Alyan la miró con sospecha al día siguiente, cuando le dijo que quería quedarse.
-Tienes una guerra que librar, hermano. No puedes estar pensando en protegerme.
-He tenido que dejar a Adabelle. No me hagas dejarte a ti también, Breena.
La chica se abrazó a él. Estaban a la puerta de la casa. Los vampiros ya habían despedido al hada y les habían dejado a solas.
-No puedo ir contigo, Alyan, no ahora. Ocúpate de tu novia. Sácala de ahí o padre la usará para atraparte.
-¿Vas a casarte con él?
Breena negó con la cabeza.
-Nada me hará decir que sí a una boda por los motivos equivocados, hermano.
-¿Me llamarás si me necesitas?
Ella sonrió con tristeza.
-No puedo prometértelo. Pero ven a verme cuando esto acabe. ¿De acuerdo?
Alyan la besó en la frente con ternura y luego salió de la casa. Bree intuyó más que vio a las dos hadas que le acompañaban y les saludó con la mano. Luego, apenada, se dio la vuelta para entrar en la casa.
-¿Ha funcionado?-preguntó André mirándola con precaución.
El hada le miró con frialdad. Invocó toda su fuerza y la lanzó contra él. André salió despedido contra la pared. Breena subió a la habitación sin mirarle.
Los días siguientes pasaron con lentitud. Alexia hacía lo posible por mantener distraída a Breena, pero ésta se consumía pensando en qué estaría pasando en su casa. La preocupación por su hermano apenas la dejaba descansar, ni de día ni de noche. André, cansado de esperar, había fijado la fecha de la boda para un mes más tarde y le aseguró que, si era necesario, la controlaría para que aceptara. Aunque también la recordó que su consentimiento no era ni siquiera necesario. Mandaron las invitaciones a sus aliados, incluido el padre de Breena, que contestó diciendo que firmarían el acuerdo el día de la boda.
Todas las noches, André le hacía el amor, aunque la chica no había vuelto a corresponderle. No se resistía tampoco. Simplemente,permanecía rígida en sus brazos hasta que todo terminaba.
Dos semanas más tarde, Damon la mandó llamar a su despacho. Breena entró asustada, sabiendo que, seguramente, no había buenas noticias.
-Tu hermano ha declarado la guerra oficialmente a tu padre, Breena-comunicó Damon-y él ha enviado a su prometida al templo. Supongo que pretende obligarle a hacer una entrada imprudente en el reino de las hadas.
Breena sintió que las piernas no le sostenían. Por suerte, André estaba justo detrás de ella y la cogió antes de que cayera al suelo. La ayudó a sentarse y la miró con preocupación.
-¿Estás bien?-la preguntó con suavidad.
-Adabelle, ella no sobrevivirá allí, ella es tan...no aguantará.
Alexia se adelantó para abrazarla. Deseaba que Elise estuviera allí. Esto se le daba mucho mejor que a ella.
-Lo siento, Breena. Verás como todo se soluciona-dijo.
El hada se soltó y se puso en pie, mirándoles con odio.
-¡No va a solucionarse! Mi hermano acabará muriendo intentando salvar a su novia. Todos estarán metidos en una guerra civil que destrozará las familias. Y todo es culpa vuestra. Si no hubierais intervenido, nada de esto habría ocurrido. Espero que consigáis vuestro maldito acuerdo, supongo que eso es todo lo que os importa.
Se dio la vuelta y salió corriendo. André fue a salir detrás de ella, pero Damon le sujetó de un brazo y negó con la cabeza.
-Déjala hermano, necesita estar sola.
-Dios, Damon. Lo peor es que tiene razón. Todo esto es culpa mía.
-No es cierto, André. Esta vez no. Si no hubieras intervenido, sería ella la que estaría en el templo. Y su hermano habría declarado igualmente la guerra a su padre, el rey Carelle está llevando a las hadas a la ruina-puntualizó Alexia-tarde o temprano esto iba a suceder.
-Explícale eso a Bree.
La reina sonrió.
-Eso tendrás que hacerlo tú. Y estaría bien que además le dijeras el motivo por el que quieres que se case contigo. El motivo real, quiero decir.
-¿De qué hablas, Alexia?
La reina hizo un gesto de exasperación.
-¿Qué diablos os pasa a los Saint-Croix? Tenéis verdaderos problemas para hablar de vuestros sentimientos. Los tres los tenéis.
-Yo no los tengo-sonrió Damon.
Alex le lanzó una mirada de advertencia.
-Elise está enamorada de su marido pero es incapaz de decírselo. Y, si tú crees que lo único que sientes por Breena, es la atracción lógica por un hada, hermanito, es que 900 años no te han enseñado nada.
La reina salió del despacho después de decir eso, dejando a un André anonadado y a un Damon divertido.
-Espero que estés disfrutando-masculló André al ver su sonrisa disimulada.
Damon sirvió un par de copas y le pasó una antes de sentarse.
-Bueno, hermano. Digamos que estoy recordando cuando Alexia llegó aquí. Y sí. La verdad es que estoy disfrutando. Mucho.
André se tomó la copa de un trago y salió dando un portazo que hizo que el rey estallara en carcajadas.
ESTÁS LEYENDO
Breena (Saga Saint-Croix 3)
VampireBreena ha conseguido escapar del destino que su padre la había preparado. Jamás se casaría con un demonio. Pero, cuando se creía a salvo, el pretencioso hermano del rey de los vampiros la había capturado. Ahora, no sólo tenía que escapar de él, sino...