9│Borrachos y cosas para olvidar.

135K 8K 1.2K
                                    

—¿Puedo besarte?—pregunta Aaron Johnson el mirándome a los ojos.

¿Cómo?

¿Qué clase de pregunta es esa?

—No.

—Uno y me voy.

Ojalá sea así.

—¿Para siempre?—bromeo.

—No —frunce el celo como si ni siquiera hubiese pasado por su cabeza.

—¿No quieres un beso? Esta bien—juego con él sacando capacidades para hacer esto de no sé donde dando a mi estado de ebriedad.

Se demora en procesar la información.

—No seas necia, un besito pequeño —hace una seña de pequeño con sus dedos — Y me voy.

—No—le contesto por segunda vez.

—Terca.

—Estupido.

—Fea—saca su mengua.

Woah. Para su cumpleaños debería regalarle un diccionario.

—Fácil —contraataco.

—¿«FÁCIL», ME DIJISTE?—eleva sus brazos y pone un puchero que no resulta tierno como el de un niño de cinco.

—Ya me escuchaste.

—Rubia teñida.

—Soy natural, Johnson.

No responde. Y cuando Aaron se pierde la oportunidad para largar un insulto, algo esta por suceder.

Se acerca más a mi. Intenta agarrar mi cabeza para que lo mire, pero lo tomo de sus muñecas.

—No vas a besarme—murmuro haciendo fuerza para que no me tocara.

—Sí voy a besarte—aclara acercándose mas.

La fuerza que ejerce en mi, es demasiada. Reneida, dejo caer mis débiles brazos y las manos de Aaron toman mi cara.

Cierro los ojos, esperando el ácido impacto de sus labios con los míos, sin nada mas que poder hacer. Sin embargo, nunca vienen. Aún así, lo siento a centímetros de mi cara.

Abro los ojos despacio.

—Yo...no puedo—dice mirándome directo a ellos y se vuelve para atrás soltando su agarre que por poco no me deja marca.

Qué alivio.

Me siento aún mas lejos de él.

—¿Qué caso tiene?—lo escucho bufar—. No quiero forzarte a que me bese —la ultima frase la dice en un susurro apenas audible.

Sus palabras me dejan en shock. ¿Desde cuando Johnson se comporta así? Supongo que es porque los dos estamos borrachos.

—Suficiente daño hemos sufrido, Aaron—hablo haciéndolo entrar en razón—. No somos compatibles. Nos arruinaría peor.

—Fue como una droga, me volvía cada vez mas adicto a ella y cada vez me mataba mas —comenta mi compañero de borrachera.

—Que profundo—dramatizo y por poco no pongo mis ojos en blanco—. yo también lo sentía así, o por lo menos algo parecido.

Un momento de silencio se origina entre nosotros.

—¿Te das cuenta que cuando estas borracho eres...eres mas valiente y dices lo que realmente quieres?—inquiere Aaron.

¡Aléjense, Playboys! (SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora