15 │Fiesta se dijo.

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Para las diez de la noche la gente comienza a llegar y el volumen de la música a subir. Estoy arreglándome en la habitación de Leslie pero aun así puedo escuchar todo lo que sucede en la planta baja.

Luego de una media hora en la que yo, estando ya lista me dediqué a jugar con mi teléfono mientras que Leslie terminaba sus últimos retoques, salimos de la habitación. Mi hermanastra luce majestuosa con sus zapatos de tacón dorados. Ella insistió en que unos zapatos rojos lucirían bien con mi atuendo pero no tengo ganas de pasarla mal así que me quedé con unas zapatillas Converse rojas.

Al bajar las escaleras, algunas personas se nos quedan mirando. La mayoría de las chicas llevan disfraces de enfermeras, azafatas y de gatas. Muy pocas usan algo lindo y original.

Todavía no tengo idea de que disfraces están usando los chicos. Se fueron a mitad de tarde a comprarlos y al volver, no dejaron que espiemos sus bolsas por más que hayamos insistido.

Me meto en el lio de gente, muchas caras me suenan familiares pero estoy buscando a Mason, Natalie, Chase, Nick y Dylan, mis amigos de la playa a quienes invité y me dijeron que no faltarían.

Leslie se acerca a mi y alza su voz sobre la música para preguntarme si quiero algo de beber. Niego con la cabeza y ella hace su camino hacia las bebidas alcohólicas.

No estoy particularmente ansiosa de que se repita lo de la vez pasada.

Reconozco la cabellera roja de Natalie. Me acerco a ella con rapidez antes de perderla de vista. Viste un disfraz de camarera de los años 70 que yo totalmente hubiese usado. La saludo y ella me devuelve el abrazo muy efusivamente. Me señala con un dedo a donde están los chicos.

Mase, Dylan y Nick están alejados de los parlantes y charlan. Noto también que en su conversación están Matthew y Aaron.

—Hey Indy—me saluda Mason sonriendo y deja un beso en mi mejilla. Aaron no despega sus ojos de mí, me pone incómoda.

Saludo a todos y la conversación sobre un partido de futbol continua. Aaron, por su parte, se inclina a mi oído y susurra tres palabras:

—Te ves preciosa.

Bajo la mirada y siento la sangre subir a mis mejillas. Corro rápidamente la cabeza, a pesar de la oscuridad, mis mejillas rojas como tomate son muy obvia.

Aaron viste de lo que luce ser un rey. Tiene una corona de plástico en la cabeza que es la que hace todo el chiste. Los chicos continúan hablando sobre futbol y eso me aburre. Giro y voy a buscarme la vida.

Atravieso el medio de la improvisada pista de baile porque primero, es mi casa y puedo hacer lo que quiera y segundo, no pienso rodearlos para ir a buscar a Leslie. Entre que empujo gente y me quejo de serlo, alguien coloca sus dos manos en mi cintura. Salto del susto, pero sé que es Aaron. Me giro y en vez de encontrar al chico de ojos azules, unos oscuros como la noche me reciben.

—Hola, nena.

¿Y este quien es?

—¡Suéltame!

—Hey, hey tranquila. Solo quiero bailar —sus manos intentan bajar más de lo debido.  ¿Quiere bailar? ¿Entonces por qué demonios tira de mi mano y me saca de la masa de personas haciendo exactamente lo que él supuestamente quiere hacer?

Grito cuando me acorrala en una esquina. Comienzo a patalear con fuerzas. No hay chances, ni en sueños, no. Comienzo a mirar a mis alrededores en busca de ayuda. El desconocido tiene mis muñecas sujetas entre sus manos y la pared. Intenta besarme pero inmediatamente inclino mi cabeza hacia adelante, esta da de lleno en su labio. Aúlla del dolor.

¡Aléjense, Playboys! (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora