El roce suave de una mano en su pierna la estremeció. La mano llegó hasta la redonda cadera y ascendió acariciando con suavidad el brazo femenino. Cuando apartó el pelo, una boca suave depositó suaves besos sobre su hombro. Breena, abandonada al agradable sueño, sonrió y se movió hacia la mano que acariciaba ahora su apretado trasero. Cuando la mano inquieta se abrió paso entre las piernas y encontró su vulva, no pudo evitar un gemido de placer. Se volvió hacia el hombre que la estaba acariciando, buscando aumentar el contacto. Aún con los ojos cerrados, aceptó la boca suave sobre la suya, y se arqueó de placer cuando él estimuló los pezones con sus dedos. Abrazó la cabeza masculina que bajó para lamer los endurecidos pezones y gimió cuando los dedos pasaron a estimular el clítoris, frotando con suavidad. Cuando uno de ellos entró en su interior, abrió las piernas buscándole.
-Estás tan mojada, amor-susurró una voz ronca en su oído.
Breena abrió los ojos de golpe. Cuando se dio cuenta de que no era un sueño, lanzó una exclamación horrorizada. Su cuerpo se tensó y cerró las piernas de inmediato. A la vez, tiró del pelo al vampiro para alejarle de ella. André hizo un gesto de dolor y se soltó de su agarre, sujetándola las manos a los lados de la cabeza.
-Eres más complaciente cuando estás dormida, cariño-murmuró divertido.
-Eres un cerdo. Te has aprovechado.
André sonrió.
-Creo que esperaré a que te duermas de ahora en adelante.
-Suéltame, vampiro.
-No, pequeña. Tenemos que acabar lo que hemos empezado. Te estaba gustando mucho.
El hada forcejeó y André la sujetó las manos con una de las suyas. Luego bajó sus labios hasta los pechos de la chica.
-Tienes unas tetas preciosas, Bree-aseguró mordisqueando sus pezones-y muy sensibles-añadió al oírla gemir sin poderlo evitar.
-Déjame, te prometo que gritaré si no me sueltas ahora mismo-amenazó.
-Si lo haces, te amordazaré-advirtió el vampiro mientras le deslizaba la mano libre entre las piernas.
El hada abrió la boca para gritar y André usó sus labios para hacerla callar. Exploró su boca con suavidad, casi con ternura, y, a la vez, frotó despacio el clítoris de la chica. Cuando los dedos de él entraron y salieron en la vagina manteniendo un ritmo constante, Breena no pudo contener un gemido de placer. La tensión aumentó en su vientre y no se resistió cuando el vampiro le separó las piernas. Le sintió en la entrada de su cuerpo y se sorprendió por el placer que sintió con el suave avance de él. Se arqueó para buscarle y el vampiro la penetró hasta el fondo.
-Suave,mojada y apretada- la voz de André en su oído fue como una caricia-es jodidamente bueno estar dentro de ti, cariño.
Cuando empezó a moverse, algo en el interior de Breena se disparó. Jadeó cuando él empezó a embestir y cuando André la besó, no pudo evitar responderle, mientras gemía sumergida en un intenso orgasmo. Enseguida, sintió como el vampiro se vaciaba en su interior, antes de derrumbarse sobre ella.
La cordura volvió poco a poco a Breena. Cuando fue consciente de que esta vez, el vampiro no la había forzado, sino que ella había colaborado de buen grado, se odio a sí misma. Empujó al chico, que seguía encima de ella, pero él no se movió ni un milímetro.
-Déjame salir de la cama, vampiro estúpido-ordenó ella golpeándole en el pecho con los puños.
André se movió a un lado de la cama y observó a la chica divertido, mientras ésta se levantaba y se ponía la camiseta.
ESTÁS LEYENDO
Breena (Saga Saint-Croix 3)
VampiriBreena ha conseguido escapar del destino que su padre la había preparado. Jamás se casaría con un demonio. Pero, cuando se creía a salvo, el pretencioso hermano del rey de los vampiros la había capturado. Ahora, no sólo tenía que escapar de él, sino...