.
El doctor dejo salir una breve sonrisa y se dispuso a hacerme un chequeo rutinario, escuchando los latidos de mi corazón, chequeando mis pulmones, etc.
—No hay nada fuera de lo normal, y usted ni se encuentra en estado alarmante, esperemos que todo siga así.
—¿Cuándo podre irme de aquí, doctor?
—Esperemos que pronto.
El doctor se retira de la habitación.
* * * * * *
Pasó una semana desde que me habían internado por la herida en mi estómago, estos días Adrián había sido de mucha ayuda para mi recuperación, él estaba aquí todos los días después de la escuela. Al igual que Jonathan y Valentina, quienes no me dejaban sola ni un minuto, habían traído algunos libros que les había pedido que me trajeran de mi habitación para pasar el tiempo aquí. Mis días se resumían a leer libros y estar con el celular escuchando música o hablando con mis tíos, quienes estaban preocupados como el carajo, tanto que pensaron en venir. Si no fuera por la intervención de mi prima y mi hermano quienes les aseguraron que todo estaba bien ya se hubieran tomado el primer avión aquí.
Yo ya me encontraba en condiciones de salir del hospital, estaban Valentina y Jonathan conmigo en la habitación esperando a que el doctor viniera con el aviso de que ya podríamos irnos a la casa.
(...)
Luego de que el doctor permitió mi salida, no sin antes poner miles de reglas y prohibirme hacer cualquier cosa que requiera fuerza. Estaba en mi habitación descansando, no sé porque, pero un sueño insoportable se apoderó de mi en cuanto mi cuerpo hizo contacto con la cama. dormí un rato, Valentina me despertó para brindarme una batida de fresas que había hecho.
—Llego por quien llorabas. —Adrián entra a mi habitación
—Te crees más importante de lo que eres. —pregunté confundida.
—¿Cómo te sientes? —pregunta mientras una sonrisa se forma en sus labios.
—Consentida. —Conteste haciendo referencia a mi batida de fresas.
—Ocultare mi envidia. Aunque estaré manifestando que se te caiga.
—Cállate.
Vi como sacaba la computadora de la mochila, y mientras lo hacía me quedé observándolo.
—Eres raro.
— ¿Por qué? —pregunto con curiosidad.
—Estás, luego te vas, sales con una chica por pizza y luego me informas sobre el idiota de Sebastián, me llevas al hospital quedándote conmigo todos los días y ahora estás aquí, como si nada hubiese pasado.
—Es complicado. —Ríe un poco.
—Creo que soy capaz de entenderlo. —¿Estás bien? —agregue.
—Sí, estoy bien.
—No lo estás.
—Jade, no sabes de mis sentimientos mas que yo.
—No insinuó eso, solo quiero ayudarte como me has ayudado tu a mí.
—No quiero tu ayuda.
—Bien dicen que no se puede salvar a quien no quiere ser salvado.
—No necesito que me salves.
—Adrián, no puedes…
—Jade, ya, en serio. No quiero hablar, no insistas.
Me quede en silencio, no podía forzarlo.
Después de un rato de incomodo silencio, en el que el se mantuvo en la computadora y yo en mi celular, se fue.
Horas habían pasado y Valentina se encontraba frente a mí contándome como iba su relación con Rubén. Según lo que me contaba iban muy bien y estaban más enamorados que nunca. Planea hacerle una sorpresa por su cumpleaños en unos días. Pero no sabía cómo hacerlo, Valentina es la peor para las sorpresas, no sabe guardar ni el secreto de que hay una. Mis cumpleaños anteriores habían sido arruinados porque Valentina siempre me avisaba que mis tíos organizaban una sorpresa para mí, y aunque siempre odié que organizaran algo, nunca dejaban de hacerlo.
—¿Por qué no le preguntas a Adrián si quiere ayudarme con la sorpresa? —pregunta
Valentina.
—¿Por qué debería hacer eso?
—Porqué habrá pastel, y sé que te encanta —dice tratando de convencerme mientras alza sus cejas levemente.
—Cuenta conmigo, pero no te ayudaré a poner velas y flores en su cama.
Valentina soltó una carcajada.
—No haré nada de eso, cállate.
—Bueno, ¿y Jonathan?
—Esta el cuarto de invitados viendo televisión.
—¿Sabes si recibió noticias de la policía? —pregunte mientras recordaba cómo la policía nos había interrogado antes de salir de la clínica, en casos como este era obligatorio informar a las autoridades y yo no fui la excepción. Cuando Adrián contó a Jonathan lo que había pasado estaba echando humo. Y junto con Adrián habían pensado algunas veces en salir a buscar a Sebastián para golpearlo, pero Valentina los detuvo una y otra vez.
—No, aún nada. Tienen los datos del chico, pero al parecer escapó de ahí sin dejar rastros. Tiene un informe policial con delitos que aún no ha pagado. Y por lo que dijo el oficial, pertenece a una pandilla. —Informó mientras daba unos pasos adelante para proceder a apagar la luz de mi habitación.
—Descansa Jade.
Valentina se marcho cerrando la puerta detrás de ella, sin saber que solo había dado inicio a una jornada de pensamientos que me dejarían sumida en una burbuja de emociones toda la noche.
(***)
—Estás loco. —Dije mientras reía a carcajadas.
—Es la verdad y lo sabes.
Eran las dos de la tarde y estaba con Jonathan en mi habitación, hablando cosas sin sentido, sus comentarios me hacían reír. Vino aquí para comentarme que dejaría su trabajo actual, porque le ofrecieron trabajo en una agencia de publicidad. Él estaba muy feliz, y yo me sentía feliz por él, desde hace semanas empezaba a aceptar que ya lo quería, y lo hacia de la forma en la que quiero a mi familia.
—Bueno, ya me voy. Tengo que arreglar unas cosas antes de mi primer día.
—Jade, tienes visita. —Informa Valentina entrando a mi habitación mientras Jonathan sale.
—¿Quién es? —pregunto algo confundida.
—Emma, la hermana de Rubén y Adrián.
Aquello me confundió aún más, empezando por el hecho de que no sabía que Adrián tenia una hermana.
—Dile que pase. —Estaba sorprendida.
Vi entrar a una chica por la puerta de mi habitación más alta que yo, de cabello rizado, ojos negros, y cejas finas. No la conocía de nada. Estaba vestida con unos jeans, una blusa blanca, acompañada de un abrigo gris con algunos stickers raros.
—Hola, soy Emma, estoy en un curso más bajo que el tuyo. No somos amigas, pero quise venir a visitarte para saber cómo estabas. Todos en el liceo están informados sobre tu estado y lo que pasó con ese chico. —Saludó mientras daba un paso adelante y con voz tímida. Pregunto por mi estado y luego se marchó. Eso fue raro. Pero aún más raro fue escuchar mi celular sonar minutos después y ver cómo marcaba el nombre de Adrián. Esperé impaciente a que la llamada diera por finalizada con mi celular en la mano. Si quería decirme algo era mejor que lo hiciera en persona.
***
Estos días han sido un poco agotadores, asearme y cambiarme de ropa era todo un reto, la herida aún seguía como si hubiese sido ayer y a pesar de que el doctor dijo que estaba todo bien, no lo sentía así. Estaba en mi habitación como ya es costumbre, aún no quitaba el hecho de que la hermana de Adrián me había visitado me había visitado, y me preguntaba por qué.
Estaba viendo una película muy aburrida con Vale. Pensaba en Adrián, no había sabido nada de él y aunque me llamó sentía esa extraña sensación de querer que él estuviera aquí. Hundida en mi burbuja de pensamientos me quedé dormida. Luego de unas horas desperté, vi a Valentina a mi lado durmiendo aún. La casa se encontraba en un silencio total, el computador que estaba encendido señalaba algunas películas recomendadas para ver. Tome mi celular que se encontraba bajo la almohada y una cara de sorpresa se formó en mi rostro al ver que tenía un mensaje no leído de Adrián.
Hay que hablar.
El mensaje había sido enviado hace unos minutos por lo que supuse que él ya estaba llegando aquí. Me apresuré en despertar a Valentina, ella estaba muy dormida y se me complicó el despertarla. Luego de jalar su cabello de manera insistente, despertó. Informé que Adrián estaba de camino aquí a lo que ella respondió levantándose de la cama y llevándose su computador. Estaba hecha un desastre mi cabello estaba envuelto en una coleta de la cual algunos flequillos rebeldes caían a mi cara. Luego de algunos minutos sentí a alguien tocar la puerta con algo de fuerza. Me sorprendí, di autorización a que pasará, sus ojos encontraron los míos, me di el lujo de observar cada detalle de él, sus pecas parecían pequeños trozos de chocolates sobre su cara, tenía su ceño levemente fruncido y su miraba intensa y triste me decía que no estaba bien.
—Jade... —Empezó Adrián mientras se adentraba a la habitación tomando asiento en el pequeño mueble que tenía muy cerca de mi cama.
—Se que vas a decir y no quiero empezar por ahí, dime que es lo que te tiene así Adrián. —Me adelanté interrumpiendo lo que sea que el haya querido decir.
—No quiero hablar sobre esto, pero, aunque no quiera necesito hablar todo esto con alguien.
—¿Qué es lo que pasa?
—Son mis padres… se van a separar, y aunque eso debería ser bueno, no es algo que nos agrade a mí y mis hermanos. —Confesó mirando fijamente mis ojos.
—¿No crees que estén mejor si se separan? —pregunté tratando de ayudarlo.
—La verdad no, nuestra familia ha sido unida, no siempre, pero lo ha sido. Y el hecho de que ahora se esté destruyendo es algo a lo que no me acostumbro.
—Tus papás ya no están bien juntos. Es la decisión más sana que pudieron haber tomado. Cuando dos personas dejan de amarse lo mejor es dejarse ir. Y es lo que ellos están haciendo, el hecho de que se separen no quiere decir que dejarán de ser una familia.
—¿Me vas a cobrar la consulta de psicología?
—No cambias. —Rodé los ojos.
—Después de todo, no eres tan insoportable como pensé.
—Juro que te golpeare en cuanto pueda por llamarme insoportable.
—Eso dijiste aquella vez que estábamos viendo la película de terror, y te abracé. ¿Sabes?, me quedé esperando ese golpe, pero tu mala memoria te jugó en contra.
—Es cierto, pero mejor acumular para luego desquitar cada una de un solo golpe.
—Si puedes.
En ese momento supe que no podía solo esperar a que me creyera que algún día lo golpearía para desquitarme de todas aquellas amenazas que le había hecho. Y fue cuando en movimientos rápidos y dolorosos le lancé una almohada.
Pensé que sólo sería un dolor leve, de esos que vienen y van, pero no afectan nada. Pero me equivoqué, al lanzar la almohada sentí un dolor muy fuerte, y fue cuando mi cara divertida cambió a una de dolor, algunos quejidos salieron de mis labios.
—¿Estás bien? —pregunta Adrián preocupado tomando asiento a mi lado en la cama.
—Si, es solo que duele un poco. —Aseguré mientras ponía la mano suavemente sobre la gaza que cubría mi herida. En ese momento Adrián se sentó más arriba que yo, puso mi cabeza en su regazo y empezó a pasar suavemente sus manos por mi cabello.
—¿Recuerdas cuando nos tropezamos en el pasillo aquella vez? Fue a propósito —confesó cuando asentí— sabía que venías frente a mí, había estado observándote desde hace un tiempo, y me pareció emocionante interactuar contigo, siempre estabas de malas, no tenías amigos o amigas, tu forma de vestir gritaba que no te importaba lo que la gente pensara, y no reflejabas ni una pizca de amabilidad en tu rostro.
Mi cara expresó una gran sorpresa ante aquella confesión por parte de Adrián. Mi cabeza estaba sobre su regazo, de lo que no me había percatado hasta que el dolor desapareció.
—¿Te sientes mejor?
—Si, eso creo. Ya puedes quitarte.
—Es una técnica infalible, entretener a la mente para que olvide lo que le dolía.
Levanté mi cabeza para mirarlo, y encontré sus ojos posados en mí, su cabello se encontraba levemente desordenado. El ambiente estaba cargado de tensión, estábamos tan cerca que podía sentir su respiración, y allí estábamos de nuevo. Fue entonces cuando un celular empezó a reproducir una melodía, haciéndonos dejar de sostener la mirada. Era su celular, su frente se arrugo levemente al ver el nombre de la persona que lo llamaba. No quería ser chismosa, pero me encontraba tan cerca de él que pude ver quien llamaba.
Llamada Entrante.
Emma
Segundos después, luego de informar a la chica que se dirigía a donde ella estaba colgó su celular. Me dijo que era su hermana y debía irse.
—Así que Emma es tu hermana.
— ¿La conoces?
—Me visito. Pero fue Valentina quien me dijo que era tu hermana.
—Si, tu prima y ella se llevan muy bien. Ojalá sea igual cuando tú también seas su cuñada. —Dejo un beso en mi frente.
—Quisieras.
—Nunca digas nunca. —Respondió y luego salió de la habitación guiñándome un ojo.- - - - - -
★Capítulo dedicado a: railarx3 <3
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Bajo la misma tormenta [✔]
RomanceAbandonada, maltratada, cansada de la vida y los demonios sobrevivientes de su pasado, Jade es una chica encerrada en su propia burbuja, en su propio mundo. Adrián es todo lo contrario, popular en la secundaria, guapo y una sonrisa encantadora. ¿Qu...