2. Capítulo

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Breena estaba asustada. Y mucho. Jamás había estado entre vampiros pero las historias que había oído entre los suyos, dejaban muy claro que eran monstruos que violaban y desangraban a las hadas sin ninguna piedad.

La habían capturado y la habían encerrado en una mazmorra oscura. De eso hacía horas, y nadie había vuelto a aparecer. Había permanecido sentada en el camastro sin saber qué iba a ocurrir. Estaba adormilándose cuando la puerta se abrió. Tres vampiros, dos hombres y una mujer entraron en la mazmorra. Ella se encogió en la cama al verlos. Sus ojos, del mismo color plateado que su larga melena, se agrandaron aterrorizados.

-No tengas miedo-pidió la mujer-nadie va a hacerte daño.

Era muy bella y la sonreía tranquilizadora.

-Soy Alexia y este es mi esposo, Damon, el rey de los vampiros. Él es André, su hermano. Perdona que no nos acerquemos más. Pero es mejor que mantengamos la distancia contigo.

-Dejad que me vaya, por favor-pidió la chica.

-¿Cómo te llamas?-preguntó Damon.

-Soy Breena, hija del rey de las hadas.

-Lo sabemos-intervino André-y también sabemos que te has escapado.

Ella le miró con gesto enfadado.

-Mi padre pretende casarme con un demonio, vampiro, ¿sabes eso también?

-Por supuesto que lo sabemos. Y también sabemos el lío en el que has metido a tu padre y a nosotros por no cumplir con tus responsabilidades.

-André-Damon le miró con gesto serio-basta.

-No hay mucho más que decir.  Volverás con tu prometido.

-No lo haré.

-¿Prefieres que te soltemos en medio del salón?-preguntó André con gesto burlón.

-Nadie va a hacer nada parecido, André-Alexia le miró extrañada- ¿ qué diablos te pasa?

-No soporto a las niñas malcriadas.

El vampiro salió de la celda y Alexia miró a Breen a disculpándose.

-Lo siento. No suele portarse así. Las hadas volvéis un poco locos a los vampiros.

-Os suplico que me dejéis irme. Nadie tiene que saber que me habéis ayudado.

Damon la miró con tristeza.

-Lo siento, Breena, pero no podemos hacer eso. Tu prometido y tu padre saben que estás aquí. Tu padre no va a permitir que vuelvas a casa. Tenemos que llevarte con tu prometido.

Las lágrimas rodaron por las mejillas de Breena. Luego, de repente, saltó hacia delante y salió por la puerta cerrándola con el pestillo.

Alex y Damon se miraron con incredulidad.

-¿Un hadita nos ha encerrado?-preguntó Damon asombrado.

-Me temo que sí. Y si no salimos de aquí antes de que se encuentre  con algún macho... se la van a merendar viva.

Breena corrió como una loca por el pasillo de las mazmorras. Sabía que tenía el tiempo contado antes de que el rey y su esposa salieran de allí. De repente, se golpeó contra un cuerpo duro como una piedra que la sujetó por los hombros justo antes de caer al suelo.

-¿Pretendes que te maten, niña estúpida?-preguntó.

Era el hermano del rey, ese vampiro que la había llamado niña malcriada.

-Déjame, suéltame, maldito seas, deja que me vaya.

Breena se resistió furiosamente y André la sujetó de la cintura, llevándola en vilo hacia la celda. El hada le golpeó en la espinilla y André soltó una palabrota. La empujó contra la pared, de espaldas a él y presionó su cuerpo contra ella.

-Deberías estarte quieta-murmuró entre dientes-me está costando mucho controlarme, hadita.

Ella dejó de moverse cuando sitió su erección en las nalgas y los colmillos del vampiro rozándole el cuello. André se separó un poco, justo cuando Damon llegaba junto a ellos.

-La encontraste-dijo.

-Sí. Por suerte, antes de que llegara al salón. ¿Se puede saber cómo ha escapado?

-Te aseguro que es más rápida de lo que parece. Nos encerró a Alexia y a mí. Ella sigue en la celda.

Damon era capaz de transportarse de un lado a otro de una puerta, pero eso sólo los vampiros más antiguos podían hacerlo.

-Dejad que me vaya, por favor-volvió a suplicar Breena mientras André la arrastraba hacia la celda.

El vampiro abrió la puerta y empujó a la chica dentro mientras Alexia salía.

-Nos iremos en dos horas-dijo con voz fría-está decidido. Será mejor que te hagas a la idea.

Alex miró con lástima a la chica que se había sentado en el camastro sollozando y luego, con enfado, a los dos vampiros.

-Esto es…

-Necesario, Alexia-sentenció André-no podemos hacer otra cosa.

El vampiro se alejó mientras Alexia miraba a su marido.

-¿No vas a pararlo?

Él negó con la cabeza.

-No. André tiene razón. No hay nada que podamos hacer.

-Pues creo que tampoco vas a poder hacer nada conmigo en una temporada, majestad-aseguró la reina enfadada.

Desapareció antes de que Damon pudiera impedirlo y éste apretó los labios disgustado.

-Creo que sería mejor que yo acompañara al hada y tú lidiaras con mi esposa, hermano-le dijo a André cuando se despidió de él un rato más tarde.

-Se le pasará. Sabes que Alexia no puede estar enfadada contigo demasiado tiempo.

-El tiempo se puede hacer eterno, André-suspiró el rey.


Breena (Saga Saint-Croix 3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora