New rules |Kookgi|

25- 𝗗𝗶𝗳𝗶́𝗰𝗶𝗹 𝗱𝗲 𝗽𝗼𝗻𝗲𝗿 𝗲𝗻 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀

𝙉𝙀𝙒 𝙍𝙐𝙇𝙀𝙎

Jungkook se dio cuenta esa misma madrugada, que despertar con Yoongi en brazos era lo mejor que le había pasado en la vida por mucho.

Nunca le agradó lo que los medios venden como el amor.
El estar siempre juntos, el priorizar a la otra persona sobre uno, el solo tener ojos para él mientras el mundo se derrumba.

Veía todo eso como algo exagerado, bastante peligroso y rozando la toxicidad, a decir verdad.

¿El hecho de amar a alguien, tenia que volver todo lo demás insignificante?

Jungkook sabía, desde que se enamoró de Yoongi, que aunque el mayor se vuelva el objeto de su afecto, habían dos cosas que nunca bajarían de su pedestal independientemente de lo que sienta por él.

Una era su madre.

La mujer había hecho todo lo posible porque Jungkook tuviera una infancia descente pese a todo.
Era difícil ilgnorar el hecho de que era uno de los únicos niños de su barrio que asistían a clases con un mínimo de regularidad y era todo gracias a ella.

Y lo otro, era su futuro.

Jungkook había tenido el sueño de niño de ser millonario. No quería autos caros o modelos en bikini como en la televisión, el quería una casa de dos pisos, un refrigerador lleno y tener pancita.

Cuando llegó a la primaria, supo que eso se ganaba con trabajo duro, así que su visión a futuro había pasado de ser la casa de dos pisos, a tener un trabajo bien remunerado.

-No puedes ganar dinero si no trabajas por él- Había dicho su madre mientras lo obligaba a ir a clases cuando él quería ayudarla en el trabajo. -Y si quieres un buen trabajo, debes terminar tus estudios-

No fue difícil, después de eso, que su madre lo viera con la nariz enterrada en los libros y escribiendo hasta caer dormido en la mesa de la cocina.

Jungkook había tenido una infancia feliz, pero no podía decir que era buena.

Sabía que había niños con dinero que no eran amados, y que él tenía suerte de tener una madre que lo ame; pero Jungkook mantenía que si había niños pobres maltratados, también debían haber niños ricos y amados.

Era simple lógica.

Así que nunca le costó en demasía ser crítico con su estilo de vida, principalmente cuando fue becado en un internado donde niños de dieciséis llegaban conduciendo Mercedes y usando los más caros iphones para hablar con sus padres de que la cena que les preparó la criada había estado deliciosa y que era una pena haberla tenido que tirar.

Había niños ricos y amados.

Muchos más de los que creía cuando era niño.

Y entre todo el caos de ganas de golpear a la gente que estudiaba ahí, la conoció.

Justo cuando estaba por rendirse, cuando creía que nunca pertenecería a un lugar así, ella lo ayudó a integrarse.
Lo postuló para el consejo estudiantil, lo alentó y amó, lo hizo sentir cómodo en un lugar donde él era el raro.

Youngmi tenía un pequeño departamento, un auto que se destartalaba cuando recorría la autopista, un salario rozando el mínimo y un trabajo extenuante.

Jungkook había encontrado alguien que no lo hacia sentir un pobre diablo.

¿Como era posible sentirse más cercano a una mujer mayor, que a sus compañeros de curso?

La recordaba con un cariño y un amor impresionante pero, como a su infancia, no le costaba ser crítico.

Youngmi lo hacía sentir un niño por primera vez en su vida, cuando estaba cien por ciento lucida, cuando llegaban a la cama, cuando tonteaban en la escuela jugando al peligro; pero también había sido el trabajo más agotador y pesado que Jungkook había tenido en su vida.