Los lobos encontraron su piedra lunar, pero no a su alfa.
Addison sigue buscando a donde pertenece. Solo sabe que, de algún u otro modo, tiene que ver con los lobos.
Tal vez... la luna le de las respuestas que busca. Aunque no será tan simple.
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Willa cumplió con su palabra. No me dejó ir a la escuela. En cualquier otro momento, hubiera estado feliz de no ir, pero hoy... lo necesitaba.
Estar en la guarida, solo, estaba matándome. Mi mente no paraba de trabajar. Esa voz, esos ojos, esa luz. ¿Quién rayos era?
Haber. Ya tenía claro que era una chica; pero la única chica con ojos azules, que yo conocía, era Addison. Pero estos ojos eran casi celestes, y mucho más luminosos.
Estaba por volverme loco. ¿Por qué no podía parar de pensar en esa voz, en esos ojos?
Necesitaba distraerme, aunque eso involucrara que Willa se enojara.
Si me apresuraba, aún llegaría para el almuerzo.
Me cambié, tomé mis cosas y fui a la preparatoria.
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- ¿Cada cuanto dicen que tengo que hacer esto? -preguntó Luke.
- Cada que sientas que vuelves a ser tú. -repitió Leo, por millonésima vez.
- Recuerda, controla tus emociones. Nadie puede saber lo que somos. Solo... estaremos aquí unos días. Hasta descubrir que es la nueva energía. -dije mientras hacía que el viento corriera a mi alrededor.
El aire avanzaba con más velocidad, mientras que de a pocos se colaba en mi cabello. Cuando este se disipó, mi cabello ya no era blanco, sino café.
Leo hizo lo mismo, solo que, en lugar de ser envuelto en aire, él se envolvió en pequeñas descargas eléctricas. Al terminar, su cabello era ligeramente más claro que el mío.
Luke ya había alterado su forma, su cabello estaba de un color negro. El problema para él, era que no sabía como volver a su normalidad, para poder usar sus habilidades.
Aunque eso no era tan malo para nosotros. Evitaríamos muchos desastres. Y el pequeño Luke no lo iba a saber, aún.
- Entonces... ¿Quién hará de hermano mayor y me llevará a la escuela? -volvió a preguntar, cuando logramos infiltrarnos en Seabrook.
