—¡Chris!—lo llamo mientras muevo mis piernas a una velocidad que no pensé posible. Camina en dirección hacia la playa, a puños apretados. Me pregunto por qué no decidió simplemente tomar el auto e irse lejos—. ¡Espera, por favor!—vuelvo a gritar. Sigue caminando, como si no estuviese siquiera ahí.
Mis zapatillas se llenan de arena, pero es lo último que me importa.
Cuando logro alcanzarlo, lo tomo del hombro y le obligo a girar para que me vea, para verlo. Sus ojos están cubiertos de lágrimas pero intenta retenerlas. Siento como la ira interna recorre cada centímetro de mi cuerpo, pero me auto recomiendo no sacar el enojo en este preciso instante, no es lo que Chris necesita.
Odio verlo así.
—Chris...no tienes que ponerte mal por ella —hablo rápidamente intentando remediarlo—. Es una zorra.
Inmediatamente me arrepiento de lo que dije. ¿«No tienes que ponerte mal por ella»? ¡Es su novia! ¡¿Cómo podría estar bien?! Sus ojos se llenan de rabia. Con los músculos tensados, se gira bruscamente y se aleja de mí.
Volvemos a la persecución... Ya estamos cerca de la orilla. En un muy bonito atardecer, ya que es las siete de la tarde. El paisaje combinado con la extraña paz se prestaba para admirarlo por horas, pero la situación no daba.
—Christopher, mírame —le pido enojada de su berrinche de niño pequeño. ¿Qué pretende? ¿Caminar hasta llegar a Europa? Cuando lo hace, noto unas lágrimas deslizándose por sus mejillas—. Es una cualquiera... No te pongas mal por ella—hice lo mejor que pude, no soy buena para estas cosas. Definitivamente no soy nada buena.
—¿¡Como quieres que no me ponga mal?!—grita sobresaltándome— ¡La chica que más quiero en este mundo me engaño! —siento una punzada en el pecho pero la ignoro, no es momento—. ¡Con tu primo todo este tiempo! ¡Me estuvo mintiendo, que estaba con una amiga! ¡Cuando estaba con West!
—Mira, tranquilízate —hablo de cejas alzadas— No es mi culpa, no me eches tu bronca.
¿Qué si estoy feliz porque no estén más juntos? Odio admitirlo pero sí, estoy por las nubes.
Respira profundo y asiente.
—Sé que no es fácil olvidarla, créeme, sé cómo te sientes —coloco una mano sobre su hombro.
—Indiana, nunca pasaste por esto. No sabes la mierda que siento ahora.
Humedezco mis labios.
—Piensa lo que quieras, solo te diré que se siente horrible. Ser engañado es la peor mierda del mundo. Sientes vergüenza ¿Haber creído que esa persona te amaba? Sientes enojo. Te engañaron, es común. Piensas, ¿Cómo pudiste haber amado a una persona así? —tomo aire y evito que mi voz tiemble—. Y lo peor, es que sientes el corazón roto. Destruido. Sin fuerzas. Te sientes una miserable mierda que no volverá a amar nunca más, sientes un nudo en la garganta cuando vuelves a ver a esa persona, sientes que te vas a derrumbar cada vez que hagan contacto visual... Pero si algo aprendí, es que tienes que salir adelante. No quedarte estancado en lo del pasado. Ahora, quiero que me prometas, que la olvidaras, empezaras de nuevo con una persona, serás feliz. Porque esta vida está hecha para ser feliz.
Parpadea unas cuantas veces. No dice nada, simplemente asiente. Esbozo una sonrisa.
—Tienes razón. Lo prometo —murmura luego de largos segundos.
No hesito en abrazarlo. Tarda un poco en reaccionar, pero igualmente me rodea con sus brazos.
—Gracias —murmura acariciando mi cabellera rubia.
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¡Aléjense, Playboys! (SIN EDITAR)
Teen Fiction[SIN EDITAR] Nada mejor que un verano en la playa para despejar la mente y respirar tranquilidad. O al menos eso es lo que pensaba Indiana Adams al comenzar el verano. ¿Qué iba a saber ella de los planes de su familia? Un verano con los playboys de...