Breena se revolvía furiosa en el coche, tratando de quitarse las cuerdas que le ataban las muñecas por detrás. André la había atrapado cuando ni siquiera había conseguido llegar al suelo. La idea de aprovechar que estaba distraído había sido buena. Las sábanas de la cama bien atadas, la daban la longitud necesaria para salir por la ventana. Pero no había contado con el fino oído de los vampiros. Y, encima, ahora, la llevaban a la casa del rey. Allí no tendría ninguna oportunidad de escapar. Se había puesto furiosa cuando él se lo dijo y, para hacerla callar cuando empezó a gritarle, la había amordazado. Luego, le ató las manos y la metió en el coche. El rey les seguía en el suyo detrás.
-Te harás daño en las muñecas si sigues forcejeando así, Breena. Y no vas a poder soltarte-advirtió el vampiro con calma.
La chica, con los ojos llorosos de rabia, siguió tratando de soltarse hasta que los brazos la dolieron. Luego, volvió la cara hacia fuera, negándose a mirarle.
No tardaron en llegar. André paró el coche delante de la puerta y salió para abrirle la puerta. Se inclinó y le desató las manos y le quitó la mordaza.
-Voy a soltarte, Bree. Si intentas escapar de nuevo, te pondré plata. ¿Me has entendido?
Ella le miró desafiante.
-Pues es mejor que vayas buscándola, vampiro-aseguró-no voy a quedarme aquí, te lo aseguro.
-Ya veremos, querida. Vamos a saludar a la reina. Y pórtate bien. O yo tendré problemas con ella y tú los tendrás conmigo.
André y Damon condujeron a Breena hasta un agradable salón. Allí, la reina Alexia, junto con una vampira y un humano, parecía estar pasando un rato relajado. Cuando entraron, la reina se lanzó a los brazos de su marido. Luego, se volvió a André sonriendo.
-Veo que Damon te encontró. Nos tenías preocupados, André, ¿dónde...?-en ese momento pareció fijarse en el hada-. Oh, diablos, ¿cómo se os ocurre traerla aquí?
-Ahora no corre peligro, Alex-aseguró André-su...bueno, ya no es virgen.
La reina le miró con curiosidad.
-¿Eso quiere decir lo que creo que quiere decir? ¿No has podido resistir la tentación, André?-soltó una carcajada.
El vampiro la miró enfadado.
-Me alegro de que te estés divirtiendo, Alexia. Breena no ha comido nada desde esta mañana, así que, si puedes dejar tu diversión a un lado, me gustaría que comiera algo.
-Y algo de ropa también le vendría bien-intervino Damon disimulando una sonrisa.
-Lo único que me vendría bien es salir de aquí-Breena se felicitó por mantener la voz firme.
-Miriam, ¿podrías llevar a Breena a la cocina para que la sirvan algo de comer?-pidió la reina-creo que tenemos mucho de lo que hablar. Y estarás más cómoda vestida y alimentada.
La reina la miró con simpatía y el hada acabó asintiendo. La vampira a la que Alexia había llamado Miriam, la hizo un gesto y caminó hacia la salida. Alex se volvió hacia André de inmediato.
-¿Estás reteniendo a la chica contra su voluntad?-le preguntó echando chispas por los ojos.
-Te recuerdo que iba a casarse con un demonio contra su voluntad, Alex.
-El responsable era su padre, no nosotros. Ahora no va a haber boda ¿no?
-No...
Damon carraspeó para interrumpir a su hermano.
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Breena (Saga Saint-Croix 3)
مصاص دماءBreena ha conseguido escapar del destino que su padre la había preparado. Jamás se casaría con un demonio. Pero, cuando se creía a salvo, el pretencioso hermano del rey de los vampiros la había capturado. Ahora, no sólo tenía que escapar de él, sino...