Los lobos encontraron su piedra lunar, pero no a su alfa.
Addison sigue buscando a donde pertenece. Solo sabe que, de algún u otro modo, tiene que ver con los lobos.
Tal vez... la luna le de las respuestas que busca. Aunque no será tan simple.
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Debía haber una forma de solucionar esto. Siempre había una forma. Solo teníamos que... buscarla.
- Todo saldrá bien. Sé que no puedo ayudarte con eso, pero tus amigos sí. Vamos a... encontrar lo que hay en el bosque, luego arreglaran lo que pasa contigo, y todo estará bien. Ya lo verás.
- Ojalá sea así. -dijo mientras me devolvía el abrazo.
- Créeme que sí. Luego de esto, la próxima vez que nos veamos, tu cabello estará tan hermoso como siempre. E igual tú.
- Ya te dije que no... digas esa cosas. -conformé hablaba, su voz comenzaba a apagarse.
- ¿Qué pasa? -la alejé de mi, solo para poder mirarla a los ojos.
Sus hermosos ojos celestes.
- Luego de descubrir lo que hay aquí, y encargarnos de eso... no creo que volvamos a Seabrook. Sería muy peligroso.
- ¿Qué? -susurré confundido.
- Ya hemos estado demasiado tiempo aquí. Podríamos levantar sospechas.
- Pero... ¿Qué hay de ti y de mi?
- Lo había olvidado. En verdad lo siento. Esa era una de las razones por las que no te dejaba acercarte.
- Entonces, ¿solo se irán? ¿Cómo si nunca hubieran estado aquí?
- Lo siento...
- ¿Al menos te podré ver de vez en cuando?
- No lo creo.
- Pero tenemos al aire de nuestro lado. Podrías... pedirle que te ayudara a venir. No todo el tiempo, solo cuando puedas. Por favor. No quiero dejar de verte.
- No te puedo prometer algo así. Los problemas surgen de la nada, y pueden ser en cualquier parte del mundo. Yo... no sé.
- Por favor...
- Haré lo que pueda, ¿bien? -me sonrió con tristeza.
- Aprovecharé este momento, entonces. -volví a abrazarla, dejándome apretujarla entre mis brazos.
Ella me correspondió el abrazo con la misma fuerza.
- Será mejor que... vayamos con los demás.
- Ah, sí, claro.
- Ve tú primero. Para que no sospechen que estabas conmigo. -me dijo mientras me soltaba.
- Claro.
- No olvides esto. -lentamente se sacó mi chaqueta, y me la entregó.
- ¿Es normal que no tenga tu olor? -pregunté al notar que seguía oliendo a mi, y no tenía ni un mínimo aroma diferente.
- Soy energía. No tengo un "olor".
- Ah. Cierto. Ya lo había olvidado. Bueno... nos vemos en unos minutos.
