16. capítulo

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A Damon no le encantó, precisamente. Breena no había visto nunca al rey tan enfadado. Aunque no debía ser inhabitual del todo, porque Alexia no se inmutó. Ella dio órdenes para que subieran al hermano de Breena a una habitación, y le hizo una señal con la cabeza a la chica para que fuera con él. André puso muy mala cara pero no dijo nada.

Breena se sentó al lado de su hermano. Estaba adormilada cuando él despertó.

-¿Breena?-llamó.

-Alyan,¿estás bien?

-Sí.¿Qué ha ocurrido? Estaba peleando con ese vampiro y, de repente...

-André tiene el poder de hacer dormir a quién quiere sólo con tocarlo.

-Ya...

-¿Qué haces aquí, Alyan?

-He venido a buscarte, por supuesto. Deberíamos aprovechar para irnos ¿no?

Breena sonrió con tristeza.

-No creo que sea tan sencillo.

-Si intentas llevártela, hada, te partiré el cuello-la voz de André sonó terriblemente amenazante.

El hada se incorporó en la cama para mirar a los 3 vampiros que le observaban desde la puerta. Dos machos, altos y muy parecidos entre ellos y una hembra, rubia, alta y muy hermosa.

-Supongo que sois los reyes vampiros.

-Soy Damon. Ella es mi esposa, Alexia. Y mi hermano André. Eres bienvenido a mi casa, príncipe Alyan. Aunque tu llegada no nos haya sido anunciada-añadió Damon irónico.

El hermano de Breena se puso en pie y Bree se abrazó a él.

-Sois mellizos-aseguró Alexia-sin ninguna duda.

Eran una copia el uno del otro. La melena rubia plata, que Alyan llevaba más corta y recogida en una coleta baja, los ojos azul hielo, bordeados por pestañas negras y la tez clara, con unas facciones delicadas, en el caso del chico, endurecidas por una mandíbula más ancha y boca un poco más grande. Además, Alyan la sacaba a su hermana varios centímetros de estatura y unos cuantos kilos de músculo.

-Sí, lo somos. Así que supondréis que no voy a irme sin ella.

-Y ¿a dónde la llevarás?-preguntó André con frialdad-¿a cumplir la labor de puta en ese templo vuestro?

El hada le miró sin soltar a Bree de su abrazo.

-¿Y a ti por qué te importa?-preguntó.

-Bree es mi prometida. Ella es mía y no vas a llevártela.-aseguró el vampiro.

-¿Es eso cierto?

-Yo no he aceptado casarme con él, Alyan-negó la chica.

-Pero lo harás-la mirada de André era de enfado.

-No, no lo haré-desafió Breena.

-Basta-intervino Damon-¿cómo puedes proteger a tu hermana de su castigo si vuelves con ella al reino de tu padre, príncipe?

El hada les miró dudoso.

-No sé si puedo confiar en vosotros.

-No vamos a dejar que te lleves a Breena si hay riesgo de que sufra daño-la voz de Alexia era firme-tendrás que contarnos lo que planeas. O seguiremos encargándonos nosotros de proteger a tu hermana.

-Está bien. Os diré únicamente lo que necesitáis saber, ni una palabra más. No voy a volver a la casa de mi padre. Las cosas no han hecho más que empeorar allí. Mi padre parece haber enloquecido. No tiene en cuenta las necesidades de su pueblo, sólo sus ansias de poder. Castiga a todo el que se atreve a cuestionarle, lo único que le preocupa es mantener la alianza con los demonios. Así que, como su heredero, he decidido apartarle del trono.

Breena (Saga Saint-Croix 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora