04 │La novia de Aaron Johnson.

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Subo a mi habitación entre risas. Me fui sin comer, el olor a vomito de Jace era insoportable. Sigo sin entender como no salieron corriendo todos. Hubiera sido mejor si el estúpido de Matthew  no hubiera arruinado la broma diciendo que lo suelte, pero que va,  de todas formas, acabo vomitando. Ruego que luego con diarrea.

Llego a mi cuarto, con una sonrisa. No puedo creer que lo hice. Por un momento, me sentí un poco mal por lo que hice hace unos minutos. Quizá deba bajar y disculparme...Es decir... el intento ser gentil conmigo después de todo.

Pero ¡No! ¡La nueva yo no haría eso! ¿O sí? Me confundo esto de cambiar me está afectando. Ya veremos que sucede mañana.

Me coloco mi pijama de vacas que consistía en un short y una camisola simple, y me meto en la cama, no tarde en cerrar los ojos quedarme dormida en un profundo sueño.

Por la mañana me levanto.  No por los «rayos de sol que entraban por mi ventana»  ni por «los gritos de alguien» solo, me desperté y listo. ¿Acaso ya nadie se despierta así? Me fije en mi reloj la hora. 10:20 de la mañana.

Me estiro por diez minutos mientras intento pensar cómo demonios enfrentaré este día. Termino por pararme y vestirme con un look muy playero, shorts, una remera suelta y claro, la bikini por debajo. 

Al no haber cenado anoche, mi hambre es tan grande que podría comerme un jabalí. Salgo de mi habitación y al hacer el típico recorrido del pasillo, encuentro una puerta entreabierta.

Decido echar un vistazo...  Soy curiosa. Sé que la curiosidad mató al gato pero el gato murió sabiendo.

Por eso después tengo problemas con la gente y también por esa justificación tan sin sentido.

En la habitación están Leslie y Matthew durmiendo fundidos en un abrazo. No sabría decir si están desnudos o no, agradezco que una sabana tapara sus cuerpos.

Como sea, sí que son rápidos.

Espero que hayan usado protección. No quiero una mini Leslie corriendo por mi casa. Oh Dios, eso sería terriblemente malo, si. Si con una tengo suficiente...Mierda.

Reí al hacerme una idea de eso. ¿Leslie mamá? Claro.

Entro a la cocina y me sorprendo al encontrar a Aaron en ella. ¿Quién en su sano juicio se levanta tan temprano? Claro, Aaron Johnson. Es callado, pero es el peor de todos por lejos. Odio estar cerca de él.

Ignoro su presencia, que empezaba a ponerme nerviosa. Estaba solo en boxers. ¡Solo unos putos bóxers!

¡Maldita sea!

Tenía que tener ese cuerpazo y...

¡Ay,  ya cállate Indiana!

Mi mirada se desviaba a sus abdominales.  

Soy mujer. Solo lo recuerdo.

No digo nada, él menos. En silencio me preparo un tazón de cereales con yogurt.

—Buenos días, Indiana—me saluda sin mirarme cuando tomo asiento a su frente. Su voz casi fue sarcástica.

—¿Y ahora te sabes mi nombre?

—Siempre lo supe.

—Ajá...—murmuro sin despegar la mirada de mis cereales.

Sus ojos azules son jodidamente fuertes.

—Hace mucho que no hablamos... —comenta.

—¿Nos hablamos? —elevo la mirada y subo mis cejas.

¡Aléjense, Playboys! (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora