4. capítulo

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Bueno, aquí está el capítulo. Siento el retraso esta semana, pero ayer me fue imposible por completo subir. Espero que os guste. Besitos. 

Cuando se despertó el sol estaba en lo más alto así que debían haber pasado bastantes horas. André estaba conduciendo con gesto serio. Se sentía mareada y muy débil. Cuando miró su muñeca entendió por qué.

-¿Me has puesto plata?-preguntó indignada viendo el brazalete ajustado a su brazo.

-Eso te mantendrá tranquilita. Te advertí que no lo intentaras.

Ella forcejeó con el brazalete para tratar de quitárselo.

-No podrás quitártelo-advirtió él-está fabricado para eso.

-Eres un cabrón-insultó ella-primero tu truquito y ahora esto.

-No voy a dejar que escapes, hadita, ya te lo he dicho. Haré lo que sea necesario-aseguró encogiéndose de hombros.

Breena no se pudo contener. Levantó la mano y abrió la puerta del coche con la poca magia que podía emplear estando tan débil. André dio un volantazo y pisó el freno. Breena trató de saltar del coche , pero el vampiro la sujetó con un brazo y se lo impidió. Desvió el coche hacia un camino y lo detuvo por completo sin soltarla. Breena seguía forcejeando cuando él la sujetó contra el asiento.

-¡Basta!-ordenó furioso.

La chica se detuvo. Echaba literalmente chispas por los ojos, pero sabía que no tenía nada que hacer. Sin su magia no era más fuerte que cualquier humana y, además, esa maldita pulsera la hacía sentirse débil y enferma.

Le miró odiándole. El asiento estaba aún tumbado de la noche anterior y el vampiro estaba prácticamente encima de ella. Notaba cada músculo de él en su cuerpo y sabía que él también notaba el suyo. Su pulso se aceleró y aunque a los vampiros no les latía el corazón, vio que a él también le afectaba su proximidad. Sus ojos estaban más oscuros que nunca, los colmillos se habían alargado un poco y no dejaba de mirarle los labios.

-No-negó ella empujándole con los dos brazos.

-Creo que sí-replicó él con una sonrisa burlona-tú te mereces una lección y yo…me daré el gusto.

La sujetó las manos con una de las suyas con toda facilidad. Ella estaba débil como un bebé y no pudo ni siquiera forcejear. Luego la agarró por el cuello y se apoderó de su boca con fuerza. La exploró con la lengua y Breena sintió la erección de él presionando contra su vientre. Gimió asustada cuando el vampiro deslizó los labios por su cuello y sintió una rápida mano desabrochar los botones de su camisa. Rompió la unión entre las copas del sujetador y dejó al aire sus senos. Inmediatamente, lamió los pezones haciéndola jadear. Mientras la mano libre se deslizó hacia abajo para meterse por debajo de la falda. Breena aterrorizada, forcejeó de nuevo.

-Estate quieta, Bree-ordenó él mientras metía un dedo dentro de ella-cuanto más te mueves, más me excitas.

-Para, por favor-el hada sintió cómo el peleaba con la cremallera de su pantalón para sacar su miembro. En poco tiempo más, estaría dentro de ella.

-¿Por qué voy a hacerlo?-preguntó él separándola más las piernas.

-Por que prometiste llevarme con Akop virgen-respondió ella rezando para que André volviera a entrar en razón.

El vampiro pareció no oirla durante un momento. Luego, despacio, se incorporó y se sentó de nuevo tras el volante.

-Vístete-ordenó con voz ronca.

Breena (Saga Saint-Croix 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora