Cuando la manilla de la puerta se movió, Breena se puso de pie y se alejó al otro extremo de la habitación. Luego, usó toda su magia para envolverse en el aroma de la verbena.
-¿De verdad crees que un mueble me va a impedir entrar, hada?-preguntó André con voz molesta desde el otro lado de la puerta.
La chica no contestó. Necesitaba toda su concentración.
-Si no abres, te vas a buscar un buen problema, Bree.
Ella siguió sin contestar. La puerta se abrió de golpe, arrastrando la cómoda, y el vampiro entró furioso en la habitación.
-Maldita sea, mujer. ¿Por qué te empeñas en ponerte las cosas más difíciles?-preguntó avanzando hacia ella.
Breena no retrocedió. Dejó que él la cogiera del brazo para acercarla a su cuerpo. Al hacerlo, el vampiro gritó de dolor y se alejó de ella.
-¿Verbena?-preguntó sin comprender-¿de dónde demonios has sacado verbena?
Breena dio un paso hacia la puerta, pero él bloqueó la salida con su cuerpo. Mantuvo la mirada interrogante sobre ella un momento, luego, de repente, pareció entender lo ocurrido.
-Estás usando magia-aventuró, y sonrió al ver la mirada de la chica-no es verbena de verdad. Sólo es magia de hada.
Breena miró hacia la ventana desesperada. Antes de poder ni siquiera moverse, se sintió empujada contra la cama donde cayó boca abajo y con el chico encima.
-Puedo aguantar el dolor, Bree-murmuró él en su oído-y tu magia se agotará en cuanto me alimente de ti.
La retiró la melena y clavó los dientes en la suave piel del cuello de la chica. Inmediatamente, Breena notó los efectos sobre su magia. Trató de revolverse para escapar, pero el dolor la obligó a quedarse quieta. Al menos, hasta que sintió a André abrirse la cremallera del pantalón y arrastrarla hasta el borde de la cama.
-Te iba a dejar esta noche para recuperarte, cariño. Gracias por darme la escusa-dijo mientras le separaba las piernas.
-No, por favor. Me duele-esta vez no le importó suplicar.
André entró en ella con cuidado.
-Llevo empalmado casi de continuo desde que te vi por primera vez, Bree. No te imaginas lo que me ha dolido la polla todo este tiempo.
La poseyó con suavidad. Esta vez duró más tiempo, pero él fue cuidadoso y no dolió. Con una última embestida más profunda, el vampiro se vació en su interior. Luego, se quedó quieto, abrazándola desde atrás. La dio un beso breve en la mejilla y se incorporó, haciendo a la chica ponerse de pie también. La dio la vuelta para mirarla.
-Ven-ordenó -vamos a la cama. Tienes que estar agotada.
La chica abrió la boca para protestar y André le puso un dedo en los labios.
-Cállate Bree. Levanta los brazos.
Ella obedeció y el vampiro le quitó la camiseta que llevaba puesta. Luego la cogió en brazos y la acostó en la gran cama.
Breena se volvió de espaldas de inmediato. André se desnudó con rapidez y se acostó a su lado. La arropó con la manta y la abrazó desde atrás.
-Duerme, Breena -ordenó-mañana podemos seguir peleando, si quieres.
En poco tiempo, el vampiro estaba profundamente dormido. Breena pensó en intentar salir de la cama, pero estaba tan cansada que decidió que probablemente no iría muy lejos. Se quedó quietecita, rodeada por los brazos del vampiro. Sin querer, empezó a relajarse. Era extraño. Él la había violado dos veces, la retenía contra su voluntad y, sin embargo, no le tenía miedo. Es más, se sentía curiosamente a salvo. Debía estar volviéndose loca.
ESTÁS LEYENDO
Breena (Saga Saint-Croix 3)
VampirosBreena ha conseguido escapar del destino que su padre la había preparado. Jamás se casaría con un demonio. Pero, cuando se creía a salvo, el pretencioso hermano del rey de los vampiros la había capturado. Ahora, no sólo tenía que escapar de él, sino...